Mi designación es un signo, un gesto elocuente y fuerte en un momento en el cual en el país se muere de un modo atroz... Un reclamo y un pensamiento para Siria, a su pobre pueblo
(Jesús Bastante).- «Esta púrpura va a Siria, a las víctimas de la guerra, a los que sufren por este terrible conflicto». Así recibía Mario Zenari, en conversación con Radio Vaticana, la designación como cardenal. El Nuncio Apostólico en Damasco, el único italiano en la lista de 13 electores que tomarán posesión el 19 de noviembre, mostró su «emoción» por la que, junto a la de Ernst Simoni, suponen las dos púrpuras más cercanas al significado más profundo del cardenalato: derramar la sangre por el Evangelio.
«La púrpura es para esta gente, para tantos niños que sufren, para tanta gente pobre que paga las consecuencias de este terrible conflicto», subrayaba Zenari, agradeciendo las palabras de Francisco en el Angelus sobre la «amada y martirizada Siria». El Nuncio, que permanecerá en el país, como un símbolo más de la presencia de la Iglesia entre los que más sufren.
«Mi humilde persona, creo que no cuenta mucho, pero quisiera que esta señal del Santo Padre se utilice lo más posible. ¡Mi empeño es lo que es, pero detrás está este apoyo! Y siento la fuerza, siento el impulso, siento esta señal fuerte del Santo Padre detrás de mi pobre persona y de mis límites… Me siento alentado y puedo decir que esta misión en calidad de Nuncio está verdaderamente alentada y sostenida por el Santo Padre. Ciertamente esta señal de cercanía dará algún beneficio, también con esta manera tan nueva que el Papa ha querido», proclamó.
En declaraciones a Asianews, el neocardenal subraya que conceder a un embajador la dignidad cardenalicia es un valor agregado, además del sentido primario del nombramiento. «Y es también una confirmación de la predicación del papa Francisco por Siria, por los cristianos de esa tierra y por todo el pueblo».
«Mi designación es un signo, un gesto elocuente y fuerte en un momento en el cual en el país se muere de un modo atroz… Un reclamo y un pensamiento para Siria, a su pobre pueblo, a la sangre derramada por civiles inocentes, a los niños: la púrpura es para ellos«, repitió.
Para monseñor Zenari, la decisión papal «tiene también un valor político, que no ha pasado por alto en Damasco». Y es que «Siria no es una periferia para el Papa, ella está en el centro de sus pensamientos. ¡Cuando habla de Siria, el Papa lo hace con el corazón!».
«Ser nuncio en Siria con el título cardenalicio -concluye Zenari- y con un apoyo tan fuerte del pontífice es, al mismo tiempo, un honor y un deber. Mi misión recibe un valor agregado inestimable. En Siria hay todavía espacio para la diplomacia, es necesario intentar todos los canales posibles. Incluso frente a posiciones que se tornan cada vez más extremas, la vocación de la diplomacia es intentar lo imposible».