El trabajo del padre Carlos no sólo es el de preparar la habitación para el Pontífice, sino también "poder mostrarle el remanso de paz y tolerancia que es Jordania dentro de una zona tan problemática como es Oriente Medio"
(Jesús Bastante).- Todo está preparado en el convento de las Hermanas del Rosario de Ammán. Hasta el último detalle para asegurar la austeridad exigida por Francisco: no quiere lujos ni sirvientes. «El Papa será su propio camarero» asegura el padre Khalil Carlos Jarr, presidente de Mensajeros de la Paz Jordania y encargado del avituallamiento del Pontífice.
La habitación, como se ve en las imágenes, es austera. «Todo es sencillo y humilde», asegura el religioso, que no esconde su orgullo por la labor encomendada. «Mensajeros Jordania ha tenido este privilegio, así como el de acompañar al Papa a visitar a los refugiados con los que llevamos años trabajando», relata este sacerdote afable y siempre atento.
El Papa pasará la noche en la Nunciatura acompañado de su secretario personal, un médico y ocho ayudantes. La comitiva pontificia desayunará leche, café, frutas y queso sin ningún tipo de servicio: Francisco ha dejado bien claro que quiere ser él mismo quien se sirva.
«El único lujo que me he permitido conceder al Santo Padre es una colcha con el emblema del Vaticano», explica Jarr, quien también ha mandado bordar a mano este símbolo en los almohadones.
El Padre Carlos lleva más de un mes haciéndose cargo de hasta el más mínimo detalle, desde proveer de transporte a parte de los invitados, hasta procurar las sábanas que se deben de usar. Y siempre bajo el asesoramiento y la mirada atenta de miembros de la seguridad vaticana y de la nunciatura jordana.
El trabajo del padre Carlos no sólo es el de preparar la habitación para el Pontífice, sino también «poder mostrarle el remanso de paz y tolerancia que es Jordania dentro de una zona tan problemática como es Oriente Medio».
«Jordania es una sociedad abierta y solidaria. Aunque somos minoría, sabemos convivir, y eso es fundamental en esta tierra», apunta, conocedor de que Francisco tiene en mente, como un mantra, casi como una obsesión, alcanzar la paz en Tierra Santa.
La alianza con el reino hachemita se antoja fundamental, y así lo están demostrando, con gestos evidentes, tanto Francisco como Abdallah. Jordania es, sin duda, el mejor prefacio para las visitas a Palestina e Israel, con el futuro de dos estados libres y en paz como objetivo. El padre Carlos, entretanto, pliega las sábanas y reza. Por la paz. Y por el Papa.
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