El legado que Alberto Iniesta deja a una Iglesia que quiere seguir por los caminos del Concilio Vaticano II, en la línea que marca la "Gaudium et spes" y que sigue, asimismo, la línea que Francisco, también hoy, está marcando
(Jesús Bastante).- Alberto Iniesta, el recordado obispo auxiliar de Madrid, hubiera disfrutado como nadie con el pontificado de Francisco. El obispo de Vallecas será homenajeado este sábado en el Colegio Ciudad de los Muchachos (Puente de Vallecas), con una jornada que culminará con la presentación del libro «Alberto Iniesta, la caricia de Dios en las periferias» (Herder), editado por Emilia Robles. Ella y Julio Pinillos nos acompañan para hablar de la memoria de Iniesta.
Vamos a hablar de un buen amigo de la Iglesia española, no siempre reconocido. Se trata de Alberto Iniesta, el histórico auxiliar de Madrid desde tiempos de Tarancón.
E: Sí. Llegó en el 72.
J: Con sede en Vallecas.
El obispo de los pobres de Vallecas.
J: Efectivamente.
El día 25 de marzo hacéis un encuentro- homenaje en su memoria. Contadnos.
J: Como Emilia es la que ha hecho la compilación en el libro, su palabra va a ser más importante en cuanto a los datos.
Yo, estoy en el origen. Esta convocatoria es de mucha gente de Vallecas, de Madrid, e incluso de gente fuera que nos ha preguntado. La convocatoria es de los amigos de Alberto que han tenido una resonancia, y han ido juntando las voces.
Quiero decir cuál fue la inspiración para organizar este homenaje. El día 3 de enero de 2016 muere Alberto. El día 4, era el funeral. Yo estaba en la capilla acompañando a Alberto, que estaba en la caja, con la mitra y el báculo a un lado. Ya estaban envejecidos por falta de uso. Al verlos así de gastados, con poco significado, pensé: Alberto, cuántas cosas tenemos que agradecerte.
Era mi oración: cuánta gente, de Vallecas, de Madrid, de España y de fuera, tendrá que agradecer tu paso como obispo, como creyente, como ciudadano. ¿Será verdad que esto tomará cuerpo?…
En ese momento estábamos tres personas allí. Había otra mujer, una religiosa de Vallecas, que hoy tiene creo 93 años y ha dedicado toda su vida a este barrio. Sor Margarita. Y, hasta hoy, ella ha estado siempre en los límites Vallecas, que ya es un poco límite de por sí.
Era muy amiga de Alberto. Nos cruzamos al pasar a la nave central y le dije: Margarita, he estado pensando esto. ¿No te parece que sería bonito que Alberto tuviera una memoria. Que el legado de Alberto fuera lo que estuviera presente en los próximos años en Vallecas, incluso fuera, en años sucesivos?
Ahí me quedé. A los dos días pensé ¿a quién llamo? Y decidí que a Martín Valmaseda, que era un gran amigo y colaborador de Alberto. Le llamé, porque estaba en Guatemala, y me dijo: Julio, una idea genial. Sería bueno que se continuara la asamblea, que no fue, pero que ya estaba hecha.
Te refieres a la I Asamblea de Vallecas, en el 74.
Sí. Que fuera como un mensaje de que Alberto y los 150 grupos que habían trabajado, habían dejado un estudio muy serio.
Es un poco el germen de las jornadas del sábado 25.
Yo solo hablo de lo que fue la inspiración. Luego hablé con curas y parroquias que estaban muy cercanos a él, y con compañeros sacerdotes del foro de curas. Lo presenté, y entre todos decidimos llevarlo adelante.
Este «adelante», es muy importante que sea un adelante «abierto», algo que tuvimos muy claro desde el principio. El perfil que queremos que se recoja es, que sea toda la memoria. No, pequeños retazos. Y en una reunión que se convocó en San Carlos Borromeo, fue donde arrancó, donde se empezó a lanzar entre todos.
Para mí, es importante con qué mirada de respeto y de agradecimiento arranca esto. Y en qué medida se fue abriendo.
Ahora, es Emilia que tiene muchos más datos. La que puede hablarnos mejor del proceso para dar el perfil de la convocatoria y de cómo se va a desarrollar el día 25.
