Falto de un Estado que funcione, y sin apenas líderes visibles, los tres religiosos han sido desde hace más de un año la voz más valiente y escuchada dentro y fuera del país
(José Carlos Rodríguez Soto).- El Papa Francisco recibió esta mañana a los tres principales líderes religiosos –católico, protestante y musulmán- de la República Centroafricana. El arzobispo de Bangui, Dieudonné Nzapalainga, el reverendo Nicolas Guerekoyame y el Bangui. Rel. leradersimam Oumar Kobine Layama fueron exhortados por el Papa a «permanecer unidos, cerca del pueblo, continuando su obra contra toda división«. Francisco también les aseguró que abordará el tema del conflicto en Centroáfrica cuando encuentre este próximo jueves al presidente norteamericano Barack Obama.
Los tres líderes religiosos llegaron a Roma, invitados por la Comunidad de Sant’Egidio, tras varios días de intensas discusiones con altos oficiales de la ONU en Nueva York, donde insistieron que la solución de su país pasa por el despliegue rápido de una fuerza de intervención bajo el mando de Naciones Unidas.
Aunque en varias ocasiones el Consejo de Seguridad ha mencionado esta posibilidad, hasta la fecha no han tomado aún esta decisión, debido -entre otros factores- a las reticencias de varios países de peso, entre ellos Estados Unidos. Francia mantiene, desde diciembre de 2013, una fuerza de 2.000 soldados, que junto con los algo más de 6.000 soldados de varios países de la Unión Africana, intentan controlar la situación de violencia extrema que vive el país.
Pero el número de efectivos es insuficiente para una nación algo más grande que Francia, dominada por milicias que imponen el terror a una población traumatizada. Alrededor de un millón de centroafricanos -de un total de cuatro millones y medio de habitantes- han huido de sus hogares: unos 700.000 son desplazados internos y al menos 300.000 son refugiados en países vecinos.
Los tres líderes religiosos comenzaron su labor conjunta en favor de la paz en diciembre de 2912, cuando los rebeldes de la Seleka -de mayoría musulmana- comenzaron su ofensiva desde el Noreste del país. En numerosas ocasiones viajaron a las zonas bajo el control de los insurgentes para intentar mediar entre ellos y el gobierno presidido entonces por el presidente François Bozizé y encontrar una solución pacífica.
Tras la toma del poder violenta por parte de la Seleka, que hace ahora un año (el 24 de marzo de 2013) entraron en Bangui, denunciaron en numerosas ocasiones los abusos de los nuevos amos de Centroáfrica, que cometieron sumieron al país en el caos más absoluto. Cuando el conflicto empezó a tomar un carácter de luchas entre musulmanes y no-musulmanes, los tres acudieron a varias ciudades que eran focos de enfrentamientos inter comunitarios, como Bossangoa, Bouar, Bangassou y otras localidades. En algunos casos su mediación consiguió serenar bastante los ánimos y evitar que las cosas degeneraran aún más.
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