"Daniel" explicó que tardó en denunciar porque estaba anulado por el padre Román, comportamiento que comparó con el que sufren las víctimas de violencia de género
La Audiencia de Granada reanuda este lunes el juicio por el conocido como caso Romanones en el que la Fiscalía pide nueve años de cárcel para el sacerdote acusado de un delito de abuso sexual continuado con acceso carnal con dos únicas sesiones centradas en testigos y peritos antes de un nuevo receso judicial.
La Sección Segunda de la Audiencia de Granada retomará a las 9.30 horas de mañana el juicio del caso Romanones, que comenzó el pasado lunes, con catorce testigos citados por la defensa del único acusado, el padre Román, que en la primera sesión negó con rotundidad cualquier abuso y proclamó su inocencia.
El caso se abrió después de que un joven que ahora tiene 27 años pusiera los hechos, ocurridos supuestamente cuando contaba entre 14 y 17, en conocimiento de la Fiscalía andaluza en octubre de 2014, y sobre los que llegó a pronunciarse el Papa Francisco.
En las cinco sesiones celebradas esta semana han declarado los sacerdotes y laicos que estuvieron inicialmente investigados y sobre los que se archivó la causa al haber prescrito cualquier delito, junto a testigos que han dividido sus declaraciones entre la negación absoluta de comportamientos sexuales entre el grupo y los indicios de cariño excesivo del acusado.
El joven que denunció, que declaró el miércoles durante unas cinco horas, consideró que el comportamiento del grupo era similar al de una secta, reiteró que sufrió vejaciones y violaciones y explicó que tardó en denunciar porque estaba anulado por el padre Román, comportamiento que comparó con el que sufren las víctimas de violencia de género.
La última sesión del juicio, que se celebró el viernes, estuvo protagonizada por el arzobispo de Granada, Javier Martínez, que aseguró que jamás tuvo constancia de «la menor sospecha» de conductas sexuales inapropiadas por parte del padre Román, del que dijo que formaba junto a otros curas un grupo «hermético», y que no le ofreció facilidades para tapar lo denunciado.
El prelado explicó además que recibió «muchas quejas» de los procedimientos pastorales por la «forma de ser» del cura acusado, aunque aseguró que «jamás» tuvo la menor sospecha de conductas de índole sexual inapropiadas.
El próximo martes testificarán en la sala ocho de los catorce peritos para que el juicio se retome el 20 de marzo con otros seis peritos y concluya con las conclusiones finales de las partes un día después.
El fiscal encargado de la causa, Francisco Hernández, expondrá entonces si mantiene la petición de nueve años de cárcel para el sacerdote por abusos sexuales continuados al denunciante, la modifica atendiendo a las declaraciones o incluso retira los cargos contra el padre Román.
La acusación particular atribuye al procesado tres delitos de abuso sexual, con una petición de penas de veintiséis años de prisión, y la defensa del sacerdote ha solicitado su libre absolución.
(RD/Agencias)