Teníamos relaciones en la parroquia a todas horas. Mañana, tarde y noche. Siempre había un montón de mujeres dando vueltas
(Jesús Bastante/Agencias).- Organizaba orgías con mujeres en una parroquia de Padua. «Teníamos relaciones en la parroquia a todas horas. Mañana, tarde y noche. Siempre había un montón de mujeres dando vueltas». La denuncia de una de esas mujeres sirvió de acicate para que, un mes después del escándalo, el obispo de Padua, Claudio Cipolla, pidiera perdón en una carta abierta por los actos del ya ex párroco de San Lázaro, Andrea Contin.
«Se trata de una herida dolorosa para nuestra Iglesia y sociedad», se lamenta el obispo, quien anuncia cómo el acusado admitió haber mantenido relaciones con al menos cinco mujeres en la rectoría. En un registro efectuado por la Policía -hubo acusaciones de proxenetismo-, se hallaron vídeos pornográficos que, en algunos casos, se guardaban etiquetados con nombres de Papas.
«Este mal, que hace tanto ruido, no me impide recordar y de ver tantos sacerdotes y diáconos que han sacrificado la vida en la coherencia, con humildad y fidelidad», asume monseñor Cipolla, mientras las denuncias superan ya la docena de mujeres. Incluso, según parece que admitió el sacerdote, «algunos hombres de color».
«Andrea Contin era un magnífico seductor capaz de mostrar su lado luminoso, reservando el lado tenebroso a los encuentros con mujeres reducidas a esclavas, subyugadas. Poder espiritual, poder sexual: ángel y demonio«, afirma Avvenire, el diario de los obispos italianos.
La publicación también conversó con Giovanni Brusegan, nuevo administrador parroquial de San Lázaro ante la partida de Contin, quien viajó a Croacia tras revelarse el escándalo. «He encontrado una comunidad que, a pesar de todo, está viva. Ciertamente, herida y desconcertada. Debe hacer las cuentas con una gran contradicción», reflexionó Brusegan, informa Infobae.
Como ya informamos, Andra Contin fue denunciado por «vivir con medios inmorales» y causar daño psicológico a las víctimas. El «harén» podría haber superado a las 15 mujeres, aunque fueron tres las que denunciaron al sacerdote ante el obispo, quien inició una investigación interna.
La diócesis local expresó, a través de un comunicado, que «los hechos bajo investigación son muy graves y duelen al obispo y a la comunidad cristiana«. También recordaba que la «investigación preliminar» aún no había terminado, y pedía respetar el derecho al honor y a la intimidad tanto del párroco como de sus presuntas víctimas.