Los ortodoxos siguen acusando a Roma de hacer proselitismo en territorios que considera de su tradicional influencia religiosa.
La Santa Sede y Rusia decidieron ayer «establecer plenas relaciones diplomáticas«, según informó el Vaticano tras el encuentro mantenido por el papa Benedicto XVI con el presidente ruso, Dmitri Medvédev.
«Durante el coloquio se ha expresado la satisfacción de ambas partes por las cordiales relaciones existentes y se ha concordado establecer relaciones diplomáticas plenas entre la Santa Sede y la Federación Rusa», señaló el Vaticano en un comunicado.
Benedicto XVI y Dmitri Medvédev, agregó el Vaticano en el comunicado, también analizaron la situación económica y política internacional, a la luz de la encíclica papal «Caritas in veritate», de la que el Pontífice regaló un ejemplar en ruso al mandatario.
«Se han analizado los actuales desafíos a la seguridad y a la paz y se ha hablado de temas culturales y sociales de interés común, como el valor de la familia y de la contribución de los creyentes a la vida de Rusia«, añade el comunicado de la Santa Sede.
Dmitri Medvédev llegó al Vaticano a las 17.45 horas local (16.45 gmt), 17.45 GMT, en su primera visita a la Santa Sede.
Antes de reunirse con el Papa, el mandatario ruso se entrevistó 15 minutos con el Secretario de Estado vaticano («primer ministro»), el cardenal Tarcisio Bertone, que estuvo acompañado del «ministro de Exteriores» vaticano, el arzobispo Dominique Mamberti.
Medvédev habló a solas con Benedicto XVI duramente media hora, tras lo cual entró en la biblioteca papal el séquito presidencial, del que formaron parte el ministro de Exteriores, Serguei Lavrov.
Además de la encíclica en ruso, Benedicto XVI regaló a Medvédev una litografía de 1645 de Bernini sobre la basílica de San Pedro.
El presidente ruso le correspondió con una caja artesanal con la figura de la catedral de San Basilio de Moscú y 22 volúmenes de la Enciclopedia Ortodoxa.
Cuando se los entregó le dijo que con esos volúmenes escritos en ruso se completaban los que ya le había regalado en una visita anterior el ex presidente Vladimir Putin.
El Papa lo agradeció y en un ambiente de cordialidad le dijo que «no sabré leerlos» a lo que Medvédev respondió que sí, «ya le ayudarán».
La Unión Soviética y la Santa Sede establecieron relaciones diplomáticas en marzo de 1990, un año antes de su desintegración y poco después de la histórica visita al Vaticano del que fuera su ultimo presidente, Mijail Gorbachov el 1 de diciembre de 1989.
En enero de 1992 la Santa Sede reconoció a Rusia como sucesora jurídica de la URSS y estableció con ella relaciones a nivel de representaciones permanentes.
Gorbachov fue el primer líder soviético que se reunió con el entonces papa Juan Pablo II, quien en 1991 y 1998 también recibió al presidente ruso, Borís Yeltsin.
Después, en 2000 y 2003 el Papa Wojtyla recibió en el Vaticano al presidente y ahora primer ministro, Vladímir Putin (2000 y 2003). Benedicto XVI recibió a Putin en 2007.
Medvédev ha sido el cuarto presidente ruso que ha pisado el Palacio Apostólico.
En ninguna de las visitas anteriores, los presidentes de Rusia invitaron al Papa a viajar a Moscú, el deseo que no pudo ver cumplido Juan Pablo II y que algún día espera realizar Benedicto XVI.
El Patriarcado ortodoxo de Moscú precisó sobre esta visita del presidente Medvédev que se trataba de una «reunión de dos jefes de Estado».
Los católicos en Rusia, país de mayoría ortodoxa, son unos 600.000 y siempre han esperado, según reiteraron hoy fuentes vaticanas, que estas visitas sirvan para mejorar su situación.
Aunque las relaciones entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa Rusa han mejorado con la llegada de Joseph Ratzinger al Papado, los ortodoxos siguen acusando a Roma de hacer proselitismo en territorios que considera de su tradicional influencia religiosa.
Las relaciones entre el Vaticano y la Iglesia Ortodoxa Rusa sufrieron un importante deterioro en los últimos años del papado de Wojtyla, debido a la decisión de éste de reorganizar la Iglesia Católica en Rusia creando cuatro diócesis.
Los ortodoxos lo recibieron como una agresión y en aquellas fechas -2002- las autoridades rusas expulsaron a cinco sacerdotes católicos, incluido un obispo, sin explicación oficial, pero con insinuaciones de posible espionaje.
Cuando el actual patriarca ortodoxo, Kiril, fue nombrado, el pasado mes de enero, Benedicto XVI expresó su «alegría», a la vez que el Vaticano manifestó su auspicio de que «continúe el camino común de acercamiento» a los ortodoxos.
Si Juan Pablo II murió sin pisar tierra rusa por sus discrepancias con el fallecido patriarca Alexis II, el nombramiento de Kiril puede allanar el terreno a un próximo viaje de Benedicto XVI a Moscú.
El nuncio apostólico en Rusia, Antonio Mennini, se felicitó hoy por la decisión del presidente ruso, Dmitri Medvédev, de establecer relaciones diplomáticas plenas con el Vaticano.
«Esta decisión es una confirmación del buen nivel de relaciones existentes entre la Santa Sede y la Federación de Rusia, que avanzan -sobre todo en los últimos años- hacia la cooperación mutua», declaró el nuncio a la agencia Interfax.
Según Mennini, el «fortalecimiento de los lazos de respeto mutuo y amistad que ya existen entre Rusia y la Santa Sede contribuirá a la consecución de objetivos comunes como la defensa de la paz y el arreglo pacífico de conflictos en diversas regiones del mundo».
Además, ayudará a la «difusión de valores universales básicos, como el reconocimiento y defensa de la dignidad humana y la protección de la familia y de las dimensiones éticas y morales de la vida de cada ser humano y de toda la sociedad», indicó.
(RD/EFE)