Se impone una globalización de signo positivo
Pedro Casaldáliga.- Veinte años atrás trataban de ecología unas pocas personas, tachadas incluso de bucólicas o de derrotistas. No era un tema serio ni para la política, ni para la educación, ni para la religión. Se podía venerar a Francisco de Asís como el santo de las flores y los pájaros, pero sin mayor compromiso. Ahora, y quién sabe si ya muy tarde, el mundo entero se está sensibilizando, aturdido por las noticias y las imágenes de cataclismos actuales y de previsiones pesimistas que llenan nuestros telediarios. Y ya son muchos los congresos y los programas que ventilan como un tema vital la ecología, desnudando las causas y urgiendo propuestas concretas acerca del medio ambiente. Hasta los niños saben ahora de ecología…
El tema es nuevo, pues, y desesperadamente urgente. Acabamos de descubrir la Tierra, nuestro Planeta, como la casa común, la única que tenemos, y estamos descubriendo que somos una unidad indisoluble de relaciones y de futuro.
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