Sintomatología nerviosa con ansiedad

Psicólogas dicen que el denunciante veía al cura Román como a un padre

Dicen que los hechos le provocaron secuelas en su sexualidad y sus creencias religiosas

Psicólogas dicen que el denunciante veía al cura Román como a un padre
El cura Román, en el banquillo

El juicio terminará mañana con las conclusiones definitivas y la exposición de cada una de las partes en la causa

Las peritos psicólogas del Instituto de Medicina Legal de Pamplona han considerado hoy que el denunciante de abusos sexuales continuados consideraba al único acusado, el padre Román, como su guía y padre espiritual, que optó por «apartar» los abusos de su mente y que los revivió tras la denuncia.

Lo han hecho durante la penúltima sesión del juicio que se celebra desde el pasado 6 de marzo en la Sección Segunda de la Audiencia de Granada con el padre Román como único acusado, para el que la Fiscalía solicita en su escrito provisional nueve años de cárcel.

Las peritos han explicado que realizaron su prueba con los informes de la causa y varias entrevistas y que el denunciante, que ahora tiene 27 años, presentó una situación de «ambivalencia» por una situación traumática y sus creencias religiosas.

En su trabajo con el denunciante, el joven describió al sacerdote como una persona «cercana y de confianza», porque lo consideraba «como un padre», un guía espiritual al que decidió denunciar cuando su traslado a Pamplona le proporcionó «fuerza» por la distancia física con Granada.

Han relatado que el denunciante tuvo una sintomatología nerviosa con ansiedad, reexperimentación de los hechos y «en menor grado» depresión y que los hechos le provocaron secuelas en su sexualidad y sus creencias religiosas.

«Es un referente para él muy importante, con una dependencia», han interpretado, antes de decir que el denunciante sufrió una «ambivalencia» generada por sentimientos en los que «luchaba por creer», pero sufre desconfianza ante los sacerdotes.

Las forenses psicólogas han considerado que durante años realizó una «disociación» de los hechos por la que el denunciante vivía sin pensar en los abusos que relató años después y han recordado que no se trataba de una pareja sino de «un padre espiritual con una diferencia significativa de edad y de madurez» entre denunciante y acusado.

Una de las pruebas recogió que no presentaba la presunta víctima alteraciones ni patologías, aunque las forenses sí detectaron una exageración de los síntomas y que el joven «se dejaba llevar por su guía espiritual, que marcaba cómo tenía que ser su sexualidad».

Otro perito psiquiátrico contratado por la defensa del único procesado ha considerado que las conclusiones vertidas durante el juicio por peritos periciales que analizaron la credibilidad de los dos protagonistas ha considerado que realizaron un análisis de conducta sin metodología adecuada ni base científica y un alto porcentaje de error.

Ha apuntado que no existe forma de comprobar si alguien miente, ha considerado que el joven pudo relatar «falsos recuerdos» y ha incidido en que el denunciante declaró «lo más escabroso, las posturas, pero no ofreció un relato», y que expuso conceptos como «lavado de cerebro» con frases «altamente incompatibles» con los de una persona traumatizada.

El juicio terminará mañana con las conclusiones definitivas y la exposición de cada una de las partes en la causa. (RD/Agencias)

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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