Para defender los intereses de los más débiles, no podemos correr el riesgo de dar el pretexto, aunque sea falso, de colaborar con los traficantes de seres humanos
La Iglesia italiana sumó este jueves su respaldo al «código de conducta» que el gobierno del país europeo busca imponer a las ONGs que trabajen en el Mediterráneo como condición para poder operar en sus puertos.
«Reivindico con vigor la necesidad de una ética de la responsabilidad y del respeto de la ley», afirmó el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), Gualtiero Bassetti.
«Para defender los intereses de los más débiles, no podemos correr el riesgo de dar el pretexto, aunque sea falso, de colaborar con los traficantes de seres humanos», agregó el cardenal italiano citado por la edición online del diario La Repubblica.
El apoyo de la Iglesia se da después de que incluso una parte del gobierno criticara el código de 13 puntos que el ministerio del Interior quiere hacer firmar a las ONGs que actúan en el salvaje de vidas en el Mediterráneo como condición para poder operar y hacer desembarcos en sus puertos.
En ese marco, y mientras el ministerio del Interior italiano reveló a inicios de agosto que el número de desembarco de migrantes se redujo en los primeros meses del año casi un 3% con respecto a 2016, el propio primer ministro Paolo Gentiloni se sumó en primera persona a la defensa del código y esta semana aseguró que «es una parte fundamental de una estrategia que tiene el gobierno sobre el tema de la inmigración».
A mediados de julio, el ministro del Interior, Marco Minniti, impulsó un código para comprometer a las ONGs que trabajan en el Mediterráneo a respetar 13 puntos de conducta, entre ellos la posibilidad del registro con personas armadas de las fuerzas de seguridad italiana de naves que operen en aguas internacionales rescatando migrantes a la deriva desde las costas africanas.
Entre las organizaciones, el panorama está dividido entre las que aceptaron el acuerdo, como Save the Children y las que lo rechazan, como Médicos sin Fronteras.
Además, el código que Italia busca convertir en una habilitación de hecho para poder usar sus puertos y que tiene el respaldo de Bruselas, pide a las ONG no entrar en aguas libias «salvo en situación de grave e inminente peligro» y, siempre que sea posible, recuperar las embarcaciones y los motores usados por los migrantes o los traficantes de personas.
De todas formas, el código aún es visto por recelo por el ala demócrata cristiana del gobierno, con el ministro de Infraestructura Graziano del Rio como portavoz de las críticas en los últimos días al considerar que la «prioridad» debe ser «salvar vidas».
(RD/Télam)