Es imposible construir la paz con el terror, la desconfianza recíproca y con el corazón y las manos armados. La paz es un don de Cristo, pero también depende de cada uno de nosotros
(JCR).- Reproduzco, a continuacón,una versión reducida del mensaje de Adviento de los obispos católicos de la República Centroafricana, país que sigue sumido en la violencia a pesar de la presencia de las fuerzas internacionales. El próximo mes de enero está prevista la celebración de un diálogo nacional en la capital, Bangui, que podría abrir una puerta para el fin de la violencia.
En la situación actual, muchos de nuestros compatriotas están desconcertados ante el misterio de la vida y de la muerte. No esperan nada, ni de la religión ni de Dios y para ellos Cristo no ha venido ni nada va a cambiar. Dios es para ellos un concepto vacío…
Cuando entró en Jerusalén, Jesús lloró sobre la ciudad diciendo : « Si comprendieras el mensaje de la paz !» (Lc 19,42). Últimamente, la palabra « paz » y la expresión « cohesión social » se emplean con frecuencia por parte de actores políticos, militares o religiosos. Pero ¿entendemos de verdad el mensaje de la paz? La paz del mundo es distinta de la paz de Cristo. La paz del mundo es la ausencia de conflictos y el fin de las hostilidades. Se funda sobre las leyes, los acuerdos y las alianzas políticas y militares, las represiones y las fuerzas de seguridad. Pero la paz de Cristo no pertenece a los datos de la naturaleza humana ni se encuentra en nuestras manos, sino que se trata sobre todo de un don de Dios. Jesucristo, nuestra paz, destruye las barreras que separan a los pueblos, ha eliminado el odio y da el Espíritu de amor, creando el hombre nuevo (Ef 2,14-18).
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