Según publica el National Geographic, los resultados preliminares de la investigación indican que las porciones de la tumba se siguen conservando y han sobrevivido a los daños, el derribo y la reconstrucción del templo
(Jesús Bastante).- «El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús». Así cuenta Lucas el momento en que María Magdalena supo de la Resurrección de Cristo. Veinte siglos después, el Santo Sepulcro es, sin lugar a dudas, el lugar de peregrinación cristiana por excelencia. La reciente apertura, a un grupo de científicos, del lugar en el fue enterrado Cristo, abre la puerta a teorías y especulaciones de todo tipo.
¿Y si apareciera un cuerpo? El teólogo Juan Arias se pregunta, en un artículo publicado en El País, «¿Qué ocurriría si así fuera? En primer lugar, sería imposible demostrar que se tratara de la verdadera tumba de Cristo crucificado. El temor, sin embargo, de encontrar el cadáver de Jesús ha existido siempre. ¿Se tambalearía, en dicho caso, la fe de los seguidores del cristianismo, la mayor religión monoteísta del mundo con más de dos mil años de historia?».
Lo cierto es que la ubicación de la tumba de Cristo es uno de los lugares más disputados, venerados y respetados del mundo. Tal vez por ello, desde 1555 no se había abierto la puerta del sepulcro para dejar entrada a los investigadores. En esta ocasión, National Geographic consiguió el permiso para explorar, durante apenas 60 horas, el lugar en el que santa Helena, la madre del emperador Constantino, dictaminó que se encontraba la tumba donde estuvo Jesucristo.
Los primeros resultados de la investigación indican que las porciones de la tumba se siguen conservando, y han sobrevivido a los daños producidos por el tiempo, las guerras y las destrucciones y reconstrucciones del templo, protegido en la actualidad por distintas confesiones cristianas, en un curioso armisticio que no evita que, en alguna ocasión, ortodoxos griegos y custodios franciscanos estén a punto de llegar a las manos, ante la pasiva mirada de los representantes de la Iglesia etíope y los armenios, o los rostros confusos de los evangélicos, que no tienen acceso al control de la basílica.
Según publica el National Geographic, los resultados preliminares de la investigación indican que las porciones de la tumba se siguen conservando y han sobrevivido a los daños, el derribo y la reconstrucción del templo. Hace cinco siglos, Bonifacio de Ragusa ordenó cubrir la tumba con una losa de mármol para protegerla.
El lugar más sagrado para la Cristiandad consiste en una plataforma de piedra caliza que fue tallada en la pared de una cueva. Los investigadores iniciaron las labores para retirar el revestimiento de mármol la noche del 26 de octubre. Tras 60 intensas horas de trabajo ininterrumpido, pudieron comprobar que la piedra original se mantenía intacta. Bajo las diversas capas de piedra instaladas con el paso de los siglos, los científicos encontraron un lecho fúnebre conservado prácticamente en su forma original.
Fredrik Hiebert, arqueólogo, detalló al National Geographic que aunque todavía no se puede confirmar al cien por cien, «parece haber pruebas visibles de que la ubicación de la tumba no ha cambiado a lo largo del tiempo».
Los investigadores también confirmaron la existencia de las paredes originales en la cueva que cubre la tumba, y abrieron un orificio en la pared interior sur del santuario para que una de las paredes quedara expuesta.
«La noche del 26 de octubre, cuando la losa fue retirada, el equipo de conservación de la Universidad Nacional Técnica de Atenas encontró, en primer lugar, capas de material de relleno. Los investigadores trabajaron sin parar durante 60 horas, descubrieron una segunda baldosa de mármol con una cruz esculpida en su superficie. Para la noche del 28 de octubre, horas antes de que la tumba tuviera que ser cerrada de nuevo, ante la atónita mirada [de los científicos] apareció intacto el lecho fúnebre original de piedra caliza», detalla la revista.
A la espera de más detalles, lo cierto es que el misterio sobre la muerte y Resurreción de Jesús continúa. Y también que, más allá de un cuerpo o no, la verdad de la fe se basa en el mismo relato de Lucas: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado».