Vamos a hacer todo lo posible para que nos reciban en el Obispado de Lugo y no cejaremos en nuestro empeño
Los vecinos de Friol y Guitiriz contrarios al traslado a Ribas de Sil y Quiroga de su cura, José Ramón Pérez García, retomaron sus protestas este domingo en Roimil. La iglesia de ese núcleo friolés acogió a las 12.00 horas, con motivo de la misa, una concentración para reclamar al Obispado que rectifique y mantenga al sacerdote en su actual destino.
Los manifestantes dicen que no volverán a ir a las iglesia hasta que el Obispado los reciba y también anuncian que, mientras la situación no cambie, tampoco colaborarán con el clero, ni con aportaciones económicas ni ayudando en la limpieza de los templos.
«Si hace falta llegaremos al Vaticano», decía ayer una vecina en la manifestación, en la que participaron un centenar de personas -entre ellos el alcalde popular de Friol, José Ángel Santos- cantando y gritando consignas. «Vamos a hacer todo lo posible para que nos reciban (en el Obispado de Lugo) y no cejaremos en nuestro empeño», expresaron los manifestantes.
Mientras se estaba produciendo esta protesta en Roimil, el objeto de las reclamaciones de los manifestantes, el cura José Ramón Pérez, se estaba preparando para decir misa en su nuevo destino, en la iglesia de San Clodio. «Ya les dije desde el principio que son decisiones imposibles de cambiar, pero agradezco su cariño», dijo el sacerdote al llegarle noticias de la manifestación de sus anteriores feligreses. También aludió a su traslado controvertido en su sermón.
«Fue hace dos meses cuando el obispo me llamó para comunicarme que iba a trasladarme a este nuevo destino, y empecé a pensar que no me agradaba», afirmó el párroco. «Pero como siempre pongo la confianza total en las manos de Dios y llego a este nuevo lugar con ilusión y diciéndoos que soy un vecino más».
Da la casualidad de que muchos en la parroquia de San Clodio también están de luto por haber tenido un gran apego al cura al que Don José Ramón ha venido a reemplazar. Como tal el nuevo párroco no pudo más en su homilía que recordar a su antecesor. «Los amigos no desaparecen, y ésta sigue siendo su casa, que siempre tendrá las puertas abiertas y a la que podrá venir a celebrar cuando quiera», fueron sus palabras en este sentido.