El Gobierno ha ocultado el número real de muertos por miedo a las críticas de la comunidad internacional, y siempre ha intentado ocultar las verdaderas causas de los fallecimientos
La masacre de cristianos coptos del pasado domingo en El Cairo se cobró ayer su primera víctima política con la renuncia -rechazada por la junta militar- del ministro de Finanzas, Hazem el Beblaui. Éste denunció la pésima gestión del Gobierno de un incidente que ha marcado un antes y un después en la transición.
El descontento hacia la junta militar que dirige de facto Egipto crece entre la población, mientras se suceden rumores y testimonios sobre si el número de muertos en el enfrentamiento entre coptos y Ejército podría ser mayor de los 25 reconocidos oficialmente. Lo cuenta Paula Rosas en ABC.
Beblaui, que también era viceprimer ministro, llevaba tan sólo tres meses en el cargo. Ayer presentó su dimisión ante el primer ministro, Essam Sharaf, en protesta por la «gestión del Gobierno de los incidentes de Maspero», en referencia al edificio de la televisión estatal, frente a la cual el pasado domingo el Ejército reprimió brutalmente una manifestación de miles de coptos.
Por ahora, la Fiscalía militar ha ordenado la detención de 28 personas relacionadas con los incidentes, que acabaron derivando en un enfrentamiento sectario después de que la televisión estatal acusara a «los coptos» de matar a soldados y animara a los «egipcios honrados» a salir a la calle a proteger a los militares. Los detenidos, que estarán bajo custodia durante 15 días a la espera de las investigaciones, son cristianos y musulmanes.
Se desconoce, por ahora, si la Justicia habrá ordenado también la detención de los militares que embistieron con varias tanquetas contra la manifestación. La mayor parte de las víctimas murieron aplastadas bajo las ruedas de estos vehículos.
Cuatro soldados
Las autoridades han anunciado que entre las víctimas hay cuatro soldados, aunque nadie ha desvelado, por ahora, sus nombres, dónde fueron trasladados o cuándo serán sus funerales. Este dato ha hecho dudar a muchos de que haya víctimas entre el Ejército. «Niego que haya muerto ningún soldado. Las autoridades y la prensa oficialista mienten», aseguró ayer a este diario el abogado Naguib Guibrail, un conocido activista de derechos humanos copto que recibió un disparo en la pierna en el asalto a la manifestación.
Según Guibrail, el número de coptos muertos el domingo se eleva a 31. Diecisiete personas fueron trasladadas al Hospital Copto y el resto al Instituto Nasser y al hospital de Shubra. «El Gobierno ha ocultado el número real de muertos por miedo a las críticas de la comunidad internacional, y siempre ha intentado ocultar las verdaderas causas de los fallecimientos», afirmó el activista. Desde el pasado lunes se han producido varias denuncias de que la dirección del Hospital Copto había sido presionada por las autoridades para que hiciera pasar las muertes por infartos.
Otro de los rumores recogidos por un diario, en base a testimonios, es que el Ejército podría haber arrojado cuerpos al Nilo en plena refriega.