Háblanos entonces, Emi, de la jornada de reflexión: «La memoria y el legado de Alberto Iniesta para la Iglesia de hoy». ¿Dónde, cuándo, cómo, quiénes?…
E: Va a ser el 25 de marzo. Se eligió la Ciudad de los Muchachos, precisamente, porque fue donde el 15 de marzo del año 74, fecha del origen y que era sábado, se iban a juntar los 200 grupos (grupos de base, de parroquia, movimientos juveniles y asociaciones del barrio), en asamblea.
Habían estado trabajando durante un año y medio recogiendo datos, a partir de las propias realidades (personales, sociales, eclesiales), para, con todos ellos, ver hacia donde iban a dirigir sus pasos en la construcción de una sociedad más justa y más humana, de una Iglesia más al servicio de todo eso y más evangelizadora.
La reunión fue suspendida por orden gubernativa. La gente que iba llegando allí ese día, se encontró con que les pedían el DNI. Alberto Iniesta, se quedó hasta el final; se podía haber retirado porque la policía le dijo que se fuera. Él insistió en quedarse, para despedir a toda la gente que llegaba. Con esto, garantizaba que la gente no fuese detenida y que les fuera devuelto el DNI.
El tema de elegir la Ciudad de los Muchachos es por eso, sin embargo, es una reunión amplia. Y no tiene más pretensión que recuperar el espíritu de aquella asamblea. No significa que desde aquí, vaya a continuar esa asamblea, porque no somos representativos, los que nos vamos a encontrar allí.
Somos representativos de gente que quiere recuperar la memoria. Y no solo la memoria nostálgica, sino el legado que Alberto Iniesta deja a una Iglesia que quiere seguir por los caminos del Concilio Vaticano II, en la línea que marca la «Gaudium et spes» y que sigue, asimismo, la línea que Francisco, también hoy, está marcando.
Es una convocatoria sencilla, nadie ha querido firmar, ni como grupo. Lo importante es que todos nos sintamos convocados.
¿Cómo se va a desarrollar el acto?
E: Por la mañana va a tener lugar una acogida; vamos a hacer una oración, se recitará algún poema también, de Alberto.
Luego va a haber un trabajo de grupos, en torno a tres preguntas básicas: qué evocamos de la figura de Alberto Iniesta. Qué nos aporta, para la Iglesia hacia la que queremos caminar. Y la tercera, que va más en situarnos en la realidad actual: Que sería. Con qué realidades, sociales y eclesiales, nos encontramos hoy y cómo encaminarnos con gozo y esperanza, en la línea que también Alberto apuntaba.
Luego vamos a hacer una comida compartida. Y por la tarde, habrá una presentación de las conclusiones de los grupos. Después, la charla de Jose María Castillo, que además conocía bien a Alberto y nos podrá contar muchas cosas interesantes de la época, y además, hacer una reflexión teológica y pastoral.
Por último, presentaremos este libro.
Un libro publicado por Herder y editado por ti, cuyo título es «Alberto Iniesta, la caricia de Dios en las periferias» en el que has compilado un conjunto de escritos de Alberto y donde hablan sobre él las personas que le conocieron. Entre ellos está Nicolás Castellanos, que también participa en la mesa redonda posterior. También Luís Aranguren, Pepe Lorenzo, el compañero de Vida Nueva… Vida Nueva, sin Alberto Iniesta, no se entendería.
J: Buscábamos su línea de pensamiento. A tres personas que dijeran el pensamiento desde el obispo, el pastor, el teólogo y el ciudadano en Vallecas…
Son Nicolás Castellanos, Antonio Ávila, y Sixto Rodríguez.
J: Eso es. Y luego, añadir testimonios (creo que hay 15 diferentes), con retazos de la vida de Alberto.
También, sus propios escritos, tanto en prosa cuanto en verso. Lo que él llamaba una prosa poética. Y hay un prólogo y un epílogo, preciosos.
Se titula «Alberto Iniesta, la caricia de Dios en las periferias». El término «periferias» no lo ha inventado el papa Francisco, aunque sí que lo ha puesto sobre el tapete. ¿Por qué esas tres palabras: caricia, Dios y periferias, en la vida de Alberto?
