Tanto el obispo como el presbítero, que tienen dentro de la comunidad personas de mil maneras de pensar, de mil procedencias, de mil opciones sociales y políticas, deben ser el padre y el acompañante de todos
El arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ha valorado como positivo «que el Gobierno español esté por abrir puertas al diálogo que Cataluña pedía y pide» y se ha ofrecido para «tender puentes para acercar a la gente, ya que todas las opciones son válidas siempre que sean respetuosas con los demás».
En una entrevista en Ràdio Estel, el arzobispo, que el próximo día 26 de diciembre cumplirá un año en el cargo, ha apelado a la construcción del «diálogo y la concordia».
«Tanto el obispo como el presbítero, que tienen dentro de la comunidad personas de mil maneras de pensar, de mil procedencias, de mil opciones sociales y políticas, deben ser el padre y el acompañante de todos», ha afirmado Omella.
Por eso, ha dicho que se siente «llamado a hacer este servicio de construir puentes para acercar a la gente, ya que todas las opciones son válidas siempre que sean respetuosas con los demás».
El arzobispo ha recordado que «hay que aceptar una sociedad plural y trabajar en esta pluralidad para el bien de todos», y ha pedido a las administraciones y a los políticos que «también tengan esa mirada».
El prelado ha revelado que durante este último año se ha reunido con representantes y dirigentes de todo el espectro político de Cataluña: «los amo y pienso que ellos también han tenido una buena acogida por mi parte, sabiendo que unos y otros están expuestos públicamente a muchas críticas, pero les hemos de mirar con caridad y amar porque gastan muchas horas para construir una sociedad más desarrollada, moderna, en comunión y fraternidad».
Omella ha destacado, como factor positivo de diálogo, el hecho de que «el Gobierno español esté por abrir puertas al diálogo que Cataluña pedía y pide» y se ha ofrecido para ser «constructor de puentes» en todos los ámbitos de la Iglesia y de la sociedad.
Sobre el futuro inmediato de la Basílica de la Sagrada Familia, el arzobispo ha anunciado que, desde «la voluntad de que no se quede sólo en un lugar museístico», está estudiando en el marco del Consejo Presbiteral y Pastoral «cuándo y cómo se puede empezar a celebrar de forma regular las eucaristías cada domingo».
Omella ha calificado el templo de Gaudí de «gran tesoro para Barcelona y para el mundo».
De su primer año de mandato en el arzobispado, Omella ha resaltado que se ha sentido «acogido como uno más de esta sociedad y de esta Iglesia de Cataluña y de Barcelona, casi como si hubiera nacido aquí».
Aunque ha reconocido que a menudo añora las misiones en África, donde trabajó con los Padres Blancos, el arzobispo ha recordado que su misión actual «está ahora en Barcelona».
El arzobispo de Barcelona ha defendido que los creyentes de la archidiócesis sean «una comunidad acogedora con los extranjeros, los refugiados y los pobres, pero también con las personas que no creen en Dios».
Omella ha denunciado que «muchas familias viven en la precariedad económica y, sin embargo, somos el país que menos presupuesto dedica a la familia, célula básica de la sociedad».
(RD/Agencias)