El domingo pasado, un coche bomba explotó en Aleppo, en las inmediaciones de la escuela de los padres franciscanos
(Fides).- Mientras que las fuerzas de la oposición siria son culpables de violencia, abusos, torturas – como afirma un informe publicado ayer por la Ong «Human Rights Watch» – en Homs se está produciendo «una limpieza étnica de cristianos«, puesta en marcha por miembros de la «Brigada Faruq», cercana a Al-Qaeda.
Lo afirma una nota enviada a la Agencia Fides desde la Iglesia ortodoxa siria, a la que pertenecen el 60% de los cristianos en Siria. Militantes islámicos armados, dice la nota – han logrado expulsar al 90% de los cristianos de Homs y han confiscado sus hogares por la fuerza.
Según fuentes del Metropolitano ortodoxo, los militantes fueron de puerta en puerta, en los barrios de Hamidiya y Bustan al-Diwan, obligando a los cristianos a huir, sin darles la posibilidad de tomar algunas de sus pertenencias. La «Brigada Faruq» está dirigida por elementos armados de Al-Qaeda y de varios grupos wahabíes, y cuenta con mercenarios procedentes de Libia e Irak.
El Vicario Apostólico de Alepo, Mons. Giuseppe Nazzaro, comenta a Fides: «No tenemos fuentes para confirmar esta información directamente, pero podemos decir que estas relaciones comienzan a romper el muro de silencio construido hasta ahora por la prensa en todo el mundo. En esta situación, se están abriendo paso los movimientos islámicos y terroristas».
El Vicario recuerda con preocupación algunos episodios recientes: «El domingo pasado, un coche bomba explotó en Aleppo, en las inmediaciones de la escuela de los padres franciscanos. Se ha evitado de milagro una masacre de niños en el centro de la catequesis de la Iglesia de San Buenaventura: sólo porque el responsable de los franciscanos, intuyendo el peligro, hizo salir a los niños 15 minutos antes de la hora habitual. Otras bombas han explotado en Damasco: son malas señales para las minorías religiosas». Sobre las perspectivas de la situación, el Vicario dice: «Estoy seguro de que puede volver la paz: para ello nosotros los cristianos continuamos a orar incesantemente».
Mientras tanto, en Homs, explican fuentes de la Agencia Fides, está dando un testimonio heroico algunos jesuitas que se han quedado en la ciudad: trabajan llevando consuelo y ayuda humanitaria a las personas necesitadas y que se encuentran en extrema pobreza, cumpliendo con su misión de ser «constructores de puentes«. Los religiosos piden que las fuerzas implicadas se inspiren en la tolerancia, el pluralismo cultural y religioso, invitando al diálogo, rechazando la violencia y pidiendo el respeto de la dignidad humana y de los valores del Evangelio. Los jesuitas en Siria están comprometidos en el servicio a los jóvenes, a los refugiados, en la educación de niños y adultos, en el diálogo interreligioso, en proyectos de desarrollo rural.
Sin entender lo que está sucediendo en su país, los niños sirios han sido víctimas de un conflicto que ya les ha dejado marcas que llevarán toda su vida y que les ha obligado a buscar refugio en países vecinos como el Líbano. Ha pasado más de un año desde que comenzó la revuelta contra el régimen sirio y, a causa de los bombardeos en la provincia de Homs, más de 10 mil personas siguen buscando un refugio.
La mayoría de los refugiados llegan sin nada, no tienen medios de subsistencia ni para cubrir los gastos de una vivienda, ni para electricidad, alimentos, ropa o productos de higiene personal. La ayuda que reciben apenas puede satisfacer sus necesidades básicas, que son evidentemente mayores en el caso de los niños, que necesitan leche, ropa interior, ropa y alimentos con un alto contenido proteico.
Las heridas físicas no son las únicas que tienen estos pequeños, la violencia, les afecta también psicológicamente. Según un pediatra del hospital de Damasco, los adultos pueden superar su miedo, pero para los niños no es lo mismo. Además, en Siria, los niños no escapan a la tortura y los homicidios.
Recientemente, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha denunciado el asesinato de niños muy pequeños y de mujeres en la aldea de Karem el Zaitun, en Homs. Según los datos de la ONU, en el último año, han muerto más de 8 mil personas, entre las cuales se cuentan cientos de niños, a causa de la represión del gobierno, mientras que el régimen sigue culpando a los grupos terroristas