Durante sus casi cinco años de Pontificado, Francisco ha visitado media docena de prisiones, y en ninguna de ellas se ha referido al fenómeno de la prisión preventiva. Mucho menos, aplicada a estados democráticos
(J. B.).- «La prisión preventiva constituye otra forma contemporánea de pena ilícita oculta, más allá de un barniz de legalidad, cuando de forma abusiva procura un avance o anticipo de la forma previa a la condena». Estas palabras, entresacadas de un discurso del Papa Francisco… en 2014, están siendo utilizados por sectores del soberanismo catalán para exigir la liberación de Oriol Junqueras, Joaquim Forn y los ‘Jordis’.
Así, después de que fueran recogidas por varios blogs de informadores especializados, este domingo fue el ex conseller de Territorio y Sostenibilidad, Josep Rull, quien ha lanzado un hilo en su perfil de Twitter, donde esgrime las palabras del Pontífice que, «hoy y aquí, nos son dramáticamente familiares».
Para Rull, citando al Papa, la prisión preventiva también es utilizada «(…) como medida que se aplica ante la sospecha más o menos fundamentada de un delito cometido. La cuestión de los detenidos sin condena se debe afrontar con la debida cautela, desde el momento que se corre el riesgo de crear otro problema tan grave como el primero (…)».
Finalmente, el ex conseller subraya que que «la cuestión de los presos sin condena debe ser abordada con la debida precaución, ya que se corre el riesgo de crear otro problema tan grave como el primero, si no peor: el de los presos condenados sin juicio, sin respetar las reglas del proceso«.
1. El Papa Francesc sobre la presó preventiva: «La presó preventiva constitueix una altra forma contemporània de pena il·lícita oculta, més enllà d’un vernís de legalitat, quan de forma abusiva procura un avançament o bestreta de la pena, prèvia a la condemna (…)»
— Josep Rull i Andreu ? (@joseprull) 4 de febrero de 2018
Sin embargo, en su discurso a una Delegación de la Asociación Internacional del Derecho Penal, fechado el 23 de octubre de 2014, Francisco se refería a «algunos países y regiones del mundo, donde el número de detenidos sin condena supera el 50 por ciento del total. Este fenómeno contribuye al deterioro aún mayor de las condiciones de detención, situaciones que la construcción de nuevas cárceles no logra jamás resolver, desde el momento que cada nueva cárcel completa su capacidad ya antes de ser inaugurada. Además es causa de un uso indebido de destacamentos de policía y militares como lugares de detención«. Una situación que es difícilmente aplicable al ámbito europeo actual.
En el discurso, además, el Papa hablaba de la trata de personas o la corrupción, de la tortura, la prisión para niños o ancianos, la pena de muerte, la incitación a la venganza o el «populismo penal». Durante sus casi cinco años de Pontificado, Francisco ha visitado media docena de prisiones, y en ninguna de ellas se ha referido al fenómeno de la prisión preventiva. Mucho menos, aplicada a estados democráticos, como parece ser el caso de la instrumentalización de Rull.
