El Padre Ángel recibe a los enamorados, pero también a los que fracasaron en el amor o a los que están sólos

Lazos amarillos de amor en la iglesia de San Antón

Padre Valentín: "Amar es darlo todo, no reservarse nada y no querer recuperar nada"

Lazos amarillos de amor en la iglesia de San Antón
Misa de San Valentín en la iglesia de San Antón

"Hay que renovar el amor, porque todos los días hay que decir te quiero a la persona que amamos"

(José M. Vidal).- Además del templo de los sin techo y de los animales, la iglesia de San Antón del Padre Ángel se está convirtiendo también en el santuario del amor. Cientos de parejas han desfilado por allí estos días, para consagrar de nuevo su amor ante las reliquias de San Valentín, atando un lazo amarillo a la verja, donde descansan los restos del patrono de los enamorados.

Aquí se celebra el amor de verdad. Como el de José y Mari Carmen, de Carabanchel Alto, que, tras 50 años de martrimonio, acudieron al templo, para que San Valentín y el Padre Ángel volviesen a bendecir su matrimonio. El Padre Ángel les bendice, les da la enhorabuena y les regala el trofeo más preciado de Mensajeros: el banco, donde está durmiendo el Cristo de los sin techo.

El Padre Ángel recibe a las parejas o a los solitarios enamorados y les invita a que «crezca en ellos la ternura». Y también a los que fracasaron en el amor o a los que están solos en la vida. Y a todos les ofrece la misma receta: «Hay que renovar el amor, porque todos los días hay que decir te quiero a la persona que amamos».

En la homilía de la misa, el Padre Valentín, uno de los sacerdotes de San Antón lanza esta definición del amor: «Amar es darlo todo, no reservarse nada y no querer recuperar nada». Porque «la verdadera alegria está en dar» y porque «amar es pensar en el otro y buscar su bien» y «si nos equivocamos, volver a empezar».

A su juicio, «en el amor hay que sumar, nunca restar, porque de restar ya se ocupa la vida con sus dificultades». Más aún, «en el amor hay que multiplicar, porque, si alguien es capaz de pulir nuestras imperfecciones es el amor y las personas que nos quiedren».

Por último, el padre Valentín, recordando al Papa Francisco, asergura que «para amar hay que tener delicadeza y acercarse a las personas que queremos de puntillas, como nos acercamos a la cuna de un bebé».

San Valentín era un médico que se convirtió al catolicismo. Casaba a los jóvenes soldados, pese a la prohibición del emperador, que lo ordenó decapitar. Los restos se encontraron en el siglo XVIII en las catacumbas de Roma y el Papa se los regaló a Carlos IV, que los donó a los escolapios.

Las reliquias están en la misma urna de vidrio en la que se encontraron, hace unos años, en la cripta. Desde 2016, cuando el Padre Ángel se hizo cargo del templo, cada 14 de febrero, trasladan los restos al altar mayor para venerar al santo del amor, porque, como dice el fundador de Mensajeros de la Paz, «para vivir, necesitamos amar».

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

Lo más leído