La elección de los miembros del Comité Ejecutivo será clave para esa Iglesia sinodal y descentralizada que propugna Ricardo Blázquez
(Jesús Bastante).- Los obispos tenían una deuda pendiente con Ricardo Blázquez, que esta mañana han saldado. El hoy cardenal de Valladolid fue elegido en 2005 por el sector moderado para liderar la oposición al poder omnímodo del cardenal Rouco Varela. Pocas semanas después, Benedicto XVI fue elegido Papa. A los tres años, el entonces «vicepapa» regresó, a lo grande, para permanecer al frente de la Casa de la Iglesia otros dos trienios.
Ahora, los obispos renuevan su confianza en Blázquez para otro trienio. Un Blázquez que, curiosamente, también fue elegido después de la elección de otro Papa, en este caso Francisco. Y que simboliza como pocos el deseo de cambio para la Iglesia española. Tras el resultado de la votación de sondeo (adelantada por RD), no hubo sorpresas en la Presidencia, y Blázquez fue elegido en primera votación, con 52 votos, cardenal Antonio Cañizares con 20 votos y el cardenal Carlos Osoro con 4 votos.
El programa del renovado presidente del Episcopado para los próximos años está anclado en dos patas: la primera, como esbozó en el discurso inaugural de la Plenaria, la tarea de «prolongar la onda expansiva del Concilio Vaticano II», promoviendo, también en la Casa de la Iglesia, la sinodalidad y la descentralización. En este sentido, el gobierno se presenta mucho más repartido, con Blázquez, Cañizares, Osoro y Omella (atentos a los posibles guiños con el desafío catalán en el horizonte) trabajando en común.
La segunda, proponer a la sociedad española el eje aprobado en la instrucción pastoral «Iglesia, servidora de los pobres», sin lugar a dudas el documento más «franciscano» de todos cuantos han aprobado los obispos españoles en los cuatro años de Pontificado de Bergoglio y que, hasta ahora, ha pasado prácticamente desapercibido.
Aclarada la cuestión de la Presidencia, se supo la vicepresidencia, que recaerá en Cañizares, con 45 votos, seguido de Osoro, con 28, y Omella, con 3. Ahora, resta la composición del Comité Ejecutivo, máximo órgano de decision y clave para esa Iglesia sinodal y descentralizada que propugna Ricardo Blázquez.
Cuatro nombres se dan por seguros: los cardenales Blázquez, Osoro y Cañizares, así como la presencia del arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. Restan, pues, tres plazas. La opción aperturista aboga por la presencia del arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez; la de Ginés García Beltrán, obispo de Guadix; y alguna «concesión» al sector más conservador, que podría estar personificada en Fidel Herráez, Jesús Catalá o, incluso, Jesús Sanz. Este sector intentará colocar al menos a dos de estos nombres en el Ejecutivo.