Mayor de cuarenta años, sacerdote con más de cinco años de experiencia y al menos una década de pertenencia a la Obra, "hijo de matrimonio legítimo, que goce de buena fama"
(Jesús Bastante).- Mayor de cuarenta años, sacerdote con más de cinco años de experiencia y al menos una década de pertenencia a la Obra, «hijo de matrimonio legítimo, que goce de buena fama». Así definen los Estatutos, en su artículo 131, las características del hombre que sustituirá a Javier Echevarría como prelado del Opus Dei, y tercer sucesor de Escrivá de Balaguer.
Una vez se entierre al actual prelado, y en el plazo de tres meses, el Congreso General Electivo habrá de proceder a la elección del nuevo rector de la Obra. Hasta ese momento, la Obra está dirigida por Fernando Ocáriz, vicario auxiliar.
Esta figura, prevista en los Estatutos, cobró relevancia hace dos años, cuando Echevarría le otorgó la «potestad ejecutiva necesaria» para el gobierno de una de las instituciones con mayor poder en la Iglesia, aunque el número de sus miembros esté estancado en unos 90.000 desde hace décadas, y no llegue a acercarse a las mareantes cifras de otros movimientos de nuevo cuño, como los kikos o los Legionarios, con los que la Obra no quiere compararse. «Somos una prelatura personal, no un movimiento», asegura uno de sus responsables.
Ahora, tras la muerte del Prelado, toda el peso de la organización recae en Ocáriz, que es visto por todos como el único candidato posible, y el señalado por el fallecido Echevarría. Como ya sucediera en 1975 (con la muerte de Escrivá, canonizado en 2002) y en 1994 (tras el deceso de Álvaro del Portillo, hoy beato), los delegados de la Obra habrán de elegir a una persona que, además, «brille por la prudencia, piedad, amor ejemplar y obediencia a la Iglesia y a su Magisterio, devoción hacia el Opus Dei, caridad hacia los fieles de la Prelatura, y celo hacia el prójimo», y que «esté dotado de especial cultura, también profana, de un doctorado en una disciplina eclesiástica, y de cualquier otra cualidad necesaria».
Aunque Ocáriz es el principal candidato, otras voces señalan al actual vicario general (número tres de la Obra), el argentino Mariano Fazio. En cualquier caso, el elegido sería el primer prelado de la Obra no nacido en España, y que no ha trabajado directamente con Escrivá de Balaguer.
Fernando Ocáriz nació en París el 27 de octubre de 1944, y estudió Ciencias Físicas en la Universidad de Barcelona. Obtuvo la licenciatura en Teología en la Pontificia Universidad Lateranense en 1969 y el Doctorado en la Universidad de Navarra en 1971, año en que fue ordenado sacerdote.
Desde 1986 es consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe y desde 1989 Miembro de la Pontificia Academia Teológica Romana. Fue nombrado Vicario General de la Prelatura del Opus Dei el 23 de abril de 1994. El 12 de de diciembre de 2014 fue nombrado Vicario auxiliar.
Por su parte, Mariano Fazio es mucho más joven, y tiene a su favor los «vientos bergoglianos», si es que, como afirman sus responsables, la Obra desea acercarse al Papa Francisco. Nacido en Buenos Aires el 25 de abril de 1960, su elección aseguraría un mandato largo.
Fazio es licenciado en Historia por la Universidad de Buenos Aires y doctor en Filosofía por la Universidad Pontificia de la Santa Cruz. Recibió la ordenación sacerdotal en 1991 de manos de san Juan Pablo II, tras haber trabajado 7 años en Ecuador como profesor de Filosofía del Derecho y editorialista del diario El Telégrafo.
Desde 1996 a 2002, en Roma, fue el primer decano de la Facultad de Comunicación institucional de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz y luego Rector de esa universidad, de 2002 a 2008. En el mismo periodo fue elegido presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Pontificias Romanas.
En 2007, fue designado perito en la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y del Caribe (Aparecida, Brasil). Unos meses después, se desplazó de nuevo al continente americano donde ha ejercido como Vicario del Opus Dei en Argentina, Paraguay y Bolivia hasta la fecha presente.
Sea quien fuere el sucesor de Echevarría al frente de la Obra, habrá de hacerse cargo a un potente edificio que va más allá de lo religioso, y que gestiona un gran poder tanto en el Vaticano como en instituciones políticas, militares y sociales en muchos países, especialmente en España, Italia o Perú.
Según los datos del propio Opus Dei, la Obra está formada por 90.000 miembros, de los cuales el 98% son laicos, hombres y mujeres, y la mayoría, casados. El 2% restante son sacerdotes. Que, sin embargo, son los únicos que pueden ser designados máximos responsables.
Sus miembros se dividen entre supernumerarios (alrededor del 70%), que son hombres o mujeres casados, «para quienes la santificación de los deberes familiares forma parte primordial su vida cristiana»; numerarios, que viven en centros del Opus Dei y atienden «las labores apostólicas y la formación de los demás fieles de la prelatura»; numerarias auxiliares, que se dedican «a la atención doméstica de los centros»;.y los agregados, que no viven en centros de la Obra.
Por su parte, los sacerdotes de la prelatura provienen de los fieles laicos del Opus Dei que, «después de años de pertenencia a la prelatura y de realizar los estudios previos al sacerdocio, son invitados por el prelado a recibir las sagradas órdenes», rezan los estatutos.
Junto a ellos, aunque oficialmente no pertenecientes al Opus Dei, están aquellos sacerdotes ya incardinados en una diócesis, que se incluyen dentro de la «Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz», asociación indisolublemente unida a la Prelatura.
¿Qué requisitos debe tener una persona que quiera formar parte del Opus Dei? Según la Obra, es necesario:
a) ser fiel católico laico con uso de razón y haber cumplido los dieciocho años de edad -es decir, la mayoría de edad canónica-;
b) querer asumir las obligaciones propias de la pertenencia al Opus Dei como numerario, agregado o supernumerario (estas distinciones entre fieles se refieren en particular a su distinta disponibilidad habitual para dedicarse a las actividades apostólicas de la Prelatura, derivada de las distintas circunstancias permanentes de cada uno, sin que comporte gradación de pertenencia al Opus Dei).
La incorporación se realiza mediante una declaración de voluntad por parte del interesado y una declaración por quien representa a la autoridad de la Prelatura en ese acto, en presencia de dos testigos:
a) el fiel manifiesta que se empeña a permanecer bajo la jurisdicción del Prelado para dedicarse al único fin espiritual de la Prelatura y a cumplir todos los deberes que comporta la pertenencia al Opus Dei como numerario, agregado o supernumerario;
b) el representante de la Prelatura declara que ésta proporcionará al interesado una asidua formación doctrinal-religiosa, ascética y apostólica, y la cura pastoral por parte de su clero, y que cumplirá las demás obligaciones atribuidas respecto a sus fieles.
La Obra soñada por Escrivá de Balaguer se encuentra, hoy, ante una difícil tesitura. En un mundo y una Iglesia en cambio, ha de decidir si apuesta por el «estilo Francisco», y por lo tanto renueva sus modos de actuar y se abre al conjunto de la institución; o aboga por el continuismo y la férrea observancia de sus normas inamovibles. Un modelo que les ha llevado a estancarse (las cifras prácticamente no cambian en las últimas décadas) y a ir perdiendo influencia después del poder que atesoraron durante los años de gobierno de Juan Pablo II.