El Santo Padre nos mostró su admiración y nos invitó a seguir este camino. "En el camino de Cristo, y en el Evangelio puro y duro, ahí está vuestra misión. No la dejéis. Estad ahí"
(Jesús Bastante).- «El Evangelio es la vida. Jesús, vida, camino… Y lo hacemos con toda la libertad del espíritu, Jesús nos permite tenerlo, y con todo respeto al otro (…) Jesús buscaba entrar en el corazón del otro». El padre Simeón Czeslaw Stachera, vicario general de Tánger, la diócesis de Santiago Agrelo, visita España con motivo de la Jornada de la Infancia Misionera, que se celebra este domingo.
Bienvenido a RD, gracias por acogernos aquí, en la casa de los misioneros, en Obras Misionales.
Sí, Obras Misionales de España, que son estos amigos en Marruecos. RD está presente en todos nuestros ordenadores en Tánger.
¿Cómo se vive en Marruecos, en Tánger? Es una misión muy querida por nosotros, además, está allí el arzobispo, al que tenemos por amigo, don Santiago Agrelo. ¿Cómo está la situación en Tánger?
Vivimos con mucha libertad de espíritu, que es la más grande. Es la que nos mueve en el campo humano desde el Evangelio, y nuestra fuente de ir al encuentro. Se vive el encuentro, de amistad con el que necesita todo tipo de apoyos. Vamos primeramente a este campo, el de los más vulnerables, el de los más abandonados. El que es franciscano como yo, y mi obispo también lo es, no puede prescindir de eso. Y hoy día, el campo de inmigrantes, es primordial en la diócesis. Pero no dejamos de atender a las minorías cristianas que llegan cada día.
Es difícil hacer una pastoral a largo plazo.
Sí, es un plan anual que más o menos elaboramos y también se va corrigiendo en el tiempo. Queremos vivir el presente. Lo hacemos con nuestra de óptica de atención a los más pobres y a los más vulnerables. Nuestra diócesis hace un hincapié muy fuerte en este campo. También con los marroquíes, que son nuestros fieles. Uno de los marroquíes me ha dicho: padre, usted no es párroco de unos cuantos cristianos que llegan aquí, doce o catorce. Todos somos sus parroquianos.
A veces deberíamos darnos cuenta, al menos en Europa, que el anuncio del Evangelio no solo debe ir dirigido a los cristianos.
El Evangelio es la vida. Jesús, vida, camino… Y lo hacemos con toda la libertad del espíritu, Jesús nos permite tenerlo, y con todo respeto al otro. Creo que Jesús, con todos los encuentros que tuvo, tanto con la samaritana, como con los de cobradores de impuestos, buscaba cómo entrar en su corazón. Es nuestra tarea conquistar el corazón a través de bien. Es, primero dignificación humana y dignificación de la vida que encontramos en los espacios donde estamos.
Tienen una acogida impresionante las hermanas religiosas. La mujer, está mucho mejor vista en esta cultura de entrar a todo campo de vida. Y son muy valientes. Yo tengo que resaltar que aquí hay casi entre cincuenta y sesenta religiosas que son españolas. Y realizan una labor impresionante desde hace cincuenta años, que hay hermanas que ya llevan este tiempo en Marruecos.
Los religiosos somos un pequeño puñado, 15 en total, y generalmente franciscanos. Hay tres jesuitas. Es una amistad bien bonita, porque jesuitas y franciscanos siempre se estaban peleando.
Es un buen ejemplo. Y además, teniendo un Papa jesuita, pero también franciscano.
Hemos entregado, hace dos meses, una parroquia que desde su nacimiento era franciscana, en Nador, a los tres campeones jesuitas que llegan. Dos son españoles y uno es francés, nacido en Marruecos. Los tres hacen una labor impresionante, muy apreciada, de atención a los inmigrantes, porque están cerca de Melilla. Estamos, juntos, haciendo presencia del reino de Dios y nuestros principales interlocutores, que son los marroquíes musulmanes, lo sienten. Colaboran con nosotros en todo tipo de trabajo social, tanto en la promoción de la mujer, como en la vida de las familias. También en la formación y en la educación. Tenemos muchos programas de educación de los jóvenes, que lo llevan por clave de los claretianos. Por ejemplo, en el Hogar Lerchundi, donde hay muchos voluntarios españoles que llevan adelante el apoyo escolar a los jóvenes que tienen dificultad en sus escuelas o en la familia. Y este grupo-hogar atiende todas estas necesidades.
