La jornada arrancó con la celebración de la eucaristía la pasada medianoche, momento desde el que la basílica permanecerá abierta a los fieles y acogerá una misa cada hora. La última será a las doce de la noche de hoy
(Jesús Bastante/Agencias).- Nadie puede con Jesús de Medinaceli. Ni el viento, ni la lluvia frenaron al más de medio millón de fieles que, desde la madrugada (algunos, incluso, desde el día anterior), hacían cola alrededor de la basílica para venerar la imagen del Cristo. La fila daba la vuelta a todo el paseo del Prado, calle Atocha y del Jesús. Este año, además, con un invitado especial: Felipe VI, que por primera vez desde que es rey, acudió a besar los pies de la talla.
Felipe de Borbón no acudía a la iglesia del Cristo de Medinaceli desde 2004, cuando lo hizo con doña Letizia pocos meses antes de su boda. En esta ocación, el monarca ha acudido solo, en torno a las 10,30 horas, siendo recibido por los miles de fieles, resguardados bajo los paraguas del aguacero.
El rey fue recibido por el superior provincial de los frailes capuchinos, Benjamín Echeverría, el superior de la comunidad, Carlos Coca, y una representación de la Cofradía de Jesús de Medinaceli. Felipe VI ha recorrido la nave central y se ha inclinado para besar el pie del Cristo, como manda la tradición.
Como suelen hacer los miembros de la Familia Real que acuden al templo, don Felipe se ha reunido en la Sacristía con los padres capuchinos y algunos miembros de la cofradía, que le han hecho entrega de la medalla de esclavo de honor de la hermandad.
La visita del Rey a la basílica se ha prolongado durante casi de media hora. Antes de marcharse, Felipe VI, con el escapulario colgado al cuello, ha querido agradecer de nuevo las muestras de apoyo aproximándose a los devotos que seguían en el exterior a pesar de la constante lluvia.
La misa mayor del Jesús de Medinaceli ha estado presidida por el cardenal de Madrid, Carlos Osoro, quien ha agradecido en su homilía al Cristo de Medinaceli, que «nos regalas poder, fuerza y libertad, y una mirada de amor que llena toda la vida de amor, gozo y paz».
Para el purpurado, «este Cristo es el Hijo de Dios, no hay pueblo que no fije su mirada en alguien que pasó haciendo el bien entre los hombres». «Mirad su rostro, que tiene tal fuerza que contagia serenidad».
La jornada arrancó con la celebración de la eucaristía la pasada medianoche, momento desde el que la basílica permanecerá abierta a los fieles y acogerá una misa cada hora. La última será a las doce de la noche de hoy. La cripta abrirá con el mismo horario que la basílica, para que todos aquellos que lo deseen puedan confesarse antes de cada eucaristía.