Condenan la violencia y piden "un diálogo sincero y pacífico"

Abadías y monasterios de toda Cataluña piden a los políticos «soluciones»

"La hora que vive Cataluña es cada vez más delicada", sostienen

Abadías y monasterios de toda Cataluña piden a los políticos "soluciones"
Monasterio de Vallbona

Los firmantes son los abades de los monasterios de Poblet y Montserrat, las abadesas de Sant Benet de Montserrat, de San Pere de les Puel·les y de Vallbona de les Monges, las prioras de Sant Daniel y de Valldonzella, y el prior de Solius

(J. B./Agencias).- La vida religiosa catalana se une para pedir a los políticos que «busquen soluciones y no dejen enquistar un problema que por la fuerza, como la vivida el domingo, o con posiciones maximalistas, sólo agrava». Por primera vez en años, los abades de los principales monasterios de Cataluña han firmado un documento conjunto en el que claman por «un diálogo sincero y pacífico».

Los firmantes son los abades de los monasterios de Poblet y Montserrat, las abadesas de Sant Benet de Montserrat, de San Pere de les Puel·les y de Vallbona de les Monges, las prioras de Sant Daniel y de Valldonzella, y el prior de Solius.

En el comunicado, añaden, los religiosos «rogamos más que nunca por la paz social y el respeto a los derechos individuales y colectivos de todos y cada uno de los ciudadanos».

 

 

Abades, abadesas, priores y prioras quieren ofrecer «una palabra de paz» y, como ya lo hicieran los obispos Omella y Pujol, consideran que «la situación de violencia que se vivió el domingo en Cataluña es deplorable; la resistencia no se resuelve con violencia, sino evitando llegar a esta situación extrema con un diálogo sincero y pacífico entre las partes en conflicto; urge encontrar una salida pacífica y democrática».

«La hora que vive Cataluña es cada vez más delicada. El movimiento político y social catalán ha sido siempre inmensa y mayoritariamente pacífico y querer detenerlo con la violencia no está nunca suficientemente justificado ni proporcionado, ni tampoco elimina ni soluciona, sino que agrava, el problema existente», opinan los monjes y monjas.

«Ni es nuestra intención, ni nos corresponde tomar parte por ninguna otra cosa que no sea la paz, el diálogo, las libertades de expresión democrática, la convivencia social y el respeto a los derechos individuales y los de nuestro pueblo», recalca el comunicado, que sí condena «siempre la violencia, sea física, verbal o la que supone negar la realidad, y alabaremos una respuesta siempre cívica y pacífica».

«Expresamos nuestro rechazo al uso innecesario de la fuerza por parte de cualquier grupo o poder público, que debe ser el primer garante de los derechos de los ciudadanos. Rogamos por la pacífica y constructiva solución de cualquier legítima reivindicación, no devolviendo a nadie mal por mal, sino tratando de hacer el bien a todos», afirman los frailes.

 

 

Éste es el comunicado:

Nuestros monasterios, respondiendo a muchos cristianos que se nos dirigen, queremos aportar una palabra de paz ante los momentos vividos ayer. Lo hacemos «porque los católicos formamos parte de este pueblo que tanto queremos, y como nos ha recordado recientemente el papa Francisco, nadie puede exigirnos a la religión a la intimidad secreta de las personas, sin ninguna influencia en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos (Evangelii Gaudium, 183)», como nos recordaban nuestros obispos en octubre de 2014. La situación de violencia que se vivió ayer en Catalunya es deplorable; la resistencia no se resuelve con violencia, sino evitando llegar a esta situación extrema con un diálogo sincero y pacífico entre las partes en conflicto; urge encontrar una salida pacífica y democrática; como también nos decían ayer mismo algunos de nuestros pastores.

La hora que vive Catalunya es cada vez más delicada. El movimiento político y social catalán ha sido siempre inmensamente y mayoritariamente pacífico y querer pararlo con la violencia no es nunca justificable ni proporcionado, ni tampoco elimina ni soluciona, sino que agrava el problema existente. De nuevo, «ni es nuestra intención, ni nos toca tomar parte por ninguna otra cosa que no sea la paz, el diálogo, las libertades de expresión democrática, la convivencia social y el respeto a los derechos individuales y a los de nuestro pueblo» (Comunicado de los abades de Poblet y Montserrat de 21 de septiembre de 2017).

Condenaremos siempre la violencia, sea física, verbal o la que suponga negar la realidad, y alabaremos una respuesta siempre cívica y pacífica. Expresamos nuestra repulsa al uso innecesario de la fuerza por parte de cualquier grupo o poder público, que ha de ser el primer garante de los derechos de los ciudadanos. Rezamos por la pacífica y constructiva solución de cualquier legítima reivindicación, no devolviendo a nadie mal por mal, sino mirando de hacer el bien a todo el mundo (cf. Rm 12,17). Rezamos porque los políticos busquen soluciones y no dejen enquistar un problema que por la fuerza, como la vivida ayer, o con posiciones maximalistas, solo se agrava. Rezamos más que nunca por la paz social y el respeto a los derechos individuales y colectivos de todos y cada uno de los ciudadanos.

Como recordaba el último comunicado de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española, aprobado per unanimidad, «en estos momentos graves, la verdadera solución del conflicto pasa por el recurso al diálogo desde la verdad y la búsqueda del bien común de todos, como señala la doctrina social de la Iglesia. (…) Para hacer posible este diálogo, honesto y generoso, que salvaguarde los bienes comunes de siglos y los derechos propios de los diferentes pueblos que conforman el Estado, es necesario que tanto les autoridades de las administraciones públicas como los partidos políticos y otras organizaciones, así como los ciudadanos, eviten decisiones y situaciones irreversibles y de graves consecuencias que les sitúen al margen de la práctica democrática amparada por las legítimas leyes que garantizan nuestra convivencia pacífica.» (Declaración de la Comisión Permanente de la CEE de 27 de septiembre de 2017). Rezamos porque prevalga la serenidad, el respeto, la concordia y la paz.

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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