Uganda ha sido bendecida por Dios con abundantes recursos naturales, que tienen que administrar con responsabilidad
(José M. Vidal).- Despedido en Kenia con danzas y acogido en Uganda al rítmico son de los tambores, el Papa sonríe. Uganda también canta, baila ante el Papa de la esperanza, que es recibido a pie de escalerilla por el presidente Museveni, que lleva 30 años en el poder. Desde un pequeño estrado, el Papa y el dirigente ugandés escuchan los himnos nacionales de ambos países, mientras suenan salvas de cañones.
El Papa saluda al séquito de recibimiento, mientras suenan los tambores.La fila de autoridades y obispos es larguísima, pero el Papa se detiene un rato con cada persona, le dice unas palabras y sonríe sin parar. mientras el ruido de los tambores y de las bubuzelas se hace cada vez más ensordecedor. Hasta quew el Papa se acerca a saludarlos.
Tras entrar en las dependencias del aeropuerto, se forma la comitiva de coches y el Papa se dirige a la State HOuse de Entebe, para realizar una visita de cortesía al presidente del país yun encuentro con las autoridades y el cuerpo diplomático.
En la sala, comparecen el presidente de Uganda y el Papa. El primero en hablar es el presidente, que cuenta que el Papa ha saludado a la esposa del difunto presidente de Tanzania, Nyerere.
Después presenta a las autoridades presentes, en una lista larga. Y, tras las presentaciones, el Papa se dirige al atril.
Algunas frases del Papa
«Les agradezco su amable bienvenida. Me siento feliz de estar en Uganda».
«En mi visita conmemoraré el 50 aniversario de la canonización de los mártires de Uganda por Pablo VI»
«MI presencia aquí un signo de amistad»
«Los mártires son verdaderos héroes nacionales»
«Dan fe del lema de Uganda: Por Dios y mi país»
«Recuerdan el papel fundamental de la fe, la rectitud moral»
«A pesar de nuestros diferentes credos y convicciones, todos estamos llamados a buscar la verdad y a trabajar por la justicia y la reconciliación»
«Respetarnos y querernos unos a otros como miembros de una única familia humana»
«Altos ideales importantes en hombres y mujeres como ustedes, que tienen que garantizar una buena y transparente gestión pública…y una distribución de los bienes que el creador otorgó con abundancia a esta tierra»
«La visita para llamar la atención sobre las luchas y los logros de África»
«El mundo mira a África como el continente de la esperanza»
«Uganda ha sido bendecida por Dios con abundantes recursos naturales, que tienen que administrar con responsabilidad»
«La nación ha sido bendecida en su gente: sus familias, sus jóvenes y sus ancianos»
«Es importante ofrecerles esperanza y oportunidades de empleo y participar plenamente en la vida de la sociedad»
«Las personas mayores son la memoria viva de todos los pueblos»
«Siempre hay que valorar su sabiduría y experiencia como una brújula»
«Aquí, en África, Uganda mostró una preocupación excepcional para recibir a refugiados, para que puedan reconstruir sus vidas con dignidad»
«Nuestro mundo, atrapado en guerras, es testigo de un movimiento de personas sin precedentes»
«La manera como los tratamos es una prueba de nuestra capacidad de humanidad, de respeto y sobre todo de solidaridad con estos hermanos necesitados»
«Deseo alentar los muchos esfuerzos que se realizan en favor de los pobres y de los enfermos, signos que manifiestan el alma verdadera de un pueblo»
«Globalización de una cultura del descarte, que nos hace perder de vista los valores espirituales, endurece nuestros corazones y roba esperanza a nuestros jóvenes»
«Pido a Dios que el querido pueblo de Uganda responda a sus valores. Invoco sobre todos ustedes las abundante sbendiciones del Señor. Qie Dios los bendiga»
Palabras de Papa Francisco en el encuentro con las autoridades y cuerpo diplomático en Entebbe Uganda
Señor Presidente, Miembros del Gobierno, Distinguidos Miembros del Cuerpo Diplomático.
Hermanos Obispos Señoras y Señores:
Les agradezco su amable bienvenida; me siento feliz de estar en Uganda. Mi visita a su país está orientada, sobre todo, a conmemorar el quincuagésimo aniversario de la canonización de los mártires de Uganda por mi predecesor, el Papa Pablo VI. Aunque espero que mi presencia aquí sea vista también como un signo de amistad, aprecio y aliento a todo el pueblo de esta gran nación.
Los mártires, tanto católicos como anglicanos, son verdaderos héroes nacionales. Ellos dan testimonio de los principios rectores expresados en el lema de Uganda: «Por Dios y mi país». Nos recuerdan el papel fundamental que ha tenido y sigue teniendo la fe, la rectitud moral y el compromiso por el bien común, en la vida cultural, económica y política de este país. También nos recuerdan que, a pesar de nuestros diferentes credos y convicciones, todos estamos llamados a buscar la verdad, a trabajar por la justicia y la reconciliación, y a respetarnos, protegernos y ayudarnos unos a otros como miembros de una única familia humana. Estos altos ideales son especialmente importantes en hombres y mujeres, como ustedes, que han de garantizar una buena y transparente gestión pública, un desarrollo humano integral, una amplia participación en la vida nacional, así como una distribución racional y justa de los bienes que el Creador ha otorgado con abundancia a estas tierras.
Mi visita pretende también llamar la atención sobre África en su conjunto, sus promesas, sus esperanzas, sus luchas y sus logros. El mundo mira a África como al continente de la esperanza. En efecto, Uganda ha sido bendecida por Dios con abundantes recursos naturales, que ustedes tienen el cometido de administrar con responsabilidad. Pero, sobre todo, la nación ha sido bendecida en su gente: sus familias fuertes, sus jóvenes y sus ancianos. Espero con alegría reunirme mañana con los jóvenes, para dirigirles palabras de aliento y desafío. Qué importante es ofrecerles esperanza, oportunidades de educación y empleo remunerado y, sobre todo, la oportunidad de participar plenamente en la vida de la sociedad. Pero también quisiera mencionar la bendición que ustedes tienen en las personas mayores. Ellas son la memoria viva de todos los pueblos. Siempre hay que valorar su sabiduría y experiencia como una brújula que consiente a la sociedad encontrar la dirección correcta para afrontar los desafíos del presente con integridad, sabiduría y previsión.
Aquí, en África del Este, Uganda ha mostrado una preocupación excepcional por acoger a los refugiados, para que puedan reconstruir sus vidas con seguridad y con el sentido de la dignidad que proporciona el ganarse el sustento mediante un trabajo honrado. Nuestro mundo, atrapado en guerras, violencia, y diversas formas de injusticia, es testigo de un movimiento de personas sin precedentes. La manera como los tratamos es una prueba de nuestra capacidad de humanidad, de nuestro respeto por la dignidad humana y, sobre todo, de nuestra solidaridad con estos hermanos y hermanas necesitados.
Aunque mi visita sea breve, deseo seguir alentando los muchos esfuerzos que de modo discreto se están realizando en favor de los pobres, los enfermos y todos los que pasan dificultad. En estos pequeños signos se manifiesta el alma verdadera de un pueblo. En muchos sentidos, nuestro mundo experimenta hoy un crecimiento armónico; al mismo tiempo, sin embargo, vemos con preocupación la globalización de una «cultura del descarte», que nos hace perder de vista los valores espirituales, endurece nuestros corazones ante las necesidades de los pobres y roba la esperanza a nuestros jóvenes.
Con el deseo de encontrarme con ustedes y compartir este tiempo juntos, pido a Dios que usted, Señor Presidente, y todo el querido pueblo de Uganda, respondan siempre a los valores que han forjado el alma de su nación. Invoco de todo corazón sobre todos ustedes las abundantes bendiciones del Señor.
Mungu awabariki! (Que Dios los bendiga).