Él estará cerca de los pobres, en un campamento de desplazados de musulmanes y en otro de no musulmanes. Quieren mirar y tocar a los niños que les faltan la escuela, el alimento
(Jesús Bastante).- Tensión y alegría contenidas. Esperanza. Así vive el obispo de Bangassou, el cordobés Juan José Aguirre, los momentos previos a la histórica visita del Papa Francisco a Centroáfrica. Desde Bangui, el prelado recuerda, entre risas, que «el propio Francisco ha dicho que quería estar aquí, aunque fuera tirándose en paracaídas«. Más en serio, constata que «todos, incluso los musulmanes, están convencidos de que la visita del Papa será buena para Centroáfrica«.
«La cosa está más tranquila que hace unos cuantos días«, apunta el religioso, en conversación telefónica con RD. «Hace tres días un barrio estaba en llamas, el barrio de Fátima, y bajo los ruidos de los kalashnikov, pero desde anteayer las cosas están mucho mejor». Tanto es así que uno de los líderes de Seleka, Nurredim Adam, «ha llamado a sus tropas para que se calmen».
¿Es posible una tregua Seleka-anti balaka? «No lo sé. Pero sí sé que los moderados son muchísimos, ninguno quiere guerra y odio. Los grupos radicales son incontrolables. No creo que se pueda hacer un pacto con los radicales».
En cuanto a la visita papal, Aguirre agradece el deseo de Francisco de encontrarse con los más vulnerables. «Él estará cerca de los pobres, en un campamento de desplazados de musulmanes y en otro de no musulmanes. Quieren mirar y tocar a los niños que les faltan la escuela, el alimento. Quiere estar cerca de la población sufriente», asegura.
Francisco «va a encontrarse con el imán, irá a campos de desplazados, a una universidad protestante, a la catedral católica. No se va a dejar nada», añade el misionero, para quien el hecho de que el Papa haya decidido dormir en Bangui el domingo «es bendecir nuestra tierra. Para nosotros es un honor, una prenda de salvación. Ha habido gente de Bangassou que ha venido con unos botecitos, para meter tierra que haya pisado el Papa y llevarla a su lugar, para que resto sean bendecidos. Esa es la espiritualidad africana».
«Viene a abrir la puerta del Jubileo aquí, y al tiempo, por aquello de A Dios rezando y con el mazo dando, estar con los pobres, sentarse con ellos y darles ánimos«, apunta el obispo, quien espera que «alguna frase, o alguno de los gestos del Papa, sirvan para enseñarnos un camino para salir del pozo en el que estamos».
«Toda la sociedad está muy esperanzada en que la visita del Papa nos ayude a cambiar el chip y comenzar de nuevo. Y esta certeza la tienen los centroafricanos», concluye Aguirre. «Yo, por lo menos, estoy muy contento».