Cuando se hizo público el escándalo, el arzobispo de Lyon visitó al Papa y negó cualquier tipo de acusación. "Nunca, nunca, nunca he encubierto el mínimo acto de pederastia", aseguró
(J. Bastante).- Un nuevo escándalo salpica a la Iglesia francesa. El cardenal de Lyon, Philippe Barbarin, será juzgado el próximo mes de abril, acusado de no denunciar agresiones sexuales a menores cometidas por el sacerdote Bernard Preynat, en su diócesis, hace ahora un cuarto de siglo.
Barbarinn había sido exonerado el pasado mes de julio por una investigación sobre encubrimiento y omisión del deber de socorro. Sin embargo, los demandantes siguieron adelante y lanzaron un proceso de citación directa ante el tribunal, que ha dictaminado su toma en consideración.
Junto al cardenal, también se ha solicitado la comparecencia de otras cinco personas, entre las que destaca el actual prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el español Luis Ladaria; el arzobispo de Auch, Maurice Gardès; y el , y al obispo de Nevers, Thierry Brac de la Perrière, aunque en estos casos únicamente en calidad de testigos.
La decisión judicial reabre el caso, después de que en julio se cerrara la investigación por encubrimiento. en ese momento, la diócesis emitió un comunicado en el que aseguraba que el cardenal «no tuvo intención de impedir la accción de la justicia«, y tildaba las acusaciones de «difamatorias».
En diciembre del pasado año, Barbarin reconocía en una entrevista con ‘Le Parisien’ haberse dado cuenta «tarde» de los casos de abusos de Preynat. En la misma, aseguró entender la «enorme indignación» de las víctimas, y anunciaba que había pedido al Papa que se pudiera juzgar canónicamente al sacerdote abusador, a pesr de que los hechos habían prescrito.
Cuando se hizo público el escándalo, el arzobispo de Lyon visitó al Papa y negó cualquier tipo de acusación. «Nunca, nunca, nunca he encubierto el mínimo acto de pederastia«, aseguró, si bien pocas semanas después la diócesis emitía un comunicado afirmaba que el obispo se veía «en la obligación de asumir todo el mal cometido por algunos curas y pedir personalmente perdón por los daños que causaron abusando sexualmente de los niños».