El Señor nos invita a una renovada pasión misionera y pide a la Iglesia de caminar por los caminos accidentados de hoy y de plantar tiendas de esperanza
(José M. Vidal).- El Papa Francisco madruga y lleva la Iglesia de los pobres a Prato y Florencia, 29 años después de la visita de Juan Pablo II. Y desde el sorprendente púlpito externo de la catedral lanza un llamamiento a la Iglesia a salir y a volcarse con los desfavorecidos. Una Iglesia en salida y que se arriesga en la lucha contra «el cáncer de la corrupción y de la explotación humana y laboral».
Son las ocho de la mañana y en la plaza del Duomo de Prato no cabe ni un alfiler. Los balcones y ventanas de la ciudad toscana, adornados con banderas vaticanas. Se acerca el papamóvil y las campanas de la catedral tocan a gloria. Llega el Papa, se baja del papamóvil y se desata el delirio entre la gente.
Antes de entrar en la catedral, se detiene a saludar a algunas personas. Entra en la catedral y hace lo mismo con niños y enfermos.
A continuación, pasa a una capilla y se recoge en oración ante el Santísimo y venera la reliquia de Prato y firma en el libro de honor de la catedral.
Unos minutos después, se asoma al púlpito de la catedral, pero a un púlpito externo, que da a la plaza de la catedral. Desde él, Francisco es saludado por el obispo de la diócesis y se dirige a la gente.
«Somos una comunidad multiétnica y en salida, como usted nos invita continuamente», le dice el prelado, Franco Agostinelli, mientras la gente mira hacia arriba, hacia el púlpito extrerior de la catedral, desde el que se domina la plaza entera. Y concluye: «Le queremos mucho, Santidad».
Algunas frases del Papa desde el púlpito exterior de la catedral
«Le doy las gracias a vuestro obispo por sus palabras»
«Os saludo a todos, especialmente a los enfermos, ancianos y a los detenidos»
«He venido como peregrino, como peregrino de paso, a esta ciudad rica de historia y de belleza, la ciudad de María»
«Sois afortunados, porque estáis en buenas manos»
«Ceñirse significa estar listos para salir, para ponerse en camino»
«Hoy más que nunca, el Señor nos invita a abrirnos, a sentirnos listos para dejarlo todo y compartir la alegría de haber encontrado el Señor y la fatiga de caminar por el camino»
«Salir quiere decir arriesgarse, pero no hay fe sin riesgo»
«Una fe encerrada en casa no es fiel a la invitación del Señor»
«El Señor nos invita a una renovada pasión misionera y pide a la Iglesia de caminar por los caminos accidentados de hoy y de plantar tiendas de esperanza, para acoger a los heridos, que ya no esperan nada de la vida»
«Hemos sido servidos por Dios, que se hizo nuestro prójimo, para que sirvamos a los cercanos»
«Frente a la cultura de la indiferencia y del descarte, vuestra comunidad acoge e integra»
«No os desaniméis ante las dificultades de la convivencia»
«Estableced auténticos pactos de vecindad y de proximidad»
«San Pablo invita a los crtistianos a revestirse con la armadura de Dios»
«Nuestros enemigos reales no son los demás, sino el Espíritu del mal»
«Debemos ceñirnos con la verdad. Nada se puede basar en la mentira o en la falta de transparencia»
«Buscar siempre la verdad no es fácil»
«La sacralidad de todo ser humano requiere respeto, acogida y un trabajo digno»
«Trabajo digno. Me permito recordar a los tres hombres y cuatro mujeres chinos muertos en un incendio en Prato, hace dos años»
«Vivían y dormían en el mismo lugar en el que trabajaban»
«Es una tragedia de la explotación y de las condiciones inhumanas de vida. Y esto no es trabajo digno»
«Que se combata a fondo el cáncer de la corrupción, el cáncer de la explotación humana y laboral y el veneno de la ilegalidad»
«No dejemos jamás de luchar por la verdad y la justicia»
«Os animo a todos a no ceder más a la resignación»
«Nuestra madre está cercana y consuela, porque es madre»
Terminada su aloución desde el sorprendente púlpito exterior de la catedral, el Papa se reúne con una representación de los trabajadores de Prato.