Velaremos (desde el Consell de Mallorca) para que el monasterio de Santa Elisabet y otros bienes histórico-artísticos sean respetados y conservados
(José M. Vidal).- Además de presidente del Consell de Mallorca, Miquel Ensenyat se declara «católico de izquierdas», porque «una cosa es consecuencia de la otra», dice. También asegura que el conflicto entre las monjas Jerónimas y el obispado por la titularidad del monasterio de Santa Elisabet resta «credibilidad» a la Iglesia de Mallorca, que «necesita un pastor más que un administrador». Denuncia, asimismo, que a la jerarquía le queda «mucho camino por recorrer en el reconocimiento de los derechos del colectuvo LGBT».
No es habitual en nuestro país un político (en este caso, presidente del Consell de Mallorca) que sea teólogo. ¿Dónde estudió teología y por qué?
Estudié teología como paso previo para ser ordenado sacerdote. Estuve en la congregación mallorquina dels Missioners dels Sagrats Cors, conocidos popularmente como els frares de Lluc. Hice el postulantado, el prenoviciado, el noviciado en el Santuario de Lluc y cuatro años de carrera de teología. Hice una interrupción y no terminé.
Suele usted declararse católico de izquierdas. ¿Le cuesta conjugar los dos términos? ¿La gente se extraña de que los conjugue?
Precisamente, uno es consecuencia del otro. Soy de izquierdas porque soy católico. Sé que a alguna gente le puede extrañar pero a estas alturas de mi vida… repito, una cosa es consecuencia de la otra. Lo cual no significa que no sea crítico o muy crítico con determinados planteamientos de la Iglesia Católica.
¿La Iglesia católica, con el Papa Francisco, está realizando una pasada por la ‘izquierda’? ¿Siente más cerca al Papa actual y de sus tesis socio-políticas y económicas que de las del PP, por ejemplo?
Estoy mil veces más cerca del Papa Francisco que del PP. Su Santidad tiene una cosa muy buena y es que habla claro. La Iglesia no usa un lenguaje de la gente de a pie. Muchas veces me cuesta comprender las homilías que se realizan desde los púlpitos y eso que yo estudié teología. No quiero pensar lo que entienden y lo que no entienden las personas corrientes que van a misa. El Papa Francisco habla claro y lo entiende todo el mundo, especialmente sus posicionamientos en temas de actualidad internacional. Por ejemplo, hace poco habló sobre el miedo como causa de la construcción de muros que proliferan en el mundo y chapó. Ningún mandatario internacional tiene el discurso del Papa.
Desde su ser católico y desde su puesto de presidente del Consell, ¿cómo ve la situación actual de la Iglesia en Mallorca?
La Iglesia de Mallorca tuvo un episcopado largo por parte del obispo Teodor Úbeda que fue una persona muy querida y muy carismática. Además, le tocó dirigir la Iglesia de Mallorca en unos momentos muy interesantes como los años posteriores al Concilio Vaticano II. En ese período la iglesia mallorquina tenía un dinamismo importante. Después del obispo Teodor no se ha tenido otro obispo tan carismático por la dificultad, quizá, que supone tener diferentes episcopados en pocos años. Sus sucesores no han sido percibidos igual. Tal vez porque han estado pocos años o porque su carácter no les ha permitido implicarse del todo en la sociedad mallorquina.
¿Comulga con las masivas inmatriculaciones de edificios realizadas por la jerarquía de la isla?
Se deben revisar todos y cada uno de los casos de una manera individual. Se han dado algunas situaciones que rozan lo surrealista. Por ejemplo el caso de Artà, en el noreste de Mallorca, donde se han inmatriculado las murallas de Sant Salvador. ¡Qué me expliquen qué hará la Iglesia con unas murallas! Un elemento que es un Bien de Interés Cultural y donde no se puede poner un clavo, además de tener que mantenerlas. Entiendo que hay unos bienes que sí son de la Iglesia y deben inscribirse pero en otros casos hay cuestiones a resolver con particulares y ayuntamientos.
