Que los africanos vivan reconciliados en la paz y la justicia. Estos son los deseos que expreso con confianza y esperanza"
El papa Benedicto XVI dijo hoy en Cotonú, cuando se disponía a regresar a Roma, que África es una tierra de «esperanza», ya que en ese continente se encuentran valores «auténticos, capaces de aleccionar a todo el mundo y que reclaman ser extendidos» por el planeta.
«Quise volver a visitar de nuevo el continente africano, por el que tengo una especial estima y afecto, pues estoy íntimamente convencido de que es una tierra de esperanza», afirmó el Pontífice ante el presidente de Benin, Thomas Boni Yayi, en la ceremonia de despedida en el aeropuerto de la ciudad más importante de Benin.
Benedicto XVI agregó que ha dicho en numerosas ocasiones que en África se encuentran valores «auténticos, capaces de aleccionar a todo el mundo y que reclaman ser extendidos por el planeta con la ayuda de Dios y la determinación de los africanos».
El Obispo de Roma señaló que la exhortación apostólica «Africae Munus», texto con el que se da por cerrado el II Sínodo de Obispos para África, celebrado en 2009 en el Vaticano, y que él entregó ayer a los prelados del continente en la localidad de Ouidadh «puede ayudar mucho» a la difusión de esos valores.
Benedicto XVI destacó las buenas relaciones entre la Iglesia y el estado de Benin y señaló que la buena voluntad y el respeto mutuo no solo ayudan al diálogo, sino que son esenciales para construir la unidad entre las personas, los grupos étnicos y los pueblos.
También destacó la convivencia armoniosa entre religiones en Benin, donde conviven las doctrinas tradicionales, el cristianismo y el islamismo.
«Que los africanos vivan reconciliados en la paz y la justicia. Estos son los deseos que expreso con confianza y esperanza antes de salir de Benin y del continente africano», manifestó.
Tras despedirse de las autoridades religiosas y políticas locales, Benedicto XVI emprendió viaje de regreso a Roma, adonde está previsto que llegue a las diez de la noche (21.00 GMT).
Esas palabras de aliento pusieron fin al segundo viaje del papa Ratzinger a África, donde ya estuvo en 2009, que ha estado marcado por la entrega a los prelados africanos del documento final del sínodo, en el que considera que el sida, que afecta especialmente a este continente, es sobre todo «un problema ético».
El documento lo preparó con las 57 propuestas que le presentaron los 244 obispos africanos que asistieron al sínodo, en el que señalaron -en la misma línea que lo hizo él durante su viaje de 2009 a Camerún y Angola- su «no» al uso del preservativo contra el sida, pandemia que afecta a 27 millones de africanos.
El papa considera que el sida no se combate «solo con dinero, ni con la distribución de preservativos, que, al contrario -afirma- aumentan el problema», sino que se vence con «una humanización de la sexualidad y nuevas formas de conductas«, como la abstinencia, el rechazo de la promiscuidad y la fidelidad en el matrimonio.
En el documento también señala que África necesita reconciliación y paz, pero que para ello es necesario que los responsables de los crímenes cometidos sean sometidos a la justicia.
El papa Ratzinger «deplora y condena enérgicamente el trato intolerable» que reciben tantos niños en África, entre ellos los niños soldados, y arremete contra las multinacionales, que ya dijo están devastando África, y los gobernantes corruptos.
Además de pedir protección para la familia, Benedicto XVI señala que la mujer tiene la misma dignidad del hombre, denuncia que «todavía son demasiadas las humillaciones» que sufre en nombre de tradiciones ancestrales y pide combatir todos los actos de violencia contra ella.
El papa señala que el analfabetismo es uno de los principales obstáculos para el desarrollo de África.
En estos tres días se reunió con las religiones tradicionales y en un encuentro con el mundo político denunció «la sumisión incondicional a las fuerzas del mercado o las finanzas y el nacionalismo exacerbado» que, dijo, pueden llegar a ser funestos.
Benedicto XVI también expresó su preocupación por el auge de la iglesias evangélicas y pentecostales en América Latina y África y dijo que frente a ese desafío, la Iglesia católica tiene que ofrecer un mensaje sencillo simple, profundo y comprensible. (RD/Efe)
Discurso de Benedicto XVI en el aeropuerto de Cotonú
Mi viaje apostólico en tierra africana termina. Doy gracias a Dios por estos días que he estado con ustedes con alegría y cordialidad. Gracias, señor Presidente, por sus corteses palabras y por tantos esfuerzos por hacer agradable mi estancia
También quiero dar gracias a las diversas autoridades en este país y a todos los voluntarios que han contribuido generosamente al éxito en estos días. No olvido a toda la población beninesa, que me ha recibido con calor y entusiasmo. Mi gratitud se extiende también a los miembros de la Iglesia católica, a los Presidentes de las Conferencias Episcopales nacionales y regionales que han venido hasta aquí y, por supuesto, y muy especialmente, a los obispos de Benín.
Quise volver a visitar de nuevo el continente africano, por el que tengo una especial estima y afecto, pues estoy íntimamente convencido de que es una tierra de esperanza. Ya lo he dicho en muchas otras ocasiones. Aquí se encuentran valores auténticos, capaces de aleccionar a todo el mundo, y que reclaman ser extendidos con la ayuda de Dios y la determinación de los africanos. La Exhortación apostólica postsinodal Africae munus puede ayudar mucho a eso, pues abre perspectivas pastorales y suscitará iniciativas interesantes. Se la confío al conjunto de los fieles africanos, que sabrán estudiarla con atención y traducirla en acciones concretas en su vida diaria. El cardenal Gantin, ese eminente beninés, cuyo prestigio ha sido reconocida hasta el punto de que este aeropuerto lleva su nombre, participó conmigo en muchos sínodos, aportando una contribución esencial y apreciada. Que él acompañe la aplicación de este documento.
Durante esta visita, he podido encontrarme con varios componentes de la sociedad de Benín, y los miembros de la Iglesia. Estos numerosos encuentros, tan diferentes en su naturaleza, dan testimonio de la posibilidad de una coexistencia armoniosa en el seno de la nación, y entre Iglesia y el Estado. La buena voluntad y el respeto mutuo no sólo ayudan al diálogo, sino que son esenciales para construir la unidad entre las personas, los grupos étnicos y los pueblos. El término Fraternidad es también la primera de las tres palabras de vuestro lema nacional. Vivir juntos fraternamente, no obstante las legítimas diferencias, no es una utopía. ¿Por qué un país africano no podría indicar al resto del mundo el camino a tomar para vivir una fraternidad auténtica en la justicia, fundada en la grandeza de la familia y del trabajo? Que los africanos vivan reconciliados en la paz y la justicia. Estos son los deseos que expreso con confianza y esperanza antes de salir de Benín y el continente africano.
Señor Presidente, renuevo mi más sincero agradecimiento, que hago extensivo a todos sus conciudadanos, a los obispos de Benín y a todos los fieles de su país. Deseo también animar a todo el continente a ser cada vez más sal de la tierra y luz del mundo. Que por la intercesión de Nuestra Señora de África, Dios les bendiga a todos.
acɛ mawu tɔn ni kɔn do benin to ɔ bi ji
[trad. del fon: ¡Dios bendiga a Benín!]