Sánchez quiere una Ley de Libertad Religiosa y hacer del Valle de los Caídos un Memorial de las Víctimas

Gobierno e Iglesia colaborarán en políticas sociales, lucha contra la pobreza y acogida a refugiados

La denuncia de los Acuerdos Iglesia-Estado no tiene el consenso para ser aprobada en esta legislatura

Gobierno e Iglesia colaborarán en políticas sociales, lucha contra la pobreza y acogida a refugiados
Asamblea Federal de Cristianos PSOE, celebrada el sábado en Ferraz Cristianos PSOE

La Ley de Libertad Religiosa y de Conciencia, el cambio del embajador ante la Santa Sede, una Dirección General de Asuntos Religiosos y potenciar la Fundación Pluralismo y Convivencia, ejes

«Lo que a un cristiano le importa de un político no es que jure su cargo ante un crucifijo, sino sea honesto, construya bien común, e impulse politicas Mt 25. Tuve hambre y me diste de comer, fui extranjero y me acogiste». Las palabras de Carlos García de Andoin, uno de los históricos referentes de los socialistas cristianos, sirven de marco para entender las prioridades del nuevo Gobierno en sus relaciones con la Iglesia: evitar la confrontación y apostar por la plena colaboración en políticas para los descartados.

En lo que toca específicamente el ámbito religioso, el Gobierno tiene cuatro ejes de actuación: la aprobación de una Ley de Libertad Religiosa y de Conciencia; el cambio de embajador de España ante la Santa Sede; potenciar la subdirección de Asuntos Religiosos, que podría volver a convertirse en Dirección; y recuperar el protagonismo que tuvo en sus orígenes la Fundación Pluralismo y Convivencia. También, desencallar la situación del Valle de los Caídos, cumpliendo con la Ley de Memoria Histórica, y transformándolo en un Memorial de las Víctimas de la Guerra Civil.

Y es que el Gobierno de Pedro Sánchez quiere eludir polémicas recurrentes, para las que además no hay consenso (ni tiempo) en una legislatura de salida. Así, aunque el ‘programa’ del hoy presidente sí hablaba claramente de la denuncia de los Acuerdos Iglesia-Estado, el fin de la Religión como asignatura curricular o la autofinanciación de la Iglesia, lo cierto es que la apuesta del PSOE es la de colaborar «por el bien común», tal y como también saludaba, en su carta de felicitación, el presidente del Episcopado, Ricardo Blázquez.

«Estamos en un momento de oportunidad para defender políticas que faciliten la vida de los más débiles y vulnerables, de los ‘descartados’ de los que habla el Papa Francisco», sostiene Juan Carlos González, coordinador de la corrientes ‘Cristianos PSOE’ que, curiosidades de la vida, celebró su Asamblea General el sábado pasado en Ferraz, mientras Pedro Sánchez prometía su cargo en Zarzuela. Por primera vez, sin crucifijo ni Biblia.

«Lo importante no son los gestos, sino que las iniciativas de este Gobierno vayan en favor de los más débiles, de los machacados por la crisis. Y las expectativas son óptimas», subraya González. El comisionado por la infancia, la lucha contra la pobreza, el ingreso mínimo vital, cumplir con el cupo de refugiados… son algunos de los temas en los que PSOE e Iglesia pueden, y van a colaborar.

De hecho, la carta de Blázquez a Sánchez ha sido acogida por satisfacción en el PSOE, cuyos fontaneros destacan la «óptima relación» entre el presidente del Episcopado y Óscar Puente, portavoz de la Ejecutiva federal socialista. El cardenal y el alcalde de Valladolid son un puente para que la relación entre Iglesia y Gobierno sea más fluida, pese a la preocupación existente en el episcopado ante la posibilidad de que algunos socios del nuevo Ejecutivo planteen medidas laicistas, como la denuncia de los Acuerdos.

En lo que sí trabajará el nuevo Gobierno socialista será en rescatar la Ley de Libertad Religiosa y de Conciencia que estuvo a punto de ser aprobada por el último Ejecutivo de Zapatero. «Una ley -en palabras del coordinador de Cristianos PSOE- que facilite la libertad de conciencia, la igualdad de trato y la separación entre el Estado y cualquier confesión religiosa».

De hecho, durante la Asamblea Federal de este órgano, el secretario de Laicidad de la Ejecutiva del PSOE, Juan Manuel Rodríguez Uribes, destacaba que «tenemos una oportunidad para hacer una España mejor, más abierta, donde se establezca el respeto», una sociedad donde «la laicidad como el gran valor no signifique la persecución de las creencias religiosas, sino el respeto a la conciencia individual de cada uno».

Desde Cristianos PSOE recuerdan que «el PSOE debería tener una relación con el hecho religioso en positivo, teniendo en cuenta que el 71% de la población se dice católica, y un porcentaje amplio nos vota. Y creo que vamos en buena dirección», apunta González.

Más allá de las relaciones del día a día, el Gobierno quisiera cambiar al recientemente nombrado embajador de España ante la Santa Sede, Gerardo Bugallo, dentro de los relevos de cargos ‘políticos’ en embajadas de cierta relevancia.

A su vez, y especialmente si Margarita Robles asume la cartera de Justicia, potenciar la subdirección de Asuntos Religiosos, que volvería a tener rango de Dirección General; y recuperar la función de la Fundación Pluralismo y Convivencia, una de las grandes apuestas del Gobierno Zapatero, como garante de la libertad religiosa y para fomentar la acción social y organizativa de las confesiones minoritarias, que cada vez tienen una mayor presencia en nuestra soiedad.

En definitiva: Pedro Sánchez, en sus meses al frente de Moncloa, no quiere quemar los puentes de diálogo con la Iglesia, sino potenciar la colaboración en aquellos aspectos, que no son pocos, que tienen en común, y en los que el Papa Francisco también parece implicarse: un modelo económico más justo, la apuesta por los más débiles y descartados, y la lucha contra la desigualdad. Un camino, como subrayaba Carlos García de Andoin, más cerca de ese Mateo 25 que, según Bergoglio, es el centro del Evangelio de Jesús.

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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