Gil Tamayo, en la concentración

Miles de extremeños reivindican un «tren digno» para la región

Pepa Bueno y Sánchez Adalid leyeron el comunicado final

Miles de extremeños reivindican un "tren digno" para la región
Concentración por un tren digno para Extremadura RD

"Con los romanos estábamos mejor comunicados", clamaba una pancarta

(Eugenio Campanario).- El sábado 18 de noviembre, el corazón de Madrid era una fiesta. Miles de extremeños, sin duda más de 25.000, representaron al corazón dolido pero firme de toda la región, uniendo sus voces en un clamor que se repetía incesantemente: «¡Tren digno ya para Extremadura!».

Más de trescientos autobuses recorrieron la madrugada, desde todos los pueblos de la región extremeña, a partir de las cuatro y media, de las cinco…para estar a tiempo en la cita en la plaza de España de Madrid. Allí sus casi 15000 viajeros se juntaron con personas procedentes de Cataluña, del País Vasco, de Castilla la Mancha, además de numerosos habitantes de Madrid y alrededores.

Juntos compusieron una compacta masa humana donde en muchos momentos era imposible dar un paso. Juntos escucharon datos escandalosos: un 15% de las vías de la región son del siglo XIX; los retrasos son incesantes; no hay ni un kilómetro de vía electrificada; viajes interminables, lentos e incómodos. «Con los romanos estábamos mejor comunicados», clamaba una pancarta.

 

 

Sin duda fue una fiesta. Con artistas extremeños, que trasladaron a la urbe las raíces de la tierra extremeña: flamenco, sentido y coreado; música moderna, actual; folklore entrañable; la orquesta de Extremadura…Una fiesta salpicadas de banderas verde, blanca y negra que ondearon sin parar, con pancartas con los nombres de los cientos de pueblos presentes.

Sin duda fue más que una fiesta. Fue un día histórico, en el que un pueblo entero se contempló, reunido, alegre, festivo… y reivindicativo, concienciado. Porque, como dijeron en el acto final los conocidos extremeños Pepa Bueno (periodista) y Jesús Sánchez Adalid (sacerdote y escritor) no estaban allí reunidos para pedir un imposible. Estaban reunidos para pedir algo justo y necesario: un tren digno que haga salir a Extremadura de uno de sus amargos títulos: ser la única región de España que no tiene un tren electrificado. Años y años de quejas, de renuncias, de espera. «La espera ha terminado», concluía el manifiesto final.

Pero no sólo la espera del tren. Muchas esperas seculares pueden haber terminado en la mañana de Noviembre de Madrid: la espera de la unidad, la espera de la palabra clara, alta y bien dicha, la espera de sacudir la apatía de los extremeños. «Extremadura existe», «España ignora a Extremadura», decían algunas pancartas.

En el acto estuvieron sus representantes políticos, sindicales, empresariales, municipales, se hizo mención del apoyo de los eclesiales (se pudo ver, por cierto, entre el pueblo, al extremeño José María Gil Tamayo, secretario general de la CEE). Se pidió la urgente puesta en marcha de la línea de Madrid a Badajoz y la frontera; que se electrificasen las líneas a Sevilla, Levante y Huelva; que se diese prioridad a la línea hasta Levante, para el transporte de personas y mercancías; que los trenes en la región tengan un horario adecuado…

Peticiones razonables, construidas sobre el cimiento sólido de un cansancio que dura demasiado tiempo y un retraso vergonzoso del que es posible que el pueblo extremeño haya comenzado a salir en un día histórico, sin duda. Y festivo. Y reivindicativo. Un día en el que todos los que estuvieron allí tuvieron motivos para sentirse orgullosos de ser extremeños.

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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