¿Crisis? Allí mis vecinos picaban piedra y siguen picando piedra
Juan Pablo López, misionero de 47 años nacido en Logroño, y miembro de la Diócesis de Calahorra, lleva 14 trabajando como misionero en Benín donde la Iglesia riojana colabora desde hace 23 años. Lo entrevista María Marañón en La Rioja.
– ¿Qué le impulsó a colaborar allí?
– Antes era sacerdote de Canales de la Sierra, pero como diocesano tengo que estar al servicio del anuncio de Jesucristo por todo el mundo. El obispo hizo el llamamiento para que se atendiera aquella parroquia y me apunté.
– ¿Qué sintió cuando le nombraron responsable del proyecto en África?
– Me sentí muy contento y aunque no me encuentro perdido, madre no hay más que una: mi casa es La Rioja.
– ¿Qué planes tiene para después de esta iniciativa?
– Como se dice, voy andando y viendo. En África sólo existe el hoy y el mañana. Después ya no lo sé.
– Además de la futura construcción para la distribución y captación de agua ¿ qué más obras ha impulsado la Diócesis?
– Hemos trabajado en la creación de pozos y embalses, en institutos, maternidades, alumbrado público, cooperativas para mujeres… Hemos hecho un poco de todo.
– ¿Afecta la crisis a las ayudas que aportan las instituciones y los particulares?
– Este año todavía no se ha notado, pero porque los presupuestos son de años atrás, de cuando no había crisis. Aunque, en general, la gente que conoce aquello sabe que hay que seguir echando una mano al Tercer Mundo. Esta crisis está poniendo muchas cosas en su sitio porque creo que vivimos demasiado en el derroche. Allí mis vecinos picaban piedra y siguen picando piedra.
– ¿En qué medida puede ayudar cualquier ciudadano?
– Lo importante es tener conciencia y que cada uno aporte el granito que pueda y no decir: bueno ya se las arreglarán.