E: Empiezo por las periferias, concretamente, a qué nos referimos aquí. Cuando pensábamos «periferias», pensábamos en el extrarradio de las ciudades. La palabra, quiere decir todo lo que está alejado del centro. Lo que está alejado también de lo más establecido. O de la norma.
En cualquier organización hay dos movimientos. Uno, que es centrípeto y se refiere a la organización, a cuidar las normas. Y otro centrífugo, para que eso salga hacia afuera. Para conseguirlo, a veces hay que traspasar líneas que son un poco conflictivas.
Alberto, supo estar en las periferias. En las del barrio, en los pueblos que tenía él en la vicaría en ese momento. Y también las de la gente pobre que habitaba en las «casa bajas». Las de los chicos, cuando ya empezaba el problema de la toxicomanía. Él supo siempre estar ahí. Con la gente que estaba en la cárcel y con la que estaba en las periferias de la Iglesia. Con las comunidades de base, con los curas obreros, y cuando surgieron los primeros conflictos de celibato sí o no…
Siempre estuvo acompañando, como un pastor amoroso y cariñoso. No rompía nada, pero dejaba hacer. Respetaba. Escuchaba.
Hubiera disfrutado con la primavera de Francisco.
E: Desde luego. En ese sentido, se adelantó.
Y lo de la caricia, es porque a cada persona que preguntas por Alberto, lo que te resalta de él, es su ternura. Era un hombre afable y cariñoso. Siempre cercano. Ya no solo era lo que te decía, sino cómo estaba con la gente, desde los más sencillos.
Y lo de Dios, porque de alguna forma, aunque no podemos ver a Jesús, él lo hacía presente a través de esa ternura y ese compromiso. Porque fue un hombre que se arriesgó mucho, en la sociedad y en la Iglesia.
J: En este punto, quisiera decir dos cosas, que son testimonios directos de esta ternura en la capacidad de escucha.
Reflexionando sobre Alberto, sobre qué resalto de él, pienso que hay mucho donde elegir: el profeta, el místico, el ciudadano que sabe estar… Y me decanto por el escuchador, el dialogante. Como decía Emilia, si había una ley, no se la saltaba. Pero escuchaba de tal manera, que permitía que se interpretara que hay caminos que hay que ir abriendo.
Como el estilo de Jesús.
Claro. Y voy a ponerte un ejemplo: año 83-84. Ya habíamos cambiado de presidente de la Conferencia Episcopal, estaba Suquía.
Era un momento que no era fácil para los curas obreros. Alberto, estaba en ese umbral. Hay gente que se ha ido a las fábricas, a la mina y a los hospitales a trabajar. Entienden que la misión presbiteral se puede y se debe desarrollar en muchos sitios: en el templo, en los despachos, y sobretodo, en salir a la calle y estar con la gente.
La opinión dominante hacia esta actitud estaba en contra. El Vaticano, no abría las puertas a esto, porque pensaban que iba a traer una ideología negativa, una pérdida de espiritualidad. Cosa que no ha sido así.
Yendo a Alberto, en ese momento, hay unos cuantos que estamos en esta brecha. Entendemos que hay una ambivalencia entre aceptar o no aceptar, oficialmente. Sabemos que hay una negativa de parte del Vaticano y que el episcopado francés está luchando mucho en esto… Le preguntamos a Alberto qué le parecía. Él escucha, y dice: «Los curas obreros sois pioneros de lo que necesita la Iglesia; la salida a la misión. Sois la guía. La pregunta, no debería ser si tiene que haber curas obreros y pastoral obrera. La pregunta sería, en tal caso, si tiene que haber curas burgueses y pastoral burguesa».
Me parece de una finura…, sin despotricar, que merece la pena contarlo para que se entienda su manera de ser y de hacer. Saber escuchar, esa era su principal virtud, para mí.
Planteamos la idea de que habría que ofrecer la posibilidad de no obligatoriedad de que todos los sacerdotes tuvieran que ser célibes. Que tenían que surgir, desde las comunidades, otras maneras de presbítero.
