Piden 17 años de cárcel por sus agresiones a una menor y a un joven discapacitado

Comienza el juicio contra el fraile de O Cebreiro acusado de abusos

El religioso afirma que no sabía que la chica con la que tenía relaciones era menor

Comienza el juicio contra el fraile de O Cebreiro acusado de abusos
Franciscano, detenido en O Cebreiro

El procesado "realizó tocamientos" al joven e intentó "penetrarlo analmente", aunque desistió cuando este le pidió que parase

La Audiencia Provincial de Lugo acoge este martes 5 y el miércoles 6 el juicio contra el fraile que realizaba su labor pastoral en el santuario de O Cebreiro, J.Q., acusado de abusar sexualmente de una menor y de un joven y de utilizar a la chica para elaboración de material pornográfico.

El Ministerio Fiscal solicita una pena de 17 años de prisión para el fraile, que atendió durante aproximadamente cuatro años el santuario de O Cebreiro. También pide la prohibición de aproximarse a menos de 500 metros a la menor y comunicarse con ella durante 12 años, así como una indemnización de 9.000 euros. Del mismo modo, solicita que se prohíba que se acerque durante 3 años al otro joven y que lo indemnice con 2.000 euros por daños morales.

En su escrito, el Ministerio Fiscal expone que el fraile, cuando ejercía su labor pastoral, conoció en 2014 a la menor, de 16 años de edad, «con un coeficiente intelectual muy próximo a una capacidad intelectual límite».

Antes del verano entabló contacto con la menor a través de Facebook, «ganándose poco a poco» su confianza. En septiembre de ese año le propuso que lo acompañase a una vivienda en la provincia de Ourense, propiedad de la familia de él, para «ayudarle a limpiar y recoger la casa, ofreciéndole dinero por ello», según recoge el escrito de Fiscalía.

La menor, tras obtener el permiso de sus padres para realizar esas tareas domésticas, acudió con el fraile a la vivienda. Sin embargo, el religioso, que en ese momento tenía 56 años, intentó suscitar «la compasión de la menor», asegurando que se encontraba «muy solo» porque sus padres habían muerto y «no tenía amigos».

Durante la noche, el hombre entró en la habitación de la menor y «comenzó a besarla y a realizarle tocamientos». Aunque paró ante la petición de la menor, se quedó «a dormir a su lado» y al día siguiente «le dio unos 100 euros». Tras este episodio, la menor dejó de contestarle a través de Facebook y evitaba el contacto con él, pero ante su petición a través de esta red social, accedió «a perdonarlo, pidiéndole que no volviera a suceder».

 



El fraile le decía que se sentía «muy solo»

Sin embargo, en noviembre de ese año, después de que el procesado le contase «en sucesivas veces que se sentía muy solo en la vida» para suscitar su «compasión», la menor accedió a acompañarlo de nuevo a la casa, en donde «mantuvieron por primera vez relaciones sexuales, entregándole al día siguiente dinero».

A partir de ese momento, entre noviembre de 2014 y febrero de 2015, mantuvieron «varios encuentros sexuales en la sacristía» del fraile. El religioso hizo además «varias fotos de contenido sexual con la cámara de su teléfono» y requirió a la menor para que «a su vez le hiciera fotos a él». Durante ese tiempo entregó a la joven entre 800 y 900 euros, relata la Fiscalía.

Pero el procesado también indujo a la menor a que buscase a una tercera persona para acudir los tres a la vivienda para mantener relaciones sexuales. Finalmente, el hombre propuso a un joven de 20 años de edad y con una «minusvalía psíquica del 40% y una discapacidad intelectual leve, que le impide poseer un juicio crítico suficiente», que los acompañara a la casa, diciéndole que «iban de fiesta» y «le daría dinero».

Cuando llegaron a la vivienda, cenaron los tres, bebieron «dos botellas de ron» y el fraile mantuvo relaciones sexuales con la menor e hizo tocamientos «sin penetración» al tercero. Durante la mañana siguiente, el procesado «realizó tocamientos» al joven e intentó «penetrarlo analmente», aunque desistió cuando este le pidió que parase. Tras esto, entregó al chico 150 euros. Aunque propuso a la menor volver a mantener relaciones con una tercera persona «en dos o tres ocasiones», ella se negó.

El escrito de Fiscalía sostiene que los hechos narrados son constitutivos de un delito continuado de «abuso sexual con prevalimiento y acceso carnal», por el que pide 10 años de prisión, así como de un delito continuado de «utilización de menor de edad para la elaboración de material pornográfico», por el que solicita otros 5 años de cárcel. Asimismo, considera que el acusado cometió otro «delito de abuso sexual» por el que pide 2 años de cárcel.

Del mismo modo, estima que procede imponer al acusado la prohibición de aproximarse a menos de 500 metros de la menor y comunicarse con ella, durante 12 años, y prohibición similar hacia el joven durante 3 años. Además, pide una medida de seguridad de libertad vigilada 10 años, después de las penas de cárcel. En cuanto a responsabilidad civil por daños morales, solicita una indemnización de 9.000 euros para la menor y de 2.000 para el joven.

 



«Me perdí, me dejé llevar, sin saber por quién me dejaba llevar»

Mientras tanto, hoy, durante su declaración en el juicio, el acusado, que entonces tenía 57 años, ha asegurado que «no sabía la edad» que tenía la chica, ni que fuese «menor», porque por su físico era «difícil» deducirlo, ha precisado, al igual que la «por la forma de vivir» que tenía, ya que «era muy independiente».

Es más, ha manifestado que él «no era la única persona que estaba con ella», porque, según su versión, quedaba con otros hombres el fin de semana, aunque él se enteró de eso «bastante tarde».

En el transcurso de su declaración, ha señalado que fue la chica la que lo buscó a él, porque se presentaba «todos los días en el Santuario» de O Cebreiro, acompañada de su hermano, para ofrecerle su ayuda con algunos de los trabajos que tenía que realizar.

La primera relación sexual se produjo, según ha declarado el fraile, un día en el que él tuvo que descargar «un camión de velas» y al terminar tenía «una lumbalgia terrible». De acuerdo con su relato, la chica se ofreció a «hacerle un masaje» y ambos terminaron manteniendo relaciones sexuales en la sacristía.

Después de ese primer encuentro, el fraile ha admitido que volvieron a tener relaciones en la sacristía en varias ocasiones y al menos otras dos veces en la casa de su familia, en Trives en Ourense.

A preguntas de la Fiscalía, ha dicho que «estaba solo todo el día» y que se encontraba «muy deprimido» y, «aunque no es perdonable ni justificable» lo que hizo, el fraile ha admitido que volvieron a tener relaciones en la sacristía en varias ocasiones.

«Me perdí, me dejé llevar, sin saber por quién me dejaba llevar», ha confesado el acusado, quien también ha contado que después de estar con ella, cada vez se «hundía más».

En cuanto a las fotografías que le hizo a la joven, su abogada, Ana Burgo López, ha pedido que se anulase la acusación por el delito de pornografía, porque eran instantáneas que él le hizo a la chica, pero que la menor supuestamente también tomó de él.

La abogada ha incidido en que en el auto de procesamiento se dice literalmente «que se sacaban fotos», no que él le sacara fotos a ella, por lo que solo se recoge un posible delito de abuso sexual, pero en ningún caso se habla de pornografía hasta el escrito de acusación, y ha concluido que su defendido es «completamente inocente» y que pedirá su absolución.

El fraile, que estuvo encarcelado durante más de un mes en 2015, siempre ha mantenido, como ha ocurrido ahora en sala, que las relaciones que se juzgan fueron consentidas.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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