Desde el principio hubo problemas. Es un prepotente y un soberbio. Lo único que le gusta es el dinero
(C. Doody/Agencias).- «Pido perdón ante todos ustedes por mi error en negar la comunión a una feligresa de esta parroquia». Esa ha sido la disculpa que ha ofrecido este domingo el cura de la localidad ciudadrealeña de San Carlos del Valle que prohibió comulgar a una mujer de la localidad que había decidido recortar sus donativos a la Iglesia.
«Pido perdón también a los que han sido afectados por mi proceder y hago propósito de enmienda. No volverá a suceder». El sacerdote en cuestión, Miguel Palomar, ofreció estas palabras al final de su homilía después de que el pasado martes más de un centenar de vecinos de San Carlos del Valle se concentraran en la Plaza Mayor para pedir al Obispado que sustituyera a su párroco.
El motivo inmediato de la concentración fue que Palomar había negado la comunión en al menos tres ocasiones a una adinerada feligresa suya, Ramona María del Pilar Álvarez. Cuando murió su hermano, Ramona decidió destinar los 6.000 euros anuales que éste daba a la Iglesia a dos ONGs. Motivo por el que, dice, el cura ha mantenido desde entonces esa actitud poco generosa hacia ella.
Pero el chantaje de Palomar con Ramona no ha sido el único motivo del enfado del pueblo con su párroco. Ya antes de la manifestación, en la misa del día 8, el medio centenar de fieles que estaba congregado en el templo salió en señal de protesta no solo por su negativa a dar la Sagrada Forma a Ramona, sino también por su falta de sentido pastoral en general. Entre las alegaciones que se han formado en su contra desde que llegó al pueblo hace ya una década, destacan las recogidas por El Español: «Olvida las fechas de las bodas, se queda dormido cuando ha de oficiar un funeral o se muestra reticente a celebrar la comunión de los niños si sus padres no son de su cuerda».
«Desde el principio hubo problemas. Es un prepotente y un soberbio», dijo el alcalde, el socialista José Torres. «Lo único que le gusta es el dinero». Por esa razón y otras, explicó, los vecinos siguen buscando la salida de Palomar del pueblo. Por el momento, no obstante, denuncia que el Obispado de Ciudad Real -pese a tener conocimiento de la falta de sintonía entre cura y pueblo desde hace años- solo «les dan largas». «El Obispado de Ciudad Real debe tomar medidas antes de que ocurra algo más grave, porque cada vez menos gente va a la iglesia», subrayó el regidor.