No me dijo enseguida «esto es así», pero de tal manera escuchó, que dijo: este camino alguien tendrá que abrirlo en la Iglesia. Porque es un camino que la Iglesia agradecerá. Más tarde, me lo dijo Casaldáliga en Brasil. Y Castellanos. La Iglesia necesita abrir un camino que está cerrado desde hace un tiempo, y que no es definitivo.
Emi, Julio, por qué da siempre la sensación de que en la Iglesia española, a diferencia de otros sitios y de lo que está pasando también en Roma, obispos como Alberto Iniesta, no solo son una excepción, sino que ya casi ni se sueñan. Dónde están los Iniesta que necesitaría hoy el papa Francisco para España? Porque en la época en la que Iniesta empezó a trabajar, hay un grupo de obispos que acompañan una serie de cambios. Pero ahora, que estamos en otro momento de revitalizar el Concilio, la Iglesia sinodal y descentralizada (como ha dicho Blázquez en el discurso de apertura de la plenaria), es muy complicado encontrar obispos, y si me apuras, candidatos al episcopado, que se parezcan a ese modelo.
J: Yo me imagino que hay obispos que están en un talante diferente. Quiero resaltar que Alberto supo estar a la escucha de lo que estaban pidiendo los tiempos. ¿Hoy hay gente? Yo confío en que sí.
Confío en que el Papa está animando, y hay gente que está escuchando. Hay obispos que están escuchando, en un momento de fidelidad a la escucha. Así era Alberto. No forzaba nunca y sabía estar dentro de la comunidad. Sabía escuchar y dejar crecer, con responsabilidad. Era de una sensibilidad tremenda.
E: Lo que dices, yo lo he pensado muchas veces. Obispos como Alberto Iniesta, encontré muchos en la Conferencia Episcopal española de esa época concreta. Pero también, cuando he ido a Brasil. O a lugares de América Latina, donde era mucho más fácil encontrarte con esa cercanía, y ese sentirse parte de la comunidad.
Creo que en parte tiene que ver con la historia española. Con cómo se ha situado la jerarquía aquí. Con, que ha habido pactos Iglesia-Estado. Y la división, la fractura que ha habido a veces, social, que nos está influyendo y que provoca avances y retrocesos.
Pero creo que también tiene que ver con cómo se recibió el Concilio Vaticano II. Pienso que hay un antes y un después de cómo la Iglesia se ve a sí misma antes y después del Concilio.
La Iglesia que se ve después a sí misma como pueblo de Dios, misterio, comunión, sacramento del reino, tiene que dar lugar necesariamente a otra forma de ser obispo. Y eso está considerado incluso en la primera tradición, que los obispos van evolucionando.
Sí. Pero hoy, cuando supuestamente tenemos otra vez el viento de cola para poder seguir avanzando, ¿dónde encontrar a Alberto Iniesta en la Iglesia? ¿Cómo lo canalizamos, dónde y con quién?
E: Creo que estamos viviendo una situación de tránsito, que necesitamos un tiempo. Y esta situación de tránsito, la achaco a cómo ha estado la Iglesia a nivel institucional durante unos años, los del pontificado de Juan Pablo II.
Aquí ha estado, primero Suquía, luego el cardenal Rouco, y los seminarios han funcionado, también, de una manera determinada. Eso no se arregla en dos días por mucho que el Papa, ahora quiera empujar en otra dirección.
Confío en que este nuevo soplo, que es como una renovación del Vaticano II, incluso yendo un poco más allá en una línea conciliar, va a ir emergiendo.
Es verdad que ahora mismo no lo podemos ver. No vemos todavía esta fuerza, este empuje, esta parresía que se dice de los profetas que se arriesgan y que hablan sin pelos en la lengua. El germen está ahí. Y estamos viendo, como dice Julio, unos perfiles más dialogantes. Más moderados. Lo otro, será cuestión de tiempo.
J: A mí me tocó estar el otro día con el obispo de Palencia, que es mi obispo. De todo lo que has preguntado, para mí, hay una respuesta. Hay gente, y yo ahí, tengo un ejemplo.
