Lema: «El amor al crucifijo, signo de fe y de fraternidad universal, es el símbolo del arte y de la cultura italiana y europea».
Miles de personas participaron ayer en Roma en una manifestación en defensa de la presencia del crucifijo en los espacios públicos. Promovida por la asociación italiana «Familia, pequeña Iglesia» de la parroquia de San Tommaso de Cenci, a la que se sumaron numerosos movimientos y comunidades, la concentración culminó su recorrido en la Plaza de San Pedro donde asistieron al Ángelus rezado por el Papa Benedicto XVI.
La marcha llevaba en su cabecera una enorme pancarta con el lema: «El amor al crucifijo, signo de fe y de fraternidad universal, es el símbolo del arte y de la cultura italiana y europea».
En su saludo habitual a los asistentes en la plaza, el Papa se dirigió «en particular a aquellos que han tomado parte en la marcha, como el Movimiento del Amor Familiar para manifestar su profundo amor al crucifijo, reconociendo su valor religioso, histórico y cultural».
El pasado 3 de noviembre, el Tribunal de Estrasburgo sentenció que «la exhibición obligatoria del símbolo de una determinada confesión en instalaciones utilizadas por las autoridades públicas, y especialmente en las aulas» restringe los derechos de los padres a educar a sus hijos «en conformidad con sus convicciones».
El fallo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos llegó después de que Soile Lautsi, una madre italiana residente en Abano Terme (noreste), reclamara en 2002 al instituto público «Vittorino da Feltre» -al que acudían sus dos hijos- la retirada del crucifijo de las aulas por ser contrario al principio de laicidad en el que quería educarles.
Días después de conocida la sentencia, Silvio Berlusconi avisó a Estrasburgo que el fallo «no era vinculante» por lo que «no había posibilidad de coerción que impidiera tener los crucifijos en los colegios» y anunció que la sentencia sería recurrida. Con ironía, el Cavaliere también recordó entonces que cualquier persona que pasee por una de las ciudades italianas, «no puede caminar más de 300 metros sin encontrarse un símbolo de nuestras raíces y tradiciones cristianas». (RD/Agencias)