Se produjo el gran abrazo entre Bergoglio, Skorka y Ombar Abboud
El papa Francisco visitó hoy el muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado del Judaísmo, situado en el corazón del casco viejo de Jerusalén, al que se acercó para dejar una oración.
El pontífice llegó al único vestigio del segundo Templo Judío, destruido por los romanos, tras visitar la explanada de las Mezquitas, tercer lugar más sagrado del Islam, que se alza sobre el lugar en el que los judíos sitúan el templo y que es el corazón del conflicto en Oriente Medio.
Francisco llegaba con gran expectación al Muro y allí recibía una explicación de todo lo que estaba viendo. El Custodio de Tierra Santa le explicaba lo que significaba el Muro y un joven mostraba al Santo Padre lo que debería haber sido el templo, en una reconstrucción del Templo de Salomón.
Un representante judío recitaba un Salmo de gloria a Jerusalén y al Monte Sión y mostró cómo la ciudad de Jerusalén es la ciudad santa elegida por el Señor. «En Jerusalén no debe existir mas el odio y la enemistad entre los hermanos», pidió el rabino, que solicitó el poner fin al racismo y al antisemitismo. «Que haya paz en tus muros Jerusalén», expresó.
Tras este momento, el Papa Francisco se acercó al Muro de las Lamentaciones donde estuvo tiempo orando y donde depositó, en un sobre, el PadreNuestro escrito en español y de su puño y letra. Justo después se realizaría el gran abrazo de las tres religiones, representadas por el rabino Abraham Skorka, el jeque Ombar Abboud, ex secretario general del Centro Islámico de Argentina y el Papa Francisco.
Los tres son viejos amigos y los tres colaboraban cuando el Santo Padre era arzobispo de Buenos Aires. Con este gesto, el Papa manda «una señal extremadamente fuerte y explícita» sobre el diálogo interreligioso y la «normalidad» de tener amigos de otras religiones, explicaba antes del viaje el Padre Lombardi. Un poderoso mensaje de respeto interreligioso.