Superada la etapa de monseñor Salinas, ¿quedan consecuencias?
El problema que tiene la Iglesia de Mallorca, y se lo dije a su sustituto, es que el obispado necesita un pastor y no un gestor o un administrador. Es importante recordar lo que lleva en la mano un obispo cuando preside una misa pontifical: un báculo. Era el cayado que llevaban los pastores. Por lo tanto, un pastor debe de estar por encima de algunas cuestiones y ha de ser capaz de liderar un proyecto basado en la predicación de la palabra de Jesús, principal objetivo de su misión evangélica. No tiene que preocuparse tanto por cuestiones jurídicas o de otra índole.
Por ejemplo, sigue enquistado el contencioso de las Jerónimas con el obispado que, ahora, dirige monseñor Taltavull. ¿Cuál es su opinión sobre este conflicto?
Nunca se debería haber producido un conflicto como éste. Sobre los púlpitos se habla de misericordia en el Año de la Misericordia y luego en los periódicos se ventilan contenciosos entre instituciones de la misma Iglesia que se disputan la titularidad de un bien.
Así se pierde toda credibilidad sobre la misericordia. Se entiende como concepto etéreo o global pero que no se aplica en el día a día. La gente necesita ver que a las palabras le siguen los hechos. Estoy convencido que se hubiera podido llegar a un acuerdo sin necesidad de acudir a los tribunales.
¿Detrás de este contencioso del obispado con las Jerónimas se esconden intereses inmobiliarios?
Quiero pensar que no, aunque actualmente el centro de Palma es una zona con una gran presión turística e inmobiliaria. Por lo tanto, es un barrio donde existen importantes intereses económicos. El Consell de Mallorca, la institución que yo presido, tiene las competencias de Patrimonio y, por la tanto, velaremos para que el monasterio de Santa Elisabet y otros bienes histórico-artísticos sean respetados y conservados.
No hablamos solo de piedras, hablamos de todo el legado de las monjas contemplativas que durante siglos han ocupado el edificio. De hecho, todas ellas están enterradas en el claustro. Más de 500. Por eso, según que usos se quiera dar al edificio sería un auténtico sacrilegio.
¿Qué le aconsejaría al administrador apostólico, monseñor Taltavull, para resolver el conflicto con las monjas?
Insisto, la Iglesia de Mallorca necesita un pastor, no un gestor, que guíe las ovejas hacia verdes praderas donde descansar, como dice el conocido salmo.
¿A la Iglesia católica le queda mucho camino por recorrer, para reconocer real y efectivamente los derechos del colectivo LGTB?
Seguramente te refieras a la jerarquía. A esa jerarquía de la Iglesia Católica le queda mucho para recorrer en el reconocimiento de estos derechos y de otros muchos. Porque cuando hablamos de Iglesia, lo son tanto las monjas Jerónimas, de las que ahora hablábamos, como el obispado. Siempre debemos aclarar de qué Iglesia hablamos. Si es la de Roma o la del pueblo. Me gustaría recordar que existe un movimiento LGTB católico y que realizan un trabajo extraordinario.
Determinados sectores reaccionarios de la Iglesia tendrían que medir mucho sus palabras sobre esta cuestión. Cada día hay agresiones contra personas del colectivo LGTB y, por lo tanto, detrás de algunas manifestaciones podría entenderse que hay una cierta justificación o cobertura hacia estos comportamientos.
Mucha gente ha vivido reprimida o amargada durante toda su vida a causa de determinados postulados. Precisamente, si creemos en un Dios que es amor, habrá que hacer posible que las personas sean felices. Y la felicidad tiene que ver sobre todo con la coherencia entre lo que una piensa, lo que una dice, lo que uno hace y lo que uno siente. Como dijo el Papa Francisco, ¿Quiénes somos nosotros para juzgar a nadie?
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Determinados sectores reaccionarios de la Iglesia tendrían que medir mucho sus palabras sobre esta cuestión (del respeto de las personas LGTB)
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Precisamente, si creemos en un Dios que es amor, habrá que hacer posible que las personas sean felices