La propuesta busca introducir la obligatoriedad de exponer el crucifijo en las escuelas, universidades públicas, hospitales, cárceles, estaciones, aeropuertos, sedes diplomáticas, "en un lugar elevado y bien visible"
(J. Bastante/Agencias).- El polémico ministro del Interior italiano, Mateo Salvini, parece convencido en hacer de la religión un objeto político. Si durante la campaña sorprendió (y molestó) a muchos católicos utilizando el rosario y el Evangelio para justificar la expulsión sumaria de refugiados, ahora hace lo propio con el crucifijo, que quiere sea obligatorio en los edificios públicos.
Así, Salvini ha presentado una propuesta de ley para introducir la obligatoriedad de exponer el crucifijo en las escuelas, universidades públicas, hospitales, cárceles, estaciones, aeropuertos, sedes diplomáticas, «en un lugar elevado y bien visible».
La propuesta del partido ultranacionalista La Liga, que implica la introducción del crucifijo en absolutamente todos los edificios públicos de Italia, prevée multas de hasta 1,000 euros para aquellas personas o instituciones que retiren «el emblema de la cruz o del crucifijo del edificio público en el cual esté expuesto», se lee en el texto.
La formación liderada por Salvini revive así una batalla histórica que, sin embargo, no ha sido recibida con entusiasmo por un amplio sector de la Iglesia católica italiana, crítica con la política migratoria emprendida por el ministro de Interior transalpino. Ayer, el semanario ‘Famiglia Cristiana‘, abría su portada con un significativo ‘Vade Retro Salvini’, que provocó la protesta del ministro.
«La cruz es una señal de protesta contra el pecado, la violencia, la injusticia y la muerte. No es nunca una señal de identidad«, denunció Antonio Spadaro, director de Civiltà Cattolica, la histórica revista fundada por la Compañía de Jesús, referente de las publicaciones católicas en Italia.
Usare il #crocifisso come un #BigJim qualunque è blasfemo.
La croce è segno di protesta contro peccato, violenza, ingiustizia e morte. Non è MAI un segno identitario. Grida l’amore al nemico e l’accoglienza incondizionata. È l’abbraccio di Dio senza difese. Giù le mani! pic.twitter.com/0fxBJZLY8B— Antonio Spadaro (@antoniospadaro) 24 de julio de 2018
La iniciativa ha sido criticada por una parte de la oposición mientras que Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi, ha reivindicado la paternidad de la propuesta. «Creemos que es un símbolo identificativo que representa nuestra historia, no sólo religiosa sino también cultural y de valores», defendió Annagrazia Calabria, líder de la sección jóvenes de Forza Italia.
«Un gobierno que se respete debería, antes que nada, dotar a las escuelas de profesores cualificados y retribuidos adecuadamente, gimnasios accesibles y, sobre todo, edificios seguros», denunció Laura Boldrini, expresidenta de la Cámara de los Diputados y diputada del partido progresista Liberi e Uguali, escisión del Partido Democrático, muy crítica con la propuesta liguista.