El entonces vicario general, Gerhard Gruber, de 81 años, ha asumido toda la responsabilidad de lo ocurrido y desde el Vaticano se ha insistido en que Ratzinger fue absolutamente ajeno al caso
El arzobispado de Múnich ha suspendido al sacerdote que fue acogido por esa archidiócesis en los años 80, siendo su arzobispo el actual Papa Joseph Ratzinger, a pesar de tener antecedentes como pederasta.
El religioso fue relevado de su tarea como asesor espiritual turístico con efectos inmediatos, tras haberse demostrado que no siguió la condición de mantenerse al margen de toda tarea relacionada con niños o jóvenes, indicaron hoy fuentes de la archidiócesis.
Asimismo, ha presentado su dimisión el prelado Josef Obermauer, director del consejo de asesoría espiritual de esa archidiócesis, como responsable directo de la labor que realizaba ese religioso.
El caso del sacerdote salió a la luz el pasado viernes, al revelar el diario «Süddeutsche Zeitung» que en tiempos de Ratzinger al frente de esa diócesis se había acogido en su seno a ese religioso, pese a que ya por entonces tenía antecedentes de pederastia.
El actual Papa Benedicto XVI fue arzobispo en Múnich entre 1972 y 1982, en que fue nombrado prefecto de la Congregación de la Fe y se trasladó al Vaticano.
El sacerdote llegó a ese arzobispado procedente de Essen (oeste del país) en 1980, lo que fuentes de la Iglesia muniquesa han admitido ahora como «grave error», con el compromiso de someterse a una terapia, lo que nunca llegó a ocurrir.
El entonces vicario general, Gerhard Gruber, de 81 años, ha asumido toda la responsabilidad de lo ocurrido y desde el Vaticano se ha insistido en que Ratzinger fue absolutamente ajeno al caso.
Según explicaron fuentes de la archidiócesis, en los dos primeros años en que el sacerdote estuvo destinado en Múnich no se registró ningún incidente por su parte.
En 1982 se le asignaron tareas de asesor espiritual en Grafing (junto a Múnich), hasta que en 1985 reincidió y fue condenado a 18 meses bajo libertad condicional y una multa de 4.000 marcos (2.000 euros).
Cumplida esa pena, volvió a ejercer, primero en un asilo de ancianos, hasta 1987, y luego en diversas tareas parroquiales, hasta que en 2008 pasó a su trabajo como asesor espiritual turístico.
El caso del sacerdote salió a la luz el viernes pasado, horas después de la Audiencia del Papa con el presidente de la Conferencia Episcopal Alemania, Robert Zollitsch, en que Benedicto XVI expresó su total «consternación» por los escándalos de pederastia que sacuden a la Iglesia católica en Alemania.
De los primeros casos revelados en la escuela de elite jesuita Canisius, en Berlín, en los años 80, se ha pasado a una situación que afecta a prácticamente todas las diócesis de Alemania y las estimaciones hablan de centenares de víctimas.
La canciller germana, Angela Merkel, ha apremiado al esclarecimiento de esos casos y ha ofrecido la colaboración de su Gobierno a la Iglesia católica.
Por su parte, la ministra de Justicia, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, quien desde que estalló el escándalo ha instado repetidamente a Zollitsch a actuar en consecuencia, convocó una reunión con el presidente de los obispos para el día 25 de marzo.
Inicialmente, la Conferencia Episcopal no se dio por enterada de la reunión, con el argumento de que fue convocada unilateralmente. (RD/Efe)