Las personas que piden ayuda no necesitan ser divididos de acuerdo a etiquetas religiosas
(C. Doody/Agencias).- «Una trampa para los cristianos de Oriente Medio». Así ha calificado el primado de la Iglesia católica caldea, Luis Rafael I Sako, el veto de Donald Trump a inmigrantes y viajeros musulmanes, así como la decisión de dar preferencias a los refugiados cristianos. «Es discriminatorio, provocador y representa una seria amenaza para los cristianos del país», apuntó.
«Cada política de acogida que discrimina a los perseguidos y a los que sufren por motivos religiosos», indicó el patriarca a Fides, «termina por perjudicar a los cristianos de Oriente Medio, porque entre otras cosas, proporciona argumentos a toda la propaganda y a los prejuicios que atacan a las comunidades autóctonas como ‘cuerpos extraños’, grupos apoyados y defendidos por las potencias occidentales».
«Estas palabras discriminan», añade el primado de la Iglesia caldea, a la que pertenece la gran mayoría de los cristianos iraquíes. «Crean y alimentan tensiones con nuestros conciudadanos musulmanes. Las personas que piden ayuda no necesitan ser divididos de acuerdo a etiquetas religiosas. Y nosotros no queremos privilegios. Nos lo enseña el Evangelio, y también lo mostró el Papa Francisco, quien acogió en Roma a refugiados de Oriente Medio, tanto cristianos como musulmanes, sin distinción».
Una avalancha de críticas y distintas manifestaciones tanto en los Estados Unidos como en el exterior se produjeron durante este último fin de semana, en respuesta al decreto, firmado el 27 de enero por el presidente Donald Trump.
Con su orden se cerrarán las fronteras por tres meses a todos los viajeros que provengan de siete países puntuales, y por 120 días a todos los refugiados del mundo. El decreto prohíbe la entrada a los viajeros de Yemen, Irán, Libia, Somalia, Sudán, Siria e Irak.
Deniegan la entrada a EEUU al arzobispo de Erbil, Iraq
«Soy uno de los que no pueden viajar. No puedo subirme al avión, y espero saber mañana si iré o no. Veremos». Quien habla así es Bashar Warda, arzobispo de Erbil, Iraq, quien se ha revelado ser una de las víctimas del veto de Trump a viajeros de países de mayoría musulmana.
Hablando con periodistas en Roma, Warda afirmó no saber al final podrán cumplirse los planes que tenía esta semana para viajar a Washington y hablar en el Congreso sobre la situación de los cristianos de Oriente Medio amenazados por la violencia del Daesh.
En sus comentarios a los medios el arzobispo de Erbil también dio voz a su preocupación por las 10.000 familias cristianas que se han refugiado en su diócesis desde el comienzo de la guerra, cuyos futuros serán seriamente perjudicados por las órdenes de Trump.
«Querríamos ver un mundo más pacífico, sin violencia, sin extremismos», lamentó Warda. Oriente Medio ha sufrido tanto en términos de víctimas y desplazados que «estamos cansados», prosiguió el arzobispo. La única certeza que afirma tener mientras se frustran todos los intentos de parar la guerra es la del «odio» que muestran los radicales cada vez que destruyen iglesias y saquean casas. Panorama ante el que, advirtió, «si no actuamos, más cristianos abandonarán el país».
En cuanto al destino de estos refugiados, Warda señaló que «quieren continuar sus vidas en Europa, Canadá, Australia o EEUU». Deseo, sin embargo, que impedirá incluso la «vía preferencial» de Trump para los refugiados cristianos. «Su decisión se lo hará más difícil», avisó el prelado. «No es fácil distinguir por sus nombres quién es cristiano y quién musulmán».
Todo una renuncia, a juicio del prelado, de los deberes humanitarios que caracterizan un buen gobernador. Más aún cuando hay otra opción clara y posible. «Si Trump pudiera usar su poder política para parar la violencia estaríamos muy agradecidos», le imploró Warda.
«Como cristianos, pedimos que nos ayuden a no tener que emigrar»
«A nosotros, los cristianos de Siria y Medio Oriente no nos gustan los discursos que hacen distinciones entre nosotros y los musulmanes cuando está en juego la justicia, la paz y la ayuda a los necesitados. Quien hace estas diferencias, alimenta el fanatismo y el extremismo«. Así se expresó el obispo caldeo de Alepo, monseñor Antoine Audo SJ, comentando las últimas declaraciones y disposiciones de Trump.
«Las medidas y las leyes», declaró a Fides el obispo caldeo, «deben ser justas y deben aplicarse por igual a todos, sin discriminación. Y como cristianos, pedimos que nos ayuden a no tener que emigrar, sino a poder tener paz en nuestros países, para poder continuar con nuestra vida y nuestro testimonio en la tierra donde nacimos».
Sobre el estado actual de Alepo, el obispo Audo reconoció que «sin duda ahora hay más seguridad, pero el futuro está marcado por las soluciones que tiene por delante toda Siria. Me parece percibir un cambio en el enfoque de la comunidad internacional. Se entendió que el problema de Siria no tiene una solución por la vía militar, sino que sólo se puede llegar a una solución con la política, involucrando a todos».