Desmond Tutu fue galardonado en 1984 con el Premio Nobel de la Paz por desafiar a la sociedad blanca y al gobierno racista de Sudáfrica
El arzobispo sudafricano Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz en 1984 y destacado luchador contra el apartheid en su país, ha sido proclamado hoy ganador del XXVI Premio Internacional Catalunya, que distingue a las personas que hayan contribuido a desarrollar los valores culturales, científicos o humanos en todo el mundo.
El conseller de Presidencia de la Generalitat, Francesc Homs, ha anunciado hoy la concesión del Premio Internacional Catalunya al arzobispo y teólogo en atención a su «constante lucha por mejorar las condiciones de vida de los sudafricanos», además de su «vigorosa lucha por la mejora de las condiciones sociales de los oprimidos».
En la lectura del fallo, el conseller ha remarcado que la decisión del jurado ha sido tomada por «unanimidad» por la dedicación de Tutu, desde la desaparición del régimen del apartheid en Sudáfrica, a «la defensa de los derechos humanos en todo el mundo».
De Tutu, el presidente delegado del Premio, Xavier Rubert de Ventós, ha destacado su «activa implicación en campañas contra el sida, la turberculosis, la pobreza, el racismo, el sexismo y la homofobia», remarcado su papel «activo en la reconciliación entre los pueblos».
Descrito por Rubert de Ventós como un «estadista del viejo mundo», Desmond Tutu es considerado la conciencia moral de Sudáfrica y un icono de la esperanza, más allá del ámbito de la Iglesia y de su propio país.
Ello porque, según ha dicho el filósofo y miembro del jurado, su trayectoria va mucho más allá de su labor como obispo pues, al mismo tiempo, también ha sido «un activista y un payaso» además de un «empirista anglosajón que sigue todas las discusiones en el momento en el que se producen».
Nacido en Klerksdorp (Sudáfrica) el 7 de octubre de 1931, a los 12 años emigró a Johannesburgo y se hizo maestro, ingresando más tarde en el ministerio anglicano y convirtiéndose en el obispo de Lesotho.
En 1978, a raíz de las revueltas de Soweto surgidas dos años antes, Sudáfrica estaba sumida en el caos, y el arzobispo fue persuadido para ocupar el cargo de secretario general del Consejo Sudafricano de las iglesias.
Fue desde esta posición que Tutu se convirtió en una figura tanto nacional como internacional, encabezando la lucha por la justicia, la reconciliación y el fin del apartheid, desafiando a la sociedad blanca y el gobierno racista, por lo que en 1984 fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz.
En 1995 el entonces presidente sudafricano Nelson Mandela lo nombró presidente de la Comisión para la verdad y la reconciliación, un organismo creado para investigar violaciones en los derechos humanos producidas bajo el apartheid.
Preguntado por la posibilidad de que este galardón sea interpretado como una manera de dar reconocimiento a un mediador en diferentes conflictos con los que se podrían establecer analogías con el proceso soberanista catalán, Homs ha remarcado que «nunca se ha utilizado ningún premiado para unas finalidades concretas».
A lo que Rubert de Ventós ha añadido que este «nunca fue un tema que decantara el voto«, si bien ha matizado que tampoco sería correcto no dar el reconocimiento para que no se produjera esta analogía.
«Cataluña se identifica con los valores que pregonaba Desmond Tutu» ha destacado Homs, quien ha subrayado que Tutu hubiera podido recibir el premio «ahora o hace años».
El galardonado, que recibirá el próximo 3 de junio, en el Palau de la Generalitat la escultura La llave y la letra, de Antòni Tàpies, y los 80.000 euros con los que está dotado el Premio Catalunya, ha sido escogido por el jurado entre las 162 candidaturas presentadas por 187 instituciones de 43 países distintos.
Desde que el filósofo Karl Popper ganara la primera edición del Premio Catalunya, han sido distinguidos por la Generalitat personalidades como Jacques-Yves Cousteau, Jacques Delors, Václav Havel, Bill Viola, Haruki Murakami, Claude Lévi-Strauss, Doris Lessing o a la niña paquistaní Malala Yousafzai y la exprimera ministra noruega Gro Harlem Brundtland, ganadoras de la edición del año pasado. (RD/Agencias)