Es la primera vez que hablo con él, y es un ejemplo de aliento. Qué empuje,me recordaba a Alberto. Y como Nicolás, por supuesto. La primera vez que estoy con él veo que hay una gran acogida y una gran cercanía a los planteamientos que hacemos. Tres horas y media charlando a tope, de todo. Con ánimo de esperanza.
Yo confío, como dice Emilia, en que el soplo va surgiendo. Pero 40 años, no se cambian de pronto. No seamos ingenuos.
Tampoco la sociedad es la misma y su percepción respecto a la Iglesia, ha cambiado radicalmente.
E: Claro. Por eso, yo creo que es muy interesante, cuando antes se decía: «es que los medios de comunicación están en contra de la Iglesia, nos persiguen». Y ahora, vemos en diversos medios de comunicación lo que dicen del Papa y cómo re-enfocan la Iglesia.
La Iglesia española no está en la posición confrontativa y sectaria que ha estado durante algún tiempo. Y los medios están transmitiendo una imagen mucho más positiva.
Con lo cual, si la Iglesia quiere ser signo, necesariamente tiene que cambiar y abrirse en esa dirección. Si no, se quedaría en una secta, aunque eso sí, muy potente y muy consolidad, pero no sería levadura en la masa.
J: Esto se ve muy reflejado en el libro, aparte de en los testimonios, en los intervinientes de cuál era el momento de Alberto y cómo se debe tender hacia ese momento por las características de hoy. Se ve en lo que dicen Castellanos y Antonio Ávila en el libro, que a nivel de pensamiento, tienen un trabajo fenómeno sobre lo que significa este hombre como pensador, como obispo y como teólogo. Y en lo que nos dirá, imagino, Castillo cuando venga.
Pero creo que se está alentando, en medio de una marea, aunque hay mucha resistencia. En el libro va a salir mucho de todo esto.
E: Aparte del libro, que se podrá leer, esta mañana estaba pensando cómo explicar hacia qué Iglesia empujaba Alberto, y cómo explicar lo que perjudica eso.
Hay un artículo, que invito a leer porque se encuentra en internet. Camilo Maccise era un religiosos carmelita que falleció hace poco. Estuvo colaborando mucho con nosotros en Proconcil.
Escribió un artículo, que se llama «La violencia en la Iglesia», donde explica esa violencia, que se da por tres movimientos: el centralismo, el autoritarismo y el dogmatismo. Pues, justo de eso, no pecaba Alberto Iniesta y fue víctima de esa violencia.
«Memoria y legado de Alberto Iniesta para la Iglesia de hoy». Así se llama la convivencia que tendremos el 25 de marzo por la mañana, en el colegio «Ciudad de los Muchachos». En el puente de Vallecas, la cuna donde nació todo.
También aprovecharemos para presentar el libro «Alberto Iniesta, la caricia de Dios en las periferias», editado por Emi y publicado por Herder.
No solo es un recuerdo nostálgico, como decís al final de la contraportada: «El objetivo de este libro, no es recordar de manera nostálgica e idealizada su persona, sino actualizar su mensaje y su testimonio, porque la aventura del evangelio sigue abierta, y la memoria de la entrañable figura de Alberto puede ser luz y guía en nuestro caminar como discípulos misioneros».
J: Antes de acabar, quería apuntar a quién va dirigido todo esto. Vallecas tiene mucha importancia. Pero Madrid también la tiene, porque hay mucha gente de distintas áreas que pedido participar y colaborar.
Cuando presenté la idea en el congreso de Teología, en nombre del grupo preparador, resaltábamos que tenía que ser una convocatoria de ámbito estatal. Hay gente de otras provincias y otras diócesis que están caminando hacia acá.
El propio José María del Castillo, viene desde Granada.
E: Principalmente, yo creo que es algo de la diócesis de Madrid. Y además, quiero decir que esto trata de ser algo inclusivo; se ha invitado a todas las vicarías y a las delegaciones episcopales. También y personalmente, al cardenal arzobispo de Madrid, don Carlos Osoro. Nos gustaría contar, si no es con su presencia directa, sentirle un poco en ese espíritu de comunión, que era el que alentaba a Alberto Iniesta.
Esperemos que sea un éxito, y lo contaremos. Muchas gracias a los dos.
J: Nos veremos a la vuelta.
E: Gracias a vosotros.