El premier italiano desafia las reglas de la Iglesia

Berlusconi comulga a pesar de estar divorciado

Fue en el funeral de un amigo

Curiosamente, su reivindicación es un viejo ícono de batalla de los católicos progresistas

En el clima de emoción y luto de los funerales de su amigo Raymondo Vianello, un famoso actor y animador que trabajaba desde siempre en sus canales de televisión, el primer ministro Silvio Berlusconi sacó un poco la lengua para recibir la hostia consagrada. Un sacramento prohibido para los divorciados vueltos a casar. Para los presentes y quienes lo vieron luego en las noticias, el momento era un verdadero desafío, que pone en apuros a la Iglesia. En el fondo se trata de una vieja pulseada., tal y como cuenta Clarin.

El escándalo y las polémicas eran inevitables. Ayer, un obispo progresista aprovechó la ola de la discusiones y dijo que había que cambiar y darle la comunión a los católicos divorciados que se casaron después por el civil y viven en el pecado.

Hace años que Berlusconi pulsea con las cumbres de la Iglesia italiana y del mismo Vaticano, que le confirman que tiene la hostia prohibida. Hace más de diez años, cuando en Túnez murió su amigo Bettino Craxi, el líder socialista italiano prófugo de la justicia y exiliado en Africa, hubo funerales católicos y Silvio comulgó, desatando una borrasca religioso-política.

El premier no ha hecho comentarios de su gesto. Está en trámites de separación con la madre de tres de sus cinco hijos, su segunda esposa Verónica Lario, con la que se casó por el Registro Civil tras divorciarse de la primera mujer, madre de sus dos hijos mayores, Marina y Piersilvio, que hoy gestionan parte de su enorme imperio.

Con gran habilidad y empeño, cada tanto Silvio replantea su caso. En algunas ceremonias se le escuchó decir a sacerdotes y obispos, para que todos sintieran: «¿Cuándo vamos a poder comulgar?».

Curiosamente, su reivindicación es un viejo ícono de batalla de los católicos progresistas, más bien identificados con la oposición de centroizquierda.

El papa Joseph Ratzinger, un tradicionalista de los pies a la cabeza, dilucidó la cuestión con un «no» rotundo en el primer Sínodo Mundial de Obispos, dedicado a la Eucaristía, de su pontificado. En el documento postsinodal, llamado «Sacramentum Caritatis«, Benedicto XVI confirmó la doctrina de la Iglesia contraria a abrir a los católicos divorciados vueltos a casar. Al menos, le pedían algunos obispos, que se autorizara a comulgar y confesar a los cónyuges inocentes del divorcio. Nada.

En 2008, en el Congreso Eucarístico Mundial realizado en Canadá, la enseñanza de la Iglesia fue confirmada. Pero Silvio insiste. Y los curas y obispos explican que el sacerdote que administra la consigna de la hostia poco puede hacer cuando se topa con un personaje tan importante en la fila de los fieles.

Pero Berlusconi sabe también que para el Vaticano el premier es un aliado aunque haya sido de escándalos con fama de mujeriego. Los forcejeos continuarán y no hay que descartar que algún día las cosas cambien y el actual jefe de gobierno de los italianos se salga con la suya.

 

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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