Y que Dios nos de la fuerza para no tener miedo del cambio, al que Su Majestad hizo referencia
(José M. Vidal, enviado especial a Tierra Santa).- Tras el cálido recibimiento y la visita de cortesía a los Reyes de Jordania, Francisco se reunió con las autoridades del reino hachemita en el palacio real y pronunció su primer discurso. Un primer mensaje en el que pidió «una solución pacífica y justa a la crisis siria y al conflcto israelo-palestino».
El primero en intervenir es el Rey Abdalá. «Es una gran honor recibir al Santo Padre», dice. Y reconoce la gran significación de esta visita, que promueve el respeto y la armonía entre las religiones.
«Bienvenido, Santidad, a Jordania tierra de paz y de convivencia entre el Islam y el cristianismo», indica el monarca.
Menciona un pasaje del Corán sobre las personas justas y recuerda que, hace 50 años, Hussein, su padre, recibía a Juan Pablo II.
El Rey expresa la esperanza de que, a pesar de los conflictos, Dios conceda la paz y pide, para ello, la ayuda del obispo de Roma.
El Rey reconoce que los musulmanes también aprecian el mensaje del Papa, como constructor de puentes.
Como descendiente de Mahomá desea repetir su voluntad de paz entre las religiones. «Queremos, Santidad, trabajar juntos en favor de los refugiados sirios y lograr acuerdos de paz con aquel pueblo que sufre y recordar nuestro compromiso de lograr un Estado libre e indeoendiente para los palestinos».
A continuación intervino Francisco
Algunas palabras del Papa
«Doy gracias a Dios por poder visitar el reino hachemita de Jordania, siguiendo las huellas de mis predecesores»
«Le doy las gracias por sus cordiales palabras de bienvenida»
«Jordania, tierra rica en historia»
«Vuestro país presta una generosa acogida a los refugiados, especialmente a los sirios»
«Tal acogida merece la estima y el apoyo de la comunidad internacional»
«La Iglesia quiere comprometerse también en ello»
«Les invito a seguir empeñándose en conseguir la paz para toda la región»
«Una solución pacífica a la crisis siria y una justa solución al conflicto israelo-palestino»
«Mi profundo respeto y estima a la comunidad musulmana»
«El Rey es un hombre de paz»
«Un saludo afectuoso a la comunidad cristiana: cuiden de este Reino»
«La libertad religiosa es un derecho humano fundamental»
«Los cristianos se sienten ciudadanos y quieren construir la sociedad junto a sus hermanos musulmanes»
«Especial deseo de paz y de prosperidad del Reino de Jordania y de su pueblo»
«Y que Dios nos de la fuerza para no tener miedo del cambio, al que Su Majestad hizo referencia»
Texto íntegro en español
Majestad,
Excelencias,
Queridos hermanos Obispos,
Queridos amigos:
Doy gracias a Dios por permitirme visitar el Reino Hachemita de Jordania, siguiendo las huellas de mis predecesores Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI, y agradezco a Su Majestad el Rey Abdullah II sus cordiales palabras de bienvenida, con el vivo recuerdo de nuestro reciente encuentro en el Vaticano. Extiendo mi saludo a los miembros de la Familia Real, al Gobierno y al Pueblo de Jordania, tierra rica en historia y de gran significado religioso para el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam
Este País acoge generosamente a una gran cantidad de refugiados palestinos, iraquíes y de otras zonas en crisis, en especial de la vecina Siria, destruida por un conflicto que está durando demasiado tiempo. Esta acogida merece el reconocimiento y la ayuda de la comunidad internacional. La Iglesia Católica, dentro de sus posibilidades, quiere comprometerse en la asistencia a los refugiados y a los necesitados, sobre todo mediante Caritas Jordania.
A la vez que constato con dolor que sigue habiendo fuertes tensiones en la región medio-oriental, agradezco a las Autoridades del Reino todo lo que hacen y les animo a seguir esforzándose por lograr la tan deseada paz duradera en toda la Región; para esto, es necesario y urgente encontrar una solución pacífica a la crisis siria, además de una justa solución al conflicto entre israelíes y palestinos.
Aprovecho la ocasión para renovar mi profundo respeto y consideración a la comunidad Musulmana, y expresar mi reconocimiento por el liderazgo que Su Majestad el Rey ha asumido para promover un más adecuada entendimiento de las virtudes proclamadas por el Islam y la serena convivencia entre los fieles de las diversas religiones. Manifiesto mi gratitud a Jordania por haber animado diversas iniciativas importantes a favor del diálogo interreligioso para la promoción del entendimiento entre judíos, cristianos y musulmanes, como el «Mensaje Interreligioso de Amán», y por haber promovido en el seno de la ONU la celebración anual de la «Semana de la Armonía entre las Religiones».
Quisiera ahora dirigir un saludo lleno de afecto a las comunidades cristianas que, presentes en el País desde los tiempos apostólicos, contribuyen al bien común de la sociedad en la que están plenamente insertadas. A pesar de ser hoy numéricamente minoritarias, tienen la posibilidad de desarrollar una cualificada y reconocida labor en el campo educativo y sanitario, mediante escuelas y hospitales, y pueden profesar con tranquilidad su fe, respetando la libertad religiosa, que es un derecho humano fundamental y que espero firmemente que sea tenido en gran consideración en todo Medio Oriente y en el mundo entero. Este derecho «abarca tanto la libertad individual como colectiva de seguir la propia conciencia en materia religiosa como la libertad de culto… la libertad de elegir la religión que se estima verdadera y de manifestar públicamente la propia creencia» (BENEDICTO XVI, Exhort. Ap. Ecclesia in Medio Oriente, 26). Los cristianos se sienten y son ciudadanos de pleno derecho y desean contribuir a la construcción de la sociedad junto a sus conciudadanos musulmanes, con su aportación específica.
Dirijo, finalmente, un deseo especial de paz y prosperidad al Reino de Jordania y a su pueblo, con la esperanza de que esta visita contribuya a incrementar y promover relaciones buenas y cordiales entre Cristianos y Musulmanes.
Les agradezco su acogida y amabilidad. Que Dios omnipotente y misericordioso conceda a Sus Majestades felicidad y larga vida, y colme a Jordania de sus bendiciones. ¡Salam!