Recién liberada tras tres años de ocupación por parte de los terroristas del Estado Islámico, la ciudad iraquí de Mosul recibirá la visita del Arzobispo de Lyon (Francia), Cardenal Philippe Barbarin, junto al Patriarca de los Caldeos, Mons. Louis-Raphael Sako.
Según informa la publicación francesa Famille Chrétienne, el Purpurado y el Patriarca repartirán unas 3.000 bolsas de comida en esta ciudad donde las iglesias han sido destruidas y donde sólo 5 familias cristianas han podido regresar a sus hogares.
De esta manera, el Cardenal Barbarin cumple su promesa realizada en diciembre de 2014 cuando, durante su visita a los cristianos desplazados desde Mosul a la ciudad de Erbil, en el Kurdistán iraquí, ofreció una imagen de Nuestra Señora de Fourvière destinada a la catedral de la ciudad de Mosul una vez que fuera liberada, y se comprometió a entregarla él mismo.
El Cardenal explicó que «nada más producirse la liberación de la ciudad el 9 de julio, llamé por teléfono al Patriarca Sako. Me explicó que en ese momento era muy peligroso ir a Mosul, pero que se pondría en contacto conmigo cuando se dieran las condiciones apropiadas. Hace unos días, me llamó para decirme que él iría a Mosul el martes 25 de julio. Pensé que todavía era peligroso, pero me dije que si él iba era porque consideraba que las condiciones lo permitían».
El Arzobispo de Lyon aseguró no tener miedo, «estamos en las manos del Señor. Es un viaje que comporta unos riesgos, pero si piso una mina o si alguien me mata, tres semanas más tarde el Papa nombrará un nuevo Arzobispo de Lyon y la música continuará». Sin embargo, sí que mostró temor por los miembros de su delegación, pero también mostró su confianza en Dios. «En julio de 2014 vinimos 80 personas. Yo recé al Señor y le pedí que todos regresáramos vivos a casa».
Por otro lado, la catedral maronita de san Elías, en el barrio histórico de Al-Jdayde, en Alepo, está sin tejado, dañada por los disparos de mortero recibidos que la devastaron durante el conflicto sirio. Aquí, precisamente, en la tarde del pasado 11 de julio, más de mil habitantes colmaron las derruidas naves de la iglesia a cielo abierto y la plaza para poder asistir a la Misa en Do Menor de Wolfgang Amadeus Mozart, interpretada por 45 músicos y 27 coristas de la Orquesta sinfónica de Damasco junto a los miembros del coro Naregatsi, animado por las comunidades cristianas locales.
«Esta iniciativa -declaró monseñor Joseph Tobji, arzobispo de Alepo de los maronitas- representa en sí misma una señal muy fuerte, de gran impacto simbólico y que puede ser notada por todos: en una iglesia devastada, donde todo se ve destruido, reflorece la vida y se comienza de nuevo».
El concierto se realizó con la colaboración de la asociación francesa «L’Oeuvre d’Orient», y fue dirigido por el padre Yeghiche Elías Janji, sacerdote armenio católico y musicólogo, que incluso en tiempos de guerra no dejó de realizar conciertos en varias ciudades sirias, y que años atrás había ejecutado la obra de Mozart ante el papa Benedicto XVI.
(RD/Agencias)