El Papa no tiene ninguna otra fuerza aparte de las de los valores humanos y espirituales
(Cameron Doody).- En su visita a Bangladesh, prevista para finales de este mes, «el Papa ciertamente hablará de la paz y la armonía», pero no se centrará políticamente en un único tema, como la tragedia de los rohingya. Esa es la previsión del cardenal de Daca, Patrick D’Rozario, quien ha explicado que esta aversión del Papa a la política pura y dura responde solo a su estatus como líder espiritual, o, en palabras del purpurado: como la «conciencia del mundo».
El Papa y el Vaticano «siempre se ponen de parte de los oprimidos, los explotados y la lucha por la justicia y la democracia… Así es como funciona… no a favor de uno y en contra del otro«, ha explicado el cardenal a Prothom Alo. Aunque eso sí, reconoce D’Rozario, el pontífice ha llegado a usar la palabra ‘persecución’ para describir lo que le está pasando a la minoría musulmana anteriormente del estado birmano de Rakhine: un término que suena tan político, si bien no tan fuerte, como ‘genocidio’ o ‘limpieza étnica’.
Pero si el obispo de Roma pronuncia la palabra ‘persecución’ para calificar la tragedia de los rohingya, es solo para hacer hincapié en la dimensión humana del problema, no en sus diversos vertientes políticos. Como lo explica D’Rozario: el Papa «habla por los perseguidos y los pobres estén dónde estén… pero antes que nada es un líder espiritual y toma posición de lado de los valores morales y espirituales de la humanidad». Nos recuerda al hacerlo, además, que «en una situación trágica, las preocupaciones humanitarias deben ser primero y no las políticas, étnicas, religiosas o históricas».
«Lo más importante es la gente. La gente ha sido desplazada y perseguida, y la humanidad ha sido atacada», manifiesta D’Rozario, añadiendo que, por todo lo anterior, la más urgente obligación ahora es «tomar parte con ellos». Y eso lo ha hecho la Cáritas -«inspirada por el Papa Francisco»- está atendiendo actualmente a unas diez mil familias en los campos de refugiados rohingya.
Dicho esto, no es que el Papa esquive ninguna responsabilidad política que tenga con respecto a la suerte de los rohingya, sino que «respeta sus propios límites», continúa explicando el cardenal D’Rozario. «No es que la evite [la política], porque su papel es el de una especie de conciencia del mundo». El purpurado especifica que el pontífice «hablará de diferentes temas pero en niveles distintos, los niveles de los valores, derechos y paz humanos»: nunca pretendiendo, mientras tanto, «tener ninguna otra fuerza» a su disposición «aparte de las fuerzas de los valores humanos y espirituales».
Y en cuanto a la actitud del Papa hacia el país que visitará tras su paso por Myanmar, el cardenal D’Rozario revela que Francisco «ama a Bangladesh», y «sabe que el pueblo atesoran valores humanos y espirituales». La sensación de amor del Papa por el pueblo es mutua, continúa el purpurado de Daca, hasta el punto en el que la Iglesia bangladesí ha traducido dos de sus escritos en bengalí. Y con respecto a lo que el Papa puede decir al pueblo que tanto ama, D’Rozario está seguro que su mensaje será de inclusión, ya que el Papa «es siempre inclusivo, nunca exclusivo».
«La gente que hace injusticias hay que verla en su totalidad», parafrasea D’Rozario el pensamiento del Papa Bergoglio. «Cuando una persona hace mal, sus actos son malos pero aquella persona no está condenada como malo para siempre. No podemos excluir de nuestro amor y cuidados aquellos que hacen mal».
