Monseñor Pritchard, que tiene una blackberry, reconoció que para él también será una penitencia renunciar a la tecnología durante algunos días
Los obispos de la Iglesia británica están animando a la gente a que abandone sus iPods en Cuaresma, en lugar de vicios más tradicionales como el chocolate, para que ayuden a salvar el planeta, durante al menos el periodo que precede a la Semana Santa que los cristianos consideran tradicionalmente como un tiempo de penitencia y reflexión, que comienza el miércoles.
Además de pasar un día sin usar tecnología como los teléfonos móviles o iPods, las 46 sugerencias diarias incluyen también comer a la luz de las velas, cortar más fina la carne y las verduras para que se cocinen más rápido y tirar menos de la cadena.
«En lugar de renunciar al chocolate para Cuaresma, por qué no ayunar por la justicia… para ayudar a aquellos que sufren los efectos del cambio climático», dijo Jones.
El «Ayuno de CO2» es una iniciativa que organiza anualmente la agencia de desarrollo Tearfund, a la que se han unido de manera entusiasta los obispos de la Iglesia de Inglaterra con el objetivo de concienciar a los fieles sobre la necesidad de contaminar menos.
Los obispos de Liverpool, James Jones, de Londres, Richard Chartres, y de Oxford, John Pritchard, han propuesto también a sus congregaciones que el dinero que dejen de gastar por renunciar durante unos días a la tecnología lo destinen a los países pobres.
«La cuaresma es un periodo en el que deberíamos reflexionar sobre la manera en la que vivimos. Dejar de comer chocolate es un símbolo de esa reflexión, pero renunciar a la tecnología es una manera más seria de pensar en los problemas que afrontamos como la comunidad global que somos», manifestó el obispo de Oxford.
«Es una manera de mostrar solidaridad con un mundo que no tiene la capacidad de comunicarse como nosotros y un recordatorio de que quizás hemos ido más allá de lo debido en lo que se refiere al consumo de tecnología», añadió Pritchard.
Este obispo, que tiene una blackberry, reconoció que para él también será una penitencia renunciar a la tecnología durante algunos días, pero consideró que le servirá para concentrarse en la necesidad de impulsar la comunicación «cara a cara».
Según Pritchard, esta oportunidad «es una recordatorio de que ralentizar nuestras vidas al menos una parte del tiempo tiene beneficios auténticos sobre nuestra salud, mental, emocional y espiritual». (RD/Agencias)