¿Cómo es posible que, por ejemplo, en Siria tengamos desde hace más de cuatro años una guerra que no se quiere ver?
El presidente de Cáritas Internacional, el cardenal arzobispo de Tegucigalpa (Honduras), Óscar Rodríguez Maradiaga, ha dicho este jueves en Córdoba que «es inmoral la venta de armas a países que se están desangrando», como es el caso de Siria, que lleva más de cuatro años sufriendo una guerra «que no se quiere ver».
El cardenal Maradiaga, quien visita este jueves la Diócesis cordobesa con motivo de la celebración del 50 Aniversario de Cáritas Diocesana de Córdoba, ha anunciado en rueda de prensa que la próxima semana concluye su segundo y último mandato de cuatro años al frente de Cáritas Internacional y, al hacer balance del mismo, tiene claro que aún le ha quedado «mucho por hacer», en el ámbito del «diálogo con los organismos internacionales en la promoción de los Derechos Humanos, porque hoy se habla mucho» de ellos, «pero son selectivos, ya que en determinados continentes es como si no existieran».
Tanto es así que el cardenal Maradiaga, que se ha convertido en uno de los principales colaboradores del Papa Francisco, pues coordina desde abril de 2013 el consejo de nueve cardenales que asesoran al Santo Padre sobre la reforma de la Curia Vaticana y el gobierno de la Iglesia Universal, se ha preguntado «¿cómo es posible que, por ejemplo, en Siria tengamos desde hace más de cuatro años una guerra que no se quiere ver?».
De hecho, a su juicio, «son muy tímidas las reacciones» ante este conflicto y sus consecuencias, y «no se dice que es inmoral la venta de armas a países que se están desangrando», como es el caso de Siria, donde «mucha gente piensa que simplemente» es la lucha «de una facción contra el presidente al-Asad», cuando resulta que «son nueve facciones diferentes» las que se enfrentan en esa guerra, lo que ha llevado al cardenal Madariaga a preguntarse «¿cómo hacer para que verdaderamente termine esa sangría?».
Una de las consecuencias este conflicto son los millones de desplazados y refugiados que ha provocado, los cuales «quisieran vivir en su patria», pero están, en su gran mayoría en Líbano, «en un país que les acoge con bondad, pero que no les permite trabajar y ni siquiera conducir un coche», cuando «muchos de ellos eran profesionales o empresarios en su tierra y ahora se ven reducidos a la compasión» de otros pueblos, con lo que, «sí, tenemos mucho que hacer todavía» en este campo, según ha concluido el cardenal.
En cuanto a lo positivo de su paso por la Presidencia de Cáritas Internacional, ha destacado que se queda «con la alegría enorme de ver como la caridad dentro de la Iglesia es floreciente», algo que ha podido comprobar, porque ha podido «tocar ese amor cristiano tan grande en los cinco continentes, aún en las Cáritas más pobres».
En este sentido, el todavía presidente de Cáritas Internacional ha afirmado que dicha organización de la Iglesia Católica «no es una ONG, sino la caricia del amor cristiano para aquel que sufre, para el excluido», que trabaja para paliar las consecuencias para las personas que se ven inmersas en situaciones de emergencia, por catástrofes naturales o provocadas por el hombre, como las guerras, siendo un ejemplo a seguir, según ha destacado la «valentía» de las Cáritas que actúan en Tierra Santa y también en apoyo a los refugiados procedentes de Irak y Siria.
El cardenal Maradiaga, quien también ha aludido a la «enorme solidaridad que hay en España», donde Cáritas cuenta con «más de 6.000 parroquias organizadas y más de 72.000 voluntarios», ha comparecido ante los medios de comunicación poco antes de ofrecer una ponencia, en el Palacio Episcopal de Córdoba, sobre el 50 Aniversario de Cáritas Diosesana de Córdoba, aunque ha iniciado su jornada en la Diócesis cordobesa en la localidad de Montilla, donde ha participado en un encuentro sacerdotal con motivo de la festividad de San Juan de Ávila.
Allí ha impartido una conferencia en el Teatro Garnelo titulada ‘El ejercicio de la caridad en el ministerio sacerdotal’, también ha visitado a los alumnos del Colegio Salesiano y ha presidido la Eucaristía en la Basílica de San Juan de Ávila, estando acompañado en todo momento por el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, y también, ya en Córdoba capital, por la directora de Cáritas Diocesana, María Dolores Vallecillo, y el delegado diocesano, Manuel María Hinojosa.
(RD/Ep)