Nueva carta de los Maristas Azules de Alepo

¿Hay que esperar que la guerra acabe en toda Siria?

La comunidad desarrolla multitud de proyectos para cristianos y musulmanes

¿Hay que esperar que la guerra acabe en toda Siria?
La "alineación" de los maristas azules Maristas Azules

¿Por qué no se habla de las matanzas provocadas por los bombardeos de los barrios civiles de Damasco como "Bab Touma" o "Kassa'a"?

(H. Georges Sabé, en nombre de los Maristas Azules).- Esperabais carta nuestra. Además de las noticias sobre los diferentes proyectos de los Maristas Azules, queréis información acerca de la situación de la ciudad de Alepo, de Afrín y especialmente de lo que está ocurriendo en Damasco y en el resto del país.

Alepo fue liberada en diciembre del 2016 y, desde entonces, los bombardeos han cesado, las carreteras cortadas se han reabierto, el suministro de agua llega con bastante regularidad a todas las casas y la electricidad sigue estando racionada. Hay gente que se desplazó a zonas del interior y que intenta volver a sus casas en los barrios orientales de la ciudad. Los pequeños comerciantes van abriendo sus negocios.

En algunos barrios ya se han retirado todos los escombros. Y es ahora cuando nos damos cuenta de la desolación que ha vivido el pueblo bajo la presión de elementos armados como el «Frente Al Nosra» o el «Daesh» islámico.

 

Hay familias que siguen marchándose

Colegios y universidades funcionan normalmente. La situación de Alepo se acerca a la normalidad, si no fuera por la situación económica que es catastrófica, y por el regreso definitivo de los desplazados del exterior. Por desgracia, para millares de familias que emigraron, el retorno no figura como prioridad en sus agendas. Mientras leéis esta carta, hay familias que siguen marchándose. ¿Hay que esperar que la guerra acabe en toda Siria? ¿Qué futuro nos espera? Varios focos bélicos se mantienen en el país…

Me gustaría puntualizaros la situación de Afrín, una ciudad del noroeste de Siria, poblada mayoritariamente por kurdos, y fronteriza con Turquía. Hace unos meses, el presidente turco declaró la guerra a los kurdos: el ejército invadió el territorio sirio con ataques aéreos muy mortíferos y con una ofensiva por tierra. Ahora ocupan unos cien pueblos en torno a Afrín, que ha quedado asediada. No podemos olvidar que este territorio es parte de la provincia de Alepo y que los habitantes de esta región, aun siendo de etnia kurda, son ciudadanos sirios.

 

 

La situación en Damasco

En Damasco, la situación es gravísima. Hace ya varios años que los elementos armados del «Frente Al Nosra», con otras milicias, ocupan toda la zona de Damasco llamada La Ghuta. Estos yihadistas no cesan de bombardear los suburbios de Damasco, matan a civiles y destruyen todo. Después de la liberación de Homs, Alepo y Deir-el-Zor, el ejército sirio decidió liberar este enclave.

Esta guerra de liberación ha provocado muchos muertos, heridos y sufrimiento entre los civiles, que se convirtieron en rehenes de los yihadistas; lo lamentamos profundamente. Pero no debemos olvidar que los ataques aéreos del ejército americano que ayudaron a liberar Mosul y posteriormente Raqqa, causaron muchas más víctimas civiles. Y, como de costumbre, cada vez que los elementos armados estrechan el cerco, los medios de comunicación occidentales empiezan a hablar de crisis humanitaria, de ataques químicos, para preparar la opinión internacional ante una posible intervención militar contra el gobierno sirio. Ofrecen una imagen parcial de lo que está ocurriendo.

En las redes sociales, abundan imágenes fabricadas o copiadas de otras guerras; fotografías que no muestran más que niños y civiles; nunca personas armadas, objetivo de la ofensiva. Con vosotros, me pregunto: ¿Por qué no se habla de las matanzas provocadas por los bombardeos de los barrios civiles de Damasco como «Bab Touma» o «Kassa’a»? ¿Por qué los medios de comunicación occidentales y sus gobiernos no cuentan el drama cotidiano de los habitantes de Damasco?

 

No quedan motivos para ser optimista

El prudente optimismo que teníamos hace algunos meses respecto al final de la guerra y al restablecimiento de una paz verdadera, se ha transformado en creciente pesimismo, pues la situación en Siria se ha convertido en un embrollo imposible de deshacer. Con el ejército turco en el noroeste, las tropas americanas, que apoyan a las milicias kurdas, en el noreste, las incursiones israelíes por el sur, y la situación en Damasco y la Ghuta, no quedan motivos para ser optimista.

Menos mal que entre los periodistas hay personas serias y rectas que, arriesgando sus vidas, vienen a observar la realidad sobre el terreno. Uno de ellos, Iván, del Diario de Navarra, ha pasado más de una semana entre Damasco y Alepo; ha experimentado lo que significa la guerra, el miedo, la angustia de la población, y ha podido constatar unas destrucciones inimaginables.

 

La fuerza vital del pueblo sirio

Si me he alargado hablando de la guerra en los inicios de esta carta, no es porque quiera mostrar un rostro de muerte y de miedo; al contrario: quiero hablar de la fuerza vital que tiene el pueblo sirio. ¡Queremos vivir, y vivir con dignidad! ¡Vivir en paz! ¡Vivir libres de toda opresión! ¡Vivir lejos del sufrimiento!

Hoy, nosotros, Maristas Azules, hemos acogido a un niño de 5 años, M. Tiene la cara, las manos y los pies completamente quemados. Su rostro desfigurado me atormenta; me quedo sin palabras. Sólo tengo fuerza para denunciar una guerra que se va prolongando, que se eterniza. ¡Basta!, dicen nuestros amigos españoles. Kafa! decimos en nuestra lengua árabe.

Afortunadamente, hay soles que vienen a rescaldar nuestra vida y a iluminar nuestra vida cotidiana un tanto sombría. Uno de esos soles es Sumaya Hallak, una joven suiza, originaria de Alepo, nieta de un gran poeta de aquí. Vino a estar ocho días con nosotros y para nosotros. Junto a Marie-Laure, realizadora, y Sawsan y Rand, dos muchachas que estudian conservatorio en Damasco, Sumaya se ha encargado de la animación, mañana y tarde, de talleres de canto, de danza y de terapia ante los traumas de guerra, para todos nuestros grupos: los niños de «Aprender a crecer» y de «Quiero aprender», los adolescentes del «Centro de habilidades», las señoras del proyecto «Desarrollo de la mujer», y todos los monitores y monitoras. Sumaya nos ha traído alegría y un poco de felicidad. Ha prometido que volvería en abril y en verano.

 

 

 

Proyectos de los Maristas Azules

El proyecto «Educación y desarrollo de la mujer» es una fuente de gozo y de orgullo para nosotros. Treinta mujeres de más de 30 años, y otras tantas muchachas más jóvenes, participan dos veces por semana en talleres interactivos sobre temas que les interesan: cómo gestionar un presupuesto familiar, el reciclado de los alimentos, el matrimonio precoz, la higiene y los trastornos ginecológicos, etc. Las participantes vienen de diferentes contextos, y han ido creando entre ellas unas relaciones muy fraternas. Se las ve tan felices que ninguna se ausenta. El curso dura dos meses; lo volveremos a organizar con otras participantes.

Con el «MIT» y el proyecto «Job», colaboramos en la reconstrucción de las personas, de las familias y del país. Además de los talleres de tres días que llevamos organizando hace ya más de cuatro años, la semana pasada empezamos la 5ª sesión del tema «Cómo crear tu propio mini-proyecto». Veinte adultos van a dedicar 42 horas a aprender y a aplicar los elementos básicos de estimación de costes, rentabilidad, marketing… a su propio proyecto.

Cuando lo tengan bien elaborado, lo presentarán a un jurado. Nosotros, los Maristas Azules, financiamos los mejores proyectos utilizando criterios de viabilidad, de rentabilidad, de durabilidad y de creación de empleo. De este modo, ayudamos a las familias a vivir con dignidad, sin tener que depender de las ayudas recibidas durante los años de guerra y, al mismo tiempo, generamos empleo en un país con tantísima necesidad, dado el estancamiento actual de la economía.

Una de las grandes satisfacciones fue la clausura del programa «Civiles heridos de guerra». Coincidiendo con el 5º aniversario de su creación, en noviembre de 2017 lo consideramos cerrado, pues las razones que motivaron su creación habían desaparecido. Alepo, en efecto, lleva 14 meses libre de acciones bélicas, gracias a Dios.

Celebramos la clausura con una cena de familia que reunió a los tres socios del proyecto: los médicos del Hospital San Luis, las religiosas del hospital y los miembros del equipo de Maristas Azules. El Dr. Nabil Antaki presentó un Power Point que recogía toda la historia del proyecto, su espíritu, sus realizaciones y su financiación. Luego se entregó a todos los participantes un certificado de reconocimiento y una medalla de plata conmemorativa (ofrecidas por un bienhechor): en una cara aparece el logo del proyecto y en la otra el logo de los Maristas Azules. Han sido cinco años de entrega gratuita para atender a centenares de heridos muy graves y salvar decenas de vidas; de generosidad sin límites en acciones médicas e intervenciones quirúrgicas por parte de los doctores; de atenciones sanitarias ejemplares, y de un amor infinito por parte de las religiosas y del grupo de enfermeros; una financiación sin restricciones y una administración sin fisuras por parte de los Maristas azules.

Ayer tuvimos fiesta en nuestra casa. Celebramos la 4ª ceremonia de entrega de diplomas; esta vez correspondió a diez señoras que, durante cuatro meses, han participado en las sesiones de nuestro proyecto «Corte y Confección». Ya han adquirido la destreza necesaria para lanzarse al mercado laboral, y también para contribuir a sus necesidades familiares.

Nuestro proyecto de reciclado de ropa «Heart Made» va de maravilla. Ante todo, da trabajo a 11 personas; y los modelos que salen del taller son verdaderamente magníficos; se venden en una tienda del centro de la ciudad, lo que nos permite la autofinanciación del proyecto.

 

Programas de asistencia

Nuestros programas de asistencia siguen como de costumbre. «Los Maristas Azules por los desplazados» distribuye mensualmente bolsas de alimentos, productos de higiene y dinero en contante (ofrecido por Caritas-Polonia) a familias desplazadas o carentes. A los desplazados se les ayuda también a pagar el alquiler del apartamento donde se alojan. En Navidad, todos los miembros de las familias que atendemos (más de 4.000) recibieron ropa y calzado nuevos. En Pascua se les ofrecerá carne y un cesto de fruta.

El «Programa médico» ayuda a financiar las 150 acciones médicas que se realizan al mes: operaciones de cirugía, hospitalización, recetas, análisis de laboratorio, rayos X, que los enfermos, empobrecidos por la guerra, son incapaces de pagar.
La «Gota de leche» contribuye al crecimiento físico y mental de unos 3.000 niños de menos de 11 años, proporcionándoles leche cada mes.

 

 

Proyectos educativos

Los proyectos educativos son también pequeños soles de nuestro firmamento. La felicidad de los niños de «Aprender a crecer» y de «Quiero aprender» sólo es comparable a la de sus 24 monitoras y monitores. En estos días, los pequeñines están preparando la fiesta de las madres, que nosotros celebramos el 21 de marzo. El

«Centro de habilidades» lleva a cabo proyectos muy interesantes para los adolescentes; entre ellos, varios programas de solidaridad con ocasión de la Cuaresma.
Gracias a su asiduidad y al esfuerzo de sus educadores, el proyecto «Erradicación del analfabetismo» ha conseguido que varios adultos analfabetos sean ahora capaces de leer un texto. Otros adultos, hombres y mujeres, están ya en el 4º nivel del proyecto «Esperanza» para el aprendizaje del inglés. Sienten el orgullo de poder ayudar a sus hijos en sus estudios y de mantener una conversación.

 

Las Cartas de Alepo

Antes de acabar, quisiera comunicaros una gran noticia. A petición de muchos de nuestros amigos, próximamente vamos a publicar un libro escrito por Nabil Antaki y yo mismo. Se titulará «Las Cartas de Alepo» y será publicado por las ediciones l’Harmattan. Es una compilación de todas las cartas que hemos ido escribiendo durante estos años de guerra, enriquecida con extractos de entrevistas y otros textos. En realidad, el libro está ya en la imprenta y pronto estará disponible en las librerías.

En «Las Cartas de Alepo» presentamos un cuadro de la situación, relatamos los sufrimientos de los desplazados, la miseria de los pobres, la angustia de los moradores y la atrocidad de la guerra; describimos igualmente nuestra respuesta a esos dramas mediante la compasión, el acompañamiento, la solidaridad y el don de sí, a través de los Maristas Azules.

Nos acercamos a la Pascua, tiempo de celebrar la muerte y resurrección de Cristo. Todos estamos invitados a orar al Señor de la vida para que nos dé «su PAZ«: una Paz de justicia y de perdón, una Paz que acepta al otro tal cual es, una Paz que tiende la mano, una Paz que rechaza la violencia, una Paz que se traduce en gestos de misericordia, una Paz que toca el corazón de piedra de las personas para transformarlo en corazón de carne, una Paz que anuncia la civilización del amor, una Paz que realiza en nuestra tierra la voluntad de Dios.

Os deseamos que viváis esa Paz y que, a través de vosotros, irradie en nuestro mundo.

 

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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