Damos las gracias a monseñor Escribano y acogemos con alegría a Antonio Gómez Cantero, y nos disponemos a seguir caminando con él
(José Moreno).- Recientemente en la sede de la conferencia episcopal, en el despacho de la CEAS, nos hemos encontrado los consiliarios generales de los movimientos de acción católica general y especializada con el recién nombrado obispo consiliario de la acción católica por parte de la conferencia episcopal, don Antonio Gómez Cantero, actual obispo de Teruel. Sustituye a don Carlos Escribano, actual obispo de Logroño, que durante cuatro años ha prestado ese servicio de conexión entre la conferencia y los movimientos de acción católica.
En estos cuatro años, animados y acompañados por monseñor Escribano, se ha desarrollado un trabajo intenso y profundo en los movimientos especializados en ambientes concretos, como el del trabajo, el estudio, la profesión, la enfermedad, el ámbito rural, tanto a nivel de jóvenes como de adultos. Ha sido una revisión a fondo de los proyectos evangelizadores de cada movimiento, atendiendo tanto a su especificidad, así como a su espiritualidad, acción y dimensión eclesial.
Los movimientos a lo largo de tres años contando con sus bases laicales, su historia, amén de dialogar con instancias sociales y eclesiales, han redefinido y profundizado su carácter de iglesia en salida y misionera, apostando una vez más por las claves tanto de la evangelización, atendiendo a la Evangelii Gaudium con el trasfondo de la Evangelii Nuntiandi, como al camino de la santidad marcado por la última encíclica.
Una vez culminado su trabajo, recibe el relevo Antonio Gómez Cantero, que ya participó en el diálogo entre las comisiones permanentes de los movimientos y una representación de obispos y de la CEAS, al final del curso pasado en Madrid. En dicho encuentro se presentaron las claves y la realidad de los movimientos en la actualidad, tras el proceso realizado.
En este primer encuentro del nuevo obispo consiliario con los consiliarios generales, Antonio Gómez se presentó con la alegría de volver a casa porque su proceso personal y ministerial está entrelazado con su servicio a la acción católica, especialmente en lo que fue el movimiento JUNIOR, donde incluso participó en el equipo internacional en París durante algunos años.
En su misma consagración episcopal dio cuenta de su valoración personal de la acción católica de su pedagogía y la mística que han marcado su modo de sentir y ser ministerialmente, recordó sus palabras explicando su sello episcopal:
«Finalmente he intentado que el pan partido y el báculo del buen pastor formaran el Crismón de Cristo, signo de la iglesia primitiva y también de la Acción Católica, de donde tanto he bebido. Creo en esta hermosa marcha de militantes recogida y alentada en el Vaticano II. Creo también en su trasformación y en su conversión. Ojalá que todos seamos otros Cristo en tantos y tantos caminos de oscuridad, caminos de heridas abiertas, caminos de ida a Emaús»
De este modo manifestaba el deseo de hacer un servicio entregado desde esta realidad de laicos cristianos organizados en orden a ser levadura y grano de mostaza en la sociedad, y de llevarlos a las manos de los hermanos en el episcopado para que puedan llegar a toda masa para hacer buen pan y se hagan árbol grande en el que puedan anidar muchos hombres y mujeres que buscan luz y sentido en sus vidas hoy.
El primer encuentro dio pie a poder entablar un diálogo profundo sobre las cuestiones que se consideran fundamentales hoy para todos los movimientos y en las cuales podemos aportar, ayudar y acompañar como ministerio ordenado. Especialmente hablamos de la necesidad de dar a conocer y difundir lo que es la verdadera mística de la acción católica, sus claves de actualidad en orden a la misión y llegar a los ambientes, la necesidad de medios y ayudas para que puedan extenderse, así como la comunicación y comunión con los pastores diocesanos para que este instrumento eclesial y propio de las diócesis pueda ofrecerse en todas las iglesias diocesanas al servicio de una mejor evangelización.
Los consiliarios mostramos nuestro agradecimiento al trabajo y acompañamiento de Carlos Escribano, que llegó sin conocer apenas los movimientos, pero que ha terminado el proceso con un verdadero conocer de los mismos y con afecto comprometido y confesado a todos los militantes, los equipos responsables, así como a los consiliarios.
Asi se lo ha transmitido a su sucesor. Acogemos con alegría a Antonio Gómez Cantero, y nos disponemos a seguir caminando con él, como los discípulos de Emaús, relato que tanto le han inspirado en su vida ministerial como él mismo confesaba el día de su consagración:
«Una tarde del año 1978, reunido con los Educadores del Junior de la Acción Católica, en los locales de la Catedral de Palencia, estuvimos haciendo un Estudio de Evangelio sobre el texto del «Camino de Emaús» [Lc 24, 13-35].Quedamos impresionados por la pedagogía de Jesús, de tal manera que este relato del evangelista Lucas no sólo ha conformado mi vida pastoral, sino sobre todo mi vida personal. Creo que es la «Catequesis Pastoral del siglo XXI».
Caminaremos juntos al servicio del Reino de Dios y en el deseo de un mundo mejor para todos. Bienvenido.