Se puede decir desde Tánger, desde su experiencia, que el Islam no debe ser identificado exclusivamente con aquellos que en nombre de un supuesto Dios se dedican a matar a sus semejantes.
Da pena que esto sea lo primero que se vea hoy en día. Es verdad que es doloroso ver todo lo que ocurre, pero eso no es lo primero. Lo primero es esta vida que llevamos día a día. ¿Cómo transmitirlo? Solo hay que venir a Marruecos para verlo. Yo llevo aquí quince años. Antes, estuve diez años en Bolivia. Para mí, lo primero es el contacto humano, por eso hago mucho hincapié en el aprendizaje del idioma y del estilo de vida. Estudié cinco años el Islam en la Granada a distancia. La universidad de los jesuitas. Y a la vez, hacía mi pequeña tesis doctoral sobre franciscanos y sultanes en Marruecos. Y así, uno hace amplio su corazón, su experiencia, y está a gusto. Porque cada uno que llega a Marruecos tiene que hacer esta apertura hacia lo diferente.
Un anterior general de nuestra orden franciscana, José Carballo, siempre decía que el encuentro con el Islam siempre es una oportunidad para un cristiano, donde Dios, no solamente acepta la diferencia sino que se regocija y muestra otro lado de su rostro. Es decir, que así puedo ensanchar mi tienda y ensanchar mi vida al conocer al otro. Yo también lo veo así.
Hoy día, teniendo herramientas de lengua y conocimiento de lo que es el Islam, de la vida social que lleva la gente, puedo saber qué puedo y qué no no conviene hacer. Me siento en casa. Es una casa que yo amo.
Además, de ser el vicario general de Tánger, es el responsable de de la infancia de Obras Funcionales. La Infancia Misionera este año se celebra prácticamente a la par que la Jornada del Refugiado, eso no es novedad, pero sí lo es que la Jornada de Refugiados e Inmigrantes pone énfasis en los menores vulnerables.
Menores vulnerables, Infancia Misionera, ¿cuál es la situación de la infancia, y sobretodo de aquellos niños que van acompañados en muchas ocasiones, y en otras solos, en ese camino tan complicado que es de los migrantes y refugiados en el que Tánger es una de las últimas estaciones antes del sueño, que no sabemos si se cumple o no se cumple?
El corazón de la vida de la Iglesia es hoy en día este campo de los migrantes y sobretodo, como has dicho, el de los menores vulnerables. La mujer africana es tan generosa que si encuentra en el camino a un niño o algún adolescente que va solo, lo acompaña y le da protección. En realidad, sean hombres o mujeres. Pero, en general, las mujeres. Y nosotros en esto colaboramos. Estamos atendiendo cada día, mañana y tarde, a estas personas que llegan a la catedral, donde hay centro de acogida, se llama TAM, (Tánger Acogida a Migrantes), o a la delegación de inmigración, que era un sueño de monseñor Santiago y que lo creó hace cinco o seis años.
Es la Iglesia «hospital de campaña», nunca mejor dicho.
Así es. Y cuando estuvimos el año pasado en Adlin Inadrom, el Santo Padre nos mostró su admiración y nos invitó a seguir este camino. «En el camino de Cristo, y en el Evangelio puro y duro, ahí está vuestra misión. No la dejéis. Estad ahí».
¿Qué pasa con los niños que intentan cruzar la frontera y no lo consiguen, que se quedan absolutamente desamparados, sin familia y sin recursos en una sociedad hostil? Porque tendemos en Europa, a pensar que como son todos musulmanes, se apañarán entre ellos…
Estos niños no se quedan solos porque están acompañados por las personas mayores que están con ellos. Pasa de todo, y a veces hay abuso. Pero, en general, yo veo que las mujeres nos avisan de que tienen a los niños, y que no son suyos. Y yo las acompaño. También hay niños que están mendigando en las calles.
Ahora, los adolescentes, de entre 14 y 17 años, ya se aventuran. Nos llegan y nos dicen que dejaron a su familia, o que su madre murió en el camino, y que buscan una vida mejor. E intentan ganarse la vida en Marruecos y ayudar a su familia. Ellos se sienten como portadores de esperanza para sus familias.
Y con una responsabilidad que un niño no debería tener.
Sí. Es algo que nos impresiona, porque el niño tiene derecho a ser niño, y crece en condiciones muy precarias, sin posibilidad de estudiar ni de tener una atención de sus progenitores. Nosotros hacemos lo posible. En este campo, trabajan mucho las hermanas religiosas. Son las misioneras del Corazón de Jesús.