Hay entre 8 y 12 millones de católicos, divididos entre los pertenecientes a la Iglesia controlada por el Gobierno y la clandestina
Los medios de comunicación chinos no se hicieron eco hoy del comienzo del cónclave que elegirá al nuevo Papa, líder espiritual que el gigante asiático no reconoce desde la Revolución Comunista de 1949, cuando fundó su propia Iglesia Patriótica Católica.
Las ediciones digitales de los principales periódicos del país, como el China Daily o el Diario del Pueblo, omiten las informaciones relacionadas con el futuro sucesor de Benedicto XVI, y, en caso de haber alguna referencia, se limita a la información suministrada por la agencia oficial Xinhua.
En la misma línea, el informativo vespertino de la televisión estatal CCTV, el más destacado del día, no hizo ninguna referencia al inicio del cónclave en El Vaticano.
Además del evidente conflicto entre China y la Santa Sede, se da la circunstancia de que desde el pasado 5 de marzo el país está inmerso en su propio cónclave de relevo de liderazgo político, algo que sucede una vez cada diez años y que copa las portadas de los medios de comunicación del país.
En particular, esta semana se vivirá el momento álgido del encuentro, cuando el jueves y el viernes se nombre al presidente y primer ministro del país, unos puestos que salvo sorpresa serán para Xi Jinping y Li Keqiang, respectivamente.
Los medios ya no respondieron cuando Benedicto XVI anunció su renuncia, algo que se explicó, en parte, por la coincidencia con las vacaciones de Año Nuevo Lunar, la mayor festividad del año en China.
El Gobierno chino, por su parte, mostró su «voluntad» de acercar posturas con la Santa Sede, aunque remarcó que la reanudación de las relaciones diplomáticas -se suspendieron en 1951- es posible siempre y cuando «El Vaticano rompa lazos con Taiwán y reconozca que es parte inherente de China».
Los enfrentamientos de China con la Iglesia católica han sido muy frecuentes.
El último se produjo el pasado julio, cuando el recién nombrado obispo auxiliar de la diócesis católica de Shanghái, Thaddeus Ma Daqin, fue apartado de sus labores ministeriales después de hacer pública en una homilía su intención de abandonar la Iglesia Patriótica Católica china.
Según el Vaticano, en China hay entre 8 y 12 millones de católicos, divididos entre los pertenecientes a la Iglesia Patriótica, controlada por el Gobierno comunista, y la clandestina, fiel al Vaticano y en ocasiones perseguida por el régimen.
Uno de los asuntos que suele enfrentar al Vaticano con Pekín es el nombramiento de obispos, pues la Santa Sede reclama que pueden ser designados solo por el Papa, mientras que la Iglesia Patriótica los ordena sin el visto bueno papal. (RD/Agencias)