El "caso Shanley" fue la espoleta para una investigación del Boston Globe, que ganó el premio Pulitzer y que acabó sacando a la luz centenares de casos de abusos, lo que provocó la dimisión del cardenal de Boston, Bernard Law
(J. Bastante/Agencias).- Es uno de los depredadores de menores más conocido de la reciente historia de la Iglesia católica. Sus atrocidades fueron demostradas en la famosa investigación del Boston Globe que dio pie a «Spotlight». Ahora, doce años después de su entrada en prisión, Paul R. Shanley, el ex sacerdote condenado por violación a menores, acaba de ser puesto en libertad.
Shanley, quien abusara de menores en la década de los 80 ante la pasividad y el ominoso silencio del entonces cardenal de Boston, Bernard Law, permanecerá en libertad condicional durante los próximos diez años (ahora tiene 86), y no se le permitirá contacto alguno con niños y adolescentes.
En un escueto comunicado, la portavoz del Departamento de Correcciones de Boston, Clara Savelli, informó que «Paul Shanley fue liberado del centro correccional Old Colony en Bridgewater, Massachusets, este 28 de julio de 2017, al expirar su sentencia».
La puesta en libertad de Shanley fue duramente criticada por la fiscal del distrito, Marian T. Ryan, quien consideró al ex sacerdote una persona «sexualmente peligrosa», a pesar de su edad. Sin embargo, los expertos forenses concluyeron que el anciano cumplía los criterios legales y psicológicos de peligrosidad para este tipo de delincuentes, y propusieron su puesta en liberad.
Pese a ellos, se ha concluido que se trata de un delincuente sexual de nivel 3 (el más propenso a reincidir), y ha publicado su foto, su historia criminal y la dirección en la que residirá, en la ciudad de Ware.
Los expertos que examinaron a Paul Shanley concluyeron que continuaba siendo un pedófilo activo, con interés en los menores, pero que por su edad la probabilidad de que pudiera reincidir era mínima, de modo que ayer por la mañana, el religioso fue liberado.
Las víctimas, por su parte, han mostrado su indignación por la salida de la cárcel del pederasta. Así, Robert Hoatson, cofundador y presidente de Road To Recovery, organización que ayuda a sobrevivientes de abuso sexual, calificó de «escandalosa» la liberación de Shanley. «Se trata de alguien que dejó un reino de terror en toda la zona de Boston».
Shanley fue uno de los pocos sacerdotes que se enfrentaron a cargos criminales por abuso infantil, siendo declarado culpable por el Tribunal Superior de Middlesex de dos cargos de violación de un niño y dos de agresión indecente contra otro menor de 14 años.
Un hombre acusó a Paul Shanley de haberlo molestado sexualmente en continuadas ocasiones cuando era niño; el sacerdote lo sacaba insistentemente de sus clases dominicales de catecismo para cumplir con lo que llamaba ‘deberes especiales’.
A pesar de que la defensa de Shanley argumentó que se trataba de experiencias falsas y que el afectado había inventado los sucesos cuando estalló el escándalo por pedofilia en la archidiócesis de Boston, en enero de 2002, el jurado a cargo del caso reconoció la culpabilidad de Shanley, y lo condenó a una pena de 12 a 15 años de cárcel, si bien la Fiscalía pedía prisión perpetua.
El «caso Shanley» fue la espoleta para una investigación del Boston Globe, que ganó el premio Pulitzer y que acabó sacando a la luz centenares de casos de abusos, lo que provocó la dimisión del cardenal de Boston, Bernard Law, quien acabó sus días protegido por la Santa Sede, que no concedió su extradición a Estados Unidos para ser investigado por su inacción ante los casos de pederastia, limitándose a trasladar a los sacerdotes de lugar, y ejemplificando la política de silencio y victimización de los abusados.
Una situación que, desde la llegada al Papado de Joseph Ratzinger, y posteriormente de Francisco, se ha modificando, apostando por la «tolerancia cero»... aunque queda mucho por